2018 junio
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Thriller policíaco a cargo del británico Mike Figgis (“Leaving Las Vegas”), que tiene como protagonista a un agente (Andy García) de asuntos internos, el departamento especializado en controlar y vigilar el comportamiento de los miembros del cuerpo policial, que según llega a su puesto se percata de la existencia de una red de corrupción que parece que está controlada por un agente (Richard Gere) de excelente reputación. Poco a poco se irá obsesionando con el caso, a pesar de los problemas en que entra como consecuencia de ello. “Internal Affairs” es un film tan sólido como entretenido, que además cuenta con dos excelentes papeles de Richard Gere y Andy García, cuyo enfrentamiento en pantalla parece ser que además se trasladó también fuera de la misma. Algunas secuencias, por lenguaje e incorrección, quizá sería dificil que pudieran verse en un film actual dirigido a una amplia audiencia como lo era éste.

Adaptación de una novela de Ray Bradbury escrita para la pantalla por el mismo escritor, que tiene como protagonistas a dos jóvenes que viven en un pequeño pueblo norteamericano al que una noche de principios de otoño llega una extraña feria liderada por Mr. Dark (Jonathan Price), un individuo con diabólicos poderes que parece querer satisfacer las fantasías secretas de los habitantes del pueblo. Mr. Dark tratará de abducir a los dos jóvenes, que reciben la ayuda del padre de uno de ellos (Jason Robards). Producida por Walt Disney en una época en que parecían apostar por un cine más adulto (en esta misma época se produjo también “The Black Cauldron”, estrenada en 1985), el film fue encargado al director de “The Innocents”, Jack Clayton, pero sin embargo es una película fallida (con cambios de última hora, eliminando y añadiendo nuevas secuencias a cargo de otro equipo, e incluso una nueva banda sonora a cargo de James Horner) que no es capaz de satisfacer ni al público adulto ni al más joven, seguramente incapaz de entender los temas (la lucha del bien contra el mal) de la novela de Bradbury.

Continuación del éxito sorpresa de 1979, al cual mejora en todos los aspectos, y que tiene como protagonista al mismo personaje interpretado por Mel Gibson, en el papel que lanzó al actor a la fama. La trama, ambientada en un futuro apocalíptico en el que la escasez de petróleo ha llevado a que existan grupos organizados para el robo de gasolina, tiene de nuevo como protagonista a Max, que en esta ocasión decide ayudar a un grupo que posee una refinería de gasolina en mitad del desierto, la cual está cercada por una peligrosa banda ávida de obtener esta fuente de energía. Todo ello no es más que una mera excusa para que George Miller filme una serie de secuencias de acción y persecuciones de una gran fisicidad, en las que la puesta en escena y el trabajo del equipo de especialistas resultan espectaculares al ritmo de la banda sonora de Brian May. Gibson, en la línea de los primeros papeles de Eastwood en cine, tiene tan poco diálogo como una extraordinaria presencia en pantalla, en un film que en cierto modo parece una versión salvaje de “Shane” (George Stevens, 1952).

Tercera y última colaboración cinematográfica entre Harold Pinter, que en esta ocasión adapta una novela de L.P. Hartley, y el cineasta norteamericano Joseph Losey, tras sus trabajos previos en “The Servant” y “Accident”. Una vez más ambientada en Inglaterra y con el tema de los estamentos sociales como fondo, la historia está centrada en Leo, un joven muchacho que va a pasar el verano junto con un compañero de colegio perteneciente a la alta sociedad. En la casa de la campiña en que estos viven todos se esfuerzan en acoger al joven, aunque entabla una relación especial con la hermana de su amigo (Julie Christie) y con un vecino granjero (Alan Bates). Desconociendo que ambos son amantes secretos, el joven se presta a hacer de correo de los mensajes que se envían. Edward Fox, Michael Redgrave, Michael Gough, Dominic Guard y Margaret Leighton completan el reparto de una película cuyo argumento se va clarificando muy lentamente pero con suma precisión, con una temática muy en la línea de las anteriores colaboraciones de Pinter y Losey (en las que la hipocresía de los personajes, o sus motivaciones ocultas, juegan un papel esencial) y notables resultados.

Adaptación de una novela de Nicholas Mosley, que supuso la segunda colaboración cinematográfica entre el dramaturgo Harold Pinter, autor del guión cinematográfico, con el director norteamericano Joseph Losey, sólo cuatro años después del éxito obtenido con la magnífica “The Servant”. Como en aquél título, el peso de la narrativa se centra en Dirk Bogarde, encarnando aquí a un profesor de Oxford que junto con uno de sus colegas (Stanley Baker), inicia una relación de amistad con una joven pareja de estudiantes (Michael York y Jacqueline Sassard). Una noche, yendo a la casa del profesor, los jóvenes sufren un accidente de coche. Un largo flashback mostrará todas las situaciones de celos e hipocresía que han llevado hasta dicha situación. No es “Accident” un film sencillo de seguir y apreciar al menos en un primer aproximamiento, ya que todas las relaciones y situaciones que va desarrollando el guión de Pinter son un cúmulo de detalles que la narrativa dque un críptico Losey únicamente aclara parcialmente hacia su final y, aunque en su conjunto es un film apreciable, quizá tampoco esté a la altura del tercer trabajo del guionista y el director, la más conocida “The Go-Between”.

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