Clásico del cine de aventuras de la mano de Akira Kurosawa, quien parece ser que quiso agradecer la confianza al estudio que había confiado en él para proyectos más personales ofreciéndoles una película más comercial y convencional de lo que solía ser habitual en el brillante realizador japonés. El argumento, que posteriormente inspiraría, al menos de manera parcial, a George Lucas para “Star Wars”, tiene como protagonistas a dos hombres que están perdidos en mitad de un desierto, en unas tierras devastadas por la guerra que está teniendo lugar entre dos ciudades cercanas. En este lugar se encuentran con un general (Toshiro Mifune) que, además de poseer un gran cargamento de oro, tiene la misión de hacer llegar a una princesa hasta detrás de las líneas enemigas. Y entre los cuatro, emprenderán ese peligroso camino. No es, ni de lejos, una de las mejores películas de Kurosawa, la cual además, como otros de sus títulos, sufre en demasía de un metraje demasiado hinchado y acciones y diálogos –en este caso, supuestamente cómicos- larguísimos, pero aún así, “The Hidden Fortress” ofrece un nivel de entretenimiento elevado y contiene muchísimo cine en sus casi dos horas y media de duración, en las cuales, además del germen de “Star Wars” también se aprecia la influencia de Kurosawa en Sergio Leone, incluso antes de “Yojimbo”, la cual fue tomada como base por el italiano para su primera entrega de la trilogía del dólar.
El director de fotografía fue el veterano Kazuo Yamasaki, quien ya había trabajado con Kurosawa el año anterior en su película “The Lower Depths” (“Donzoko”, 1957). Yamasaki, que únicamente firmaría otro trabajo más después de “The Hidden Fortress”, tuvo sin embargo el honor de ser el primer director de fotografía que rodase en formato panorámico anamórfico junto a Kurosawa, un director que siempre estuvo muy interesado en la composición de sus tomas, las cuales lucieron especialmente en el formato de pantalla ancha. Sin renunciar al blanco y negro, eso sí, los cineastas siguieron la senda del CinemaScope americano de la Twentieth Century Fox y emplearon uno de sus formatos clónicos, el TohoScope, cuyo rendimiento óptico, a tenor de lo que se ve en esta película, estaba a la par que el de otros primeros ejemplos de lentes anamórficas en su uso cinematográfico.
En el caso de “The Hidden Fortress”, aunque Kurosawa es un realizador muy conocido y reconocible por su utilización de larguísimos teleobjetivos, parece que en este sentido se encontraba algo limitado con el juego de lentes Toho, ya que el grueso de la película parece estar rodado con una focal 100mm, cuya equivalencia al formato esférico es un 50mm, que más que una focal teleobjetivo, suele ser considerada como una focal media. Existen algunos planos en “The Hidden Fortress” (como por ejemplo, cuando los protagonistas ven, desde la lejanía, a sus enemigos sin que estos se percaten) que sí que están rodados con teleobjetivos mucho más largos que el 100mm anamórfico, pero su calidad de imagen es tan pobre, y sus defectos y aberraciones ópticas tan grandes, que parece muy claro que los cineastas se vieron obligados a utilizar algún tipo de duplicador de mala calidad para obtenerlos, de ahí que es lógico que Kurosawa, a pesar de su gusto por teleobjetivos casi extremos, tuviera que renunciar a su utilización. Aún así, el efecto del 100mm anamórfico es bastante apreciable, pues ofrece una compresión de las imágenes bastante pronunciada, con el sello personal del realizador japonés casi siempre bien visible: aunque utiliza teleobjetivos, capta las acciones desde lejos, por lo que sus planos son muy amplios. Y, sobre todo, emplea los diafragmas más cerrados posibles, por lo que sus imágenes poseen una profundidad propia de lentes con focales más angulares.
No siempre es posible mantener este aproximamiento (algunas de las tomas en exteriores están rodadas a diafragmas bastante más abiertos, debido a la falta de luz solar, o incluso a problemas climatológicos, e incluso en estos momentos se aprecia que el rendimiento de las ópticas es visiblemente inferior), pero lo cierto es que Kurosawa lo emplea siempre que puede. Ello incluye incluso a los interiores, para lo cual, a fin de poder cerrar muchísimo el diafragma, Yamasaki tiene que emplear niveles de luz altísimos, valiéndose de arcos y 10KW como unidades de iluminación. El aspecto de la película es algo plano, no solo por la perspectiva, sino porque como está rodada con esos diafragmas tan cerrados, el operador se ve obligado a utilizar mucha luz de relleno (tanto en exteriores como en interiores) para evitar que las sombras sean demasiado profundas. Incluso se aprecia como las lentes anamórficas que utiliza tienen un contraste muy suave y muy bajo. Sin embargo, este aspecto, que en color hubiera sido poco llevadero, queda bastante bien en blanco y negro, un soporte que quizá aguante mejor la teatralidad que el color.
Por todo ello, como en casi todas las obras de Akira Kurosawa, lo más interesante a nivel visual no es la luz o la iluminación, ni muchísimo menos, sino el lugar en el que el director japonés ubica la cámara y coloca y mueve a sus actores delante de la misma. En este sentido, a pesar de ser su primera película en formato panorámico anamórfico y la primera vez que tenía que rellenar un encuadre 2.35:1 en lugar del tradicional 1.37:1 que siempre había utilizado hasta la fecha, Kurosawa ofrece una verdadera lección de cómo componer en este formato y hacer un uso completo del ancho de su fotograma. El uso de la perspectiva comprimida es, a su vez, muy, muy interesante, especialmente durante las secuencias de batalla o el plano de cierre, por los efectos que esta crea sobre la arquitectura. Así pues, “The Hidden Fortress” no es solo una película que merece la pena ser vista por su historia o su evidente influencia sobre George Lucas, sino porque como todos los films de su director, contiene un estilo visual tan personal como elegante y efectivo.
Título en España: La Fortaleza Escondida
Año de Producción: 1958
Director: Akira Kurosawa
Director de Fotografía: Kazuo Yamasaki
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (TohoScope), 2.35:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2016.