Adaptación de una novela de David Peace, inspirada pero no totalmente fiel al período de la vida del entrenador británico Brian Clough entre 1969 y 1974, cuando obtuvo enormes éxitos al frente del modesto Derby County, pero no pudo hacer lo propio en un equipo mucho mayor como el Leeds United de la época. La historia se detiene antes del mayor logro de Clough: llevar al Nottingham Forest desde la segunda división británica a hacerlo doble campeón de Europa en apenas tres años. Clough está muy bien interpretado por Michael Sheen, secundado en pantalla por Timothy Spall (“Mr. Turner”) como el segundo entrenador Peter Taylor, pilar básico de Clough en los equipos en que entrenó. El resultado es una notable película por parte de Tom Hooper, superior a su posterior “The King’s Speech” (2010) -por la que obtuvo el Oscar al mejor director- y que se puede disfrutar plenamente incluso sin ser un conocedor de la historia que la inspira o incluso aficionado al fútbol, ya que su argumento no es más que la base para narrar una historia de egos y rivalidades que se sirve del deporte rey como entorno.
Aunque las películas que han hecho famoso a Tom Hooper han estado siempre fotografiadas por Danny Cohen [BSC] (la citada “The King’s Speech”, por la que el operador estuvo nominado al Oscar, así como “Les Miserables” y “The Danish Girl”), en esta ocasión Hooper contó con Ben Smithard [BSC], director de fotografía de “My Week With Marilyn” (Simon Curtis, 2011), “Belle” (Amma Asante, 2013) y “The Second Best Exotic Marigold Hotel” (John Madden, 2015), entre otras. También ha estado activo en televisión, ocupándose de diferentes episodios de series británicas, así como en publicidad. “The Damned United” fue su primer y por el momento único proyecto con Hooper, un director que también surgió de la televisión, con series como “John Adams” (2008) a sus espaldas.
La estética de “The Damned United” lógicamente trata de trasladar al espectador a finales de la década de los 60 y principios de los 70. Para ello, Smithard declaró que tuvo que trabajar muy estrechamente con los departamentos de arte y de vestuario, a fin de conseguir adecuar determinadas localizaciones reales a cómo debieron de lucir durante la época en que se desarrolla la película. Adicionalmente, la película también contiene un buen número de efectos visuales “invisibles”, pero dedicados de forma obligatoria a borrar elementos modernos que los cineastas encontraron en las localizaciones. Al contrario que muchas películas que retratan esta época, Smithard y Hooper optaron por un planteamiento con una imagen muy nítida, contrastada y saturada, aunque la paleta de color está llevada más hacia colores verdes y azules, que van bien con la ambientación de la película y su argumento deportivo.
Smithard por lo general ofrece un planteamiento naturalista, aunque siendo una película moderna no sorprende en absoluto que el director de fotografía también se esfuerce en mejorar el aspecto de los actores o simplemente el de sus imágenes a través de la introducción de luz artificial incluso en exteriores diurnos. Pero es muy frecuente a lo largo de la película que emplee sus luces a través de las ventanas o de las fuentes naturales de las localizaciones y que deje que sus imágenes alcancen un contraste muy elevado gracias a que no emplea luz de relleno o incluso relleno negativo. Incluso en determinadas escenas en vestuarios o salas de reuniones deja que la parte donde no incide la luz quede muy oscura, valiéndose del humo de los cigarrillos que constantemente fuman los protagonistas para crear algo de atmósfera y reducir el contraste. También juega a favor de la producción y de reducir sus costes en más de una ocasión, como por ejemplo en un par de secuencias de pasillos de vestuarios que siguen a los jugadores y, cuando parece que van a entrar al campo y la cámara tras ellos… las imágenes se sobreexponen porque Smithard abre a propósito el diafragma para evitar que se vea que fuera, en el estadio, seguramente no había un solo espectador.
Además de porque la película mezcla imágenes reales de la época en diferentes soportes (vídeo y celuloide), los cineastas rodaron también en los mismos (incluyendo Super 16mm) para insertar a sus personajes de forma más veraz en este metraje y en la época, pero en cualquier caso, si esta pequeña producción destaca por algo es por el inusual gusto por el encuadre de su director Tom Hooper. Por supuesto, después del éxito que alcanzó con sus posteriores y más conocidos trabajos, no sorprende del todo ver como utiliza con mucha frecuencia grandes angulares extremos (8 y 10mm) en secuencias de diálogo y con actores, a veces para dejar un aire exagerado sobre sus cabezas, o incluso en otras, modificando el aire lateral a uno u otro lado. La película hace uso de una gran variedad de focales, pero se aprecia claramente que Hooper tiene un gusto especial por angulares, incluso más convencionales (entre el 14mm y el 27mm) y, de pronto, utilizar un teleobjetivo para romper la composición y las reglas que el mismo ha ido creando. Los resultados globales son buenos, casi notables, a pesar que la variedad en el aproximamiento y la textura sean quizá demasiado duras o crudas, incluso a pesar del celuloide, que en un proyecto de estas características en 2017 hubiera sido un lujo implanteable.
Título en España: The Damned United
Año de Producción: 2009
Director: Tom Hooper
Director de Fotografía: Ben Smithard, BSC
Ópticas: Panavision Primo, Zeiss Ultra Prime
Emulsión: Fuji Vivid 160T 8543, Eterna 250D 8563, Ektachrome 100D 7285; Double-X 7222
Formato y Relación de Aspecto: Super 35 (3-perf) + Super 16, 1.85:1
Otros: Digital Intermediate
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2017.