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Nosferatu (2024) - Ignacio Aguilar
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Nosferatu (2024)

Adaptación de la novela de Bram Stoker, pero también, del guión original de Henrik Galeen para la versión de F.W. Murnau de 1922. En 1838, el misterioso conde Orlok (Bill Skarsgård) ha adquirido una residencia en Wisborg (Alemania). Pero para rubricar la operación, exige que un agente viaje hasta su castillo más allá de los Cárpatos. La labor recae en Thomas Hutter (Nicholas Hoult), cuya esposa Ellen (Lily-Rose Depp) le ruega que no acuda, puesto que tiene fuertes pesadillas con un extraño ser (que obviamente es Orlok) que le causan malos augurios. Cuando Hutter llega al castillo y se encuentra con la horrible presencia de Orlok, se produce la conexión definitiva entre Ellen y el conde, que viaja hacia Wisborg en la bodega de un barco, llevando consigo la peste. Hutter, de vuelta a la ciudad, contará con la ayuda de Friedrich Harding (Aaron Taylor-Johnson) y Von Franz (Willem Dafoe) para acabar con el extraño ser antes que mate a su esposa y desole la ciudad. En manos de Robert Eggers («The Witch», «The Lighthouse», «The Northman»), esta versión de «Nosferatu» se asemeja también a la de Werner Herzog en 1979, si bien Eggers se centra mucho más en la atmósfera, en el diseño de producción y en la conexión Ellen-Orlok (y sus implicaciones sexuales) que en la plaga, las ratas y grotesca presencia de Klaus Kinski en el film de Herzog, en el mismo rol que inmortalizara Max Schreck en la versión de Murnau. Los resultados, desde un punto narrativo y estético, son muy buenos, si bien el film carece de un clímax propiamente dicho y sus escenas o visiones terroríficas casi siempre finalicen en abruptos cortes que, precisamente, son anticlimáticos.

El director de fotografía, como en todas las anteriores películas de Robert Eggers, es Jarin Blaschke, que tras destacar junto con el director en «The Witch» (2015), consiguió una nominación al Oscar por su evocativo trabajo en blanco y negro y la relación de aspecto del cine mudo en «The Lighthouse» (2019). Por supuesto, continuaron su colaboración, como el propio Eggers la describe, en «The Northman» (2022). Fuera de su relación con Eggers, Blaschke no se prodiga demasiado en cine, aunque tiene trabajos como «Shimmer Lake» (Oren Uziel, 2017), «Back Roads» (Alex Pettyfer, 2018), «Down a Dark Hall» (Rodrigo Cortés, 2018) o «Knock at the Cabin» (M. Night Shyamalan, 2021), crédito compartido con Lowell A. Meyer. Por sus decisiones técnicas, así como por su estilo, Blaschke es un director de fotografía muy interesante, que no deja desde luego indiferente en sus elecciones estéticas.

En este sentido, como sus dos películas previas con Robert Eggers, «Nosferatu» está rodada en celuloide. Y todo ello a pesar de que, por sus características, quizá hubiera sido una película en la que un rodaje digital hubiera facilitado enormemente la vida de sus cineastas. Pero como indicábamos, si por algo se caracteriza Jarin Blaschke, especialmente cuando trabaja con este director, es porque no buscan los caminos más obvios, ni los más sencillos, para llegar a sus objetivos. De manera que siendo «Nosferatu» un proyecto fuertemente anhelado por Eggers (que comenta que llevaba unos diez años trabajando en el proyecto), no resulta para nada extraño que los cineastas hayan escogido el celuloide como soporte de rodaje, construyendo a partir de esta elección el resto de las que han tenido que efectuar para filmar la película. En cuanto a la emulsión, la más sensible de Kodak (5219, 500T) fue la elección de Blaschke (al contrario que en «The Northman», que usaba emulsiones de sensibilidad media, y como consecuencia, su limpia imagen casi parecía digital).

Pero el rodaje en celuloide complicaba en extremo las escenas iluminadas por velas y por fuegos, incluso con 500T, por lo que además de emplear velas de triple mecha, Blaschke ha recurrido a un inusual juego de lentes de Panavision, denominado «Ultra High Speed» y ya empleado por Jess Hall en «Chevalier» (2022). Son un derivado del juego VA de la propia Panavision, que mediante «speed-boosters» (los VA cubren prácticamente 65mm), consiguen luminosidades entre T0.9 y T1.4, así como un aspecto «vintage» que, a priori, no difiere demasiado del de los Panavision Ultra Speed Mk2, o «PVintage», que seguramente hayan complementado a este juego. Adicionalmente, ya que como decíamos, Blaschke realiza elecciones inusuales, ha empleado algunas focales del juego de Bausch & Lomb Baltar de los años 40 utilizado en «The Lighthouse», así como varias lentes «de época» Goerz Dagor y Goerz Pathé para conseguir un aspecto que huye de la perfección que hubieran proporcionado ópticas modernas. Aunque a Blaschke le gusta obtener negativos densos (de ahí que, en «The Northman» huyera del 500T incluso para las escenas de baja luminosidad), es casi seguro que para las escenas de velas y fuegos ha tenido que recurrir a algún tipo de forzado, si bien no está constatado si se trata de un forzado tradicional fotoquímico o bien, lo más probable, si lo que vemos en pantalla obedece a una imagen subexpuesta en rodaje y cuya luminosidad correcta está recuperada en la corrección de color digital.

«Nosferatu» se beneficia también, sin duda, además de muchos VFX para extender decorados y paisajes, de un diseño de producción muy efectivo por parte de Craig Lathrop, que también forma parte del equipo de Eggers desde «The Witch». Mediante un rodaje principalmente en estudio, en República Checa, así como algunos exteriores en Rumanía, los cineastas recrean de manera muy interesante el siglo XIX. Lo mejor, sin ningún género de duda, son los interiores iluminados con la luz de las velas, que están muy medidos y muy controlados para obtener un aspecto magnífico, como pocas veces se ha visto en cine y menos aún, en celuloide. Las llamas lucen súper intensas en pantalla e iluminan de verdad, sin que la calidad de imagen se resienta, a pesar de que el grano es algo más visible en estas escenas. También, la tendencia a las veladuras de las ópticas escogidas para todo el film, pero esencialmente de los «Ultra High Speed», favorecen mucho el aspecto orgánico de las altas luces. Pero sobre todo es el estratégico posicionamiento de las velas (generando contraste, sin que un grupo de velas se superponga a otras, creando profundidad situándolas en los fondos, etc.) lo que hace que las imágenes sean muy sugerentes. En las escenas nocturnas pero que no son de niveles súper bajos de iluminación, lo que hace Blaschke es complementar las fuentes presentes en pantalla junto con una luz cenital suave (haciendo las veces de un «chicken coop«), que es lo suficientemente invisible como para pasar desapercibido, a la par que es lo suficientemente intenso como para exponer correctamente la escena.

Los interiores diurnos quizá sean lo menos interesante: Blaschke se esfuerza de manera evidente en recrear una luz del norte que es una mezcla de un haz de luz dura y una gran fuente de luz suave, muchas veces retratado con una veladura alrededor de la fuente de luz (seguramente, por el empleo de los Baltar), pero a veces da la sensación de que su luz está «demasiado» abierta, no porque no sea direccional, sino porque parece que no hay un control excesivo sobre la cantidad de luz que incide sobre las sombras. De modo que, siendo una luz fría y contrastada, a veces tiene una apariencia algo plana. Las circunstancias mejoran en las noches o en las escenas de sueños o terror nocturno, especialmente respecto a «The Northman». En aquélla película, Blaschke experimentó con un aspecto monocromático para este tipo de escenas, casi cercano al blanco y negro, que resultaba realmente extraño (y distraía) en pantalla. En el caso de «Nosferatu», el director de fotografía ha empleado el mismo tipo de filtro «scotopic» customizado para el film anterior, y que elimina prácticamente los rojos. Sin embargo, en este caso no han optado por desaturar el canal azul en post-producción, por lo que, aunque el azul en pantalla es muy monocromático (casi parecen imágenes en «azul y negro«), por lo menos se ajustan más a la convención cinematográfica de lo que el espectador suele identificar con la luz de luna. Sorprende, en todo caso, que este tipo de escenas posean, de manera evidentemente intencionada, una luz muy dura, que sin embargo sirve para separar bien sombras y zonas de luz, por establecer una mayor y mejor gradación en las zonas de oscuridad.

Los resultados exponen, de algún modo, un gusto por lo (principalmente) artesanal que luce muy bien en pantalla. Como recreación de una época, cuando menos a nivel atmosférico (pues no se trata de una película realista), los resultados son magníficos, especialmente si se tiene en cuenta el esfuerzo que supone -a nivel de pruebas, pruebas, y más pruebas- y el riesgo que conlleva rodar escenas como las de la presente película en celuloide en lugar de, por ejemplo, una cámara digital moderna con sensibilidades superiores a los 2500 ASA. Aún así, ciertas elecciones de Blaschke, como la de utilizar el filtro que elimina el rojo en las escenas nocturnas, continúan produciendo un aspecto algo extraño, pero desde luego, no tan extraño como el de «The Northman». Y por supuesto, es muy interesante comprobar cómo dos cineastas van creciendo y mejorando (y complementándose) película a película. En «Nosferatu», además, recuperan la relación de aspecto clásica de 1.66:1, que proporciona el ancho necesario y mucha altura para componer adecuadamente un montón de planos largos y una puesta en escena elegante, con mucha simetría; elementos todos ellos que hacen del trabajo de Jarin Blaschke una de las grandes fotografías del año, conjugando mucha técnica y estilo en una película que ofrece mucho visualmente, por lo que parece plenamente justificado que, de momento, opte a todos los grandes premios del año.

Título en España: Nosferatu
Año de Producción: 2024
Director: Robert Eggers
Director de Fotografía: Jarin Blaschke
Ópticas: Panavision Ultra High Speed, Bausch & Lomb Baltar, Goerz Dagor, Pathé
Emulsión: Kodak 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1
Otros: 4K Digital Intermediate
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom), BAFTA (nom), American Society of Cinematographers (nom), British Society of Cinematographers (nom)

Vista en HDTV 4K

© Ignacio Aguilar, 2025.



Language / Idioma