Extraña película, que mezcla el tipo de terror antes visto en largometrajes como “Black Christmas” (Bob Clark, 1974) o la más conocida “Halloween” (John Carpenter, 1978), con algunos elementos del género policíaco puro. El film arranca bajo la premisa de una niñera (Carol Kane) que comienza a recibir llamadas de un misterioso hombre mientras cuida de dos niños en una casa, pero después el grueso de la película se centra en la búsqueda de ese mismo hombre por parte de un detective privado (Charles Durning) aprovechando que el mismo ha entrado en contacto con una mujer (Colleen Dewhurst). La proyección asegura algunos momentos angustiosos y otros bastante perturbadores, aunque la premisa no está del todo bien aprovechada y el film es demasiado irregular en su conjunto (y especialmente, en su resolución, que podría haber dado más de sí) como para resultar realmente exitoso, si bien como curiosidad es posible que haga las delicias de los amantes del género.
El director de fotografía fue Donald Peterman [ASC], quien además hizo su debut en cine con este film a la edad de 47 años. Con anterioridad, Peterman había desarrollado su carrera en el mundo de los documentales y de la publicidad, siendo además uno de los directores de fotografía que más y mejor implantaron el estilo de este medio al cine norteamericano de los años 80 y 90. En su carrera sobre todo destaca quizá la prolongada asociación que tuvo con el director Ron Howard durante cuatro películas: “Splash” (1984), “Cocoon” (1985), “Gung Ho” (1986) y “How The Grinch Stole Christmas” (2000), la última película de Peterman como director de fotografía, rodada después del accidente en el set de “Mighty Joe Young” (Ron Underwood, 1998), que tristemente le haría famoso por el juicio millonario que conllevó. Peterman también trabajó con John Hughes (“She’s Having a Baby” y “Planes, Trains and Automobiles” en 1986 y 1987), Kathryn Bigelow (“Point Break”, 1991) y con el antiguo director de fotografía Barry Sonnenfeld en varias ocasiones, comenzando por “The Addams Family Values” (1993), continuando con “Get Shorty” (1995) y por último, en “Men in Black” (1997). Pero por supuesto, Peterman también es muy conocido por los dos trabajos que le supusieron sus dos nominaciones al Oscar, muy meritorias porque además no se trata ni mucho menos del tipo de películas que suelen acceder a este tipo de premios: “Flashdance” (Adrian Lyne, 1983) y “Star Trek IV” (Leonard Nimoy, 1986).
Si bien Donald Peterman fue, como indicábamos, un director de fotografía con un estilo muy de los años 80 y 90, lo cierto es que “When a Stranger Calls” es un claro paso previo en su evolución, pues si acaso, lo que hace es mostrar un aspecto muy típico del cine de los años 70, la década en que los grandes directores de fotografía del cine de estudio, que venían trabajando en el cine norteamericano de los últimos 40 años, se retiraron, para dejar paso a una nueva generación de directores de fotografía más jóvenes y que, al contrario que los veteranos, prefirieron buscar imágenes más naturales, menos recargadas y trabajar con menos medios técnicos que sus predecesores, aunque ello supusiera muy a menudo crear imágenes o fotografías pretendidamente imperfectas. Pues bien, “When a Stranger Calls” se puede enmarcar clarísimamente en este último tipo de películas, pues apenas hay en la misma vestigios de la estilización típica de los años 80 -y de la que Peterman es uno de sus máximos exponentes- y sí que hay una imagen pretendidamente naturalista que, si acaso, lo que pretende es ser atmosférica y amenazante. Lo cierto es que, como la propia película, la labor del director de fotografía es irregular y no está del todo conseguida, aunque no está exenta de interés. En cierto modo, es un trabajo algo similar al de Michael Chapman en “Invasion of the Body Snatchers” (Philip Kaufman, 1978), en su sucio realismo, aunque en el presente caso Peterman introduce algún filtro difusor (tipo Low Contrast o algún Fog ligero) que no termina de conjugar bien en la película.
El film hace uso de manera muy clara y evidente del revelado forzado, lo que le otorga una apariencia muy granulada desde el arranque, con negros algo sucios que ratifican esas pretensiones realistas. Pero en lugar de aprovechar el revelado forzado para emplear niveles muy bajos de iluminación, lo que hace Peterman es emplear mucho el zoom, dejando por lo general que sean las escenas en exteriores nocturnos en el centro de Los Ángeles las que estén rodadas muy abiertas de diafragma, con lentes fijas y, ahora sí, niveles de luz muy bajos. Todo ello es típico de la época y encaja con lo que nos están contando y cómo nos lo están contando, pero el problema quizá es el elevado número de planos desenfocados que muestra la película, también típico de la época por rodar abierto de diafragma, pero que aquí es molesto porque se produce en muchas ocasiones y con desenfoques graves. Cuando Peterman ilumina trata de hacerlo de manera minimalista, a veces incluso con un estilo moderno que hace uso de fuentes de iluminación integradas en los decorados, por lo que quizá lo más sorprendente sea -conociendo el trabajo posterior de Peterman – cuando emplea luces puntuales y dirigidas sobre los actores, en un estilo más propio de los años 60 que el de sus trabajos más conocidos. Incluso hay una escena (en la que Charles Durning busca al extraño en una casa de acogida para gente sin techo) fotografiada íntegramente con luz dura. En el resto del film, el contraste es reducido, como lo es durante la escena final, en la que Peterman emplea tonos azules para simular la noche en el interior de una casa, pero el experimento resulta fallido y queda muy muy lejos de los logros de Dean Cundey en “Halloween”.
Por todo ello, “When a Stranger Calls”, por su ejecución, es muy irregular en casi todos los aspectos (tiene incluso algún ralentizado, congelado o plano ampliado en montaje, que es de las cosas más horribles que se pueden ver en una pantalla), ya que aunque posee escenas muy efectivas y largos segmentos -sobre todo, los policíacos- en que la fotografía funciona muy bien por su aspecto directo, cercano y realista, hay muchas otras escenas que muestran ciertos conflictos estilísticos y decisiones de iluminación que no son del todo acertadas, de manera que el film es interesante por observar como la vertiente más naturalista y realista de Don Peterman hace acto de presencia en muchas escenas, pero la película se encuentra muy lejos de los mejores trabajos de este director de fotografía, especialmente de los dos por los que fue candidato al Oscar, que en muchos aspectos son diametralmente opuestos al presente.
Título en España: Llama un Extraño
Año de Producción: 1979
Director: Fred Walton
Director de Fotografía: Donald Peterman, ASC
Ópticas: Panavision Ultra Speed Mk2
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray