2018 diciembre
-1
archive,date,bridge-core-3.3.2,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,bridge,qode-optimizer-1.0.4,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode-smooth-scroll-enabled,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-8.0,vc_responsive

Retorno del cineasta mexicano Alfonso Cuarón a su país natal, circunstancia que no se producía desde “Y Tu Mamá También” (2001). En esta ocasión, el oscarizado director de “Gravity” (2013) narra una historia que parece ser que tiene mucho de autobiográfico, ambientada en el barrio de México DF en el que creció y cuyo nombre titula al film. Casi todo lo que ocurre en el mismo gira en torno a Cleo (Yalitza Aparicio), una de las sirvientas que trabajan en casa de una familia de clase alta en la que el padre, doctor de profesión, está a punto de abandonar a la madre (Marina de Tavira) y sus cuatro hijos. La existencia de Cleo en la casa es tranquila, hasta que conoce a Fermín (Jorge Antonio Guerrero), un joven que la deja embarazada y se desentiende de ella. A partir de ahí su cotidiana existencia se vuelve más complicada, a pesar del apoyo de la familia para la que trabaja. Con una larga duración (135 minutos) y estreno, tras un breve paso por algunas salas de cine, directamente en Netflix, parece ser que “Roma” es un proyecto muy personal del realizador de “Children of Men”, quien trata de ofrecer una mirada objetiva sobre los hechos que muestra en pantalla, aunque el drama tarde demasiado en aparecer y, curiosamente, cuando lo hace, parezca forzado y sentimental, lo que no ha impedido que el film esté siendo muy elogiado en su estreno.

Debut en la dirección del hasta entonces guionista Walter Hill, con la que el que también es co-productor de toda la saga de “Alien” inició una curiosa e interesante carrera como realizador, que le llevaría a ser el artífice de algunos títulos emblemáticos de finales de los 70 y principios de los 80, como “The Warriors”, “48 Hrs” o “Streets of Fire”. En esta ocasión, a tenor de los créditos, parece que Hill se hizo con una historia ajena y reescribió el guión, con un argumento ambientado en la época de la gran depresión y que tiene como protagonista a un hombre de pocas palabras (Charles Bronson) que, a través de un corredor de apuestas (James Coburn), se adentra en el mundo de la lucha para ganar un poco de dinero y salir adelante. No es una gran historia, ni particularmente emocionante, pero el conjunto es una pequeña película sin pretensiones, bien realizada y bien interpretada, con cierta melancolía producida por los personajes (en su mayoría perdedores) que aparecen en pantalla, que se deja ver con interés y agrado. La mujer de Bronson, la británica Jill Ireland, Strother Martin y Margaret Blye completan el reparto. El entonces montador de Sam Peckinpah y futuro realizador Roger Spottiswoode se encargó de las labores de edición.

Gloriosa adaptación cinematográfica de una obra de teatro de Ferenc Molnar, trasladada por Billy Wilder y su socio habitual en labores de escritura, I.A.L. Diamond, a Berlín nada menos que en 1961: un ejecutivo de Coca-Cola (James Cagney) ve alterada su existencia cuando la hija del presidente (Pamela Tiffin) de la compañía se instala en su casa para unas vacaciones. Todo ello se complicará en extremo cuando, a punto de recibir la visita del presidente, descubre que la chica se ha casado en secreto con un comunista (Horst Buchholz) y se ha quedado embarazada de él, ante lo cual tendrá que organizar una operación de “maquillaje” de la situación. Con un marcado sentido del humor (negro), Wilder realiza una de sus mejores obras, con un ritmo endiabladamente imposible que hace que todo el film avance a una velocidad extrema. Sin embargo, la brillante sátira sobre la situación política de Berlín (el film se rodó justo antes de la construcción del muro) condenó sin embargo a la película al fracaso en su estreno original, ya que la división de la ciudad se hizo efectiva antes del mismo y las situaciones planteadas por el film se volvieron, más que graciosas, siniestras.

Language / Idioma