Segundo largometraje del realizador norteamericano Tim Burton, a su vez uno de los más logrados de su filmografía, que tiene como protagonista a una joven pareja (Alec Baldwin y Geena Davis), que son poseedores de una bonita vivienda a lo alto de la colina en un pequeño pueblo. Un día, cuando van a realizar unas compras, fallecen en un accidente de tráfico y se convierten, muy a su pesar, en fantasmas que continúan habitando su casa. Pero cuando esta es vendida, llega para vivir a la misma una odiosa pareja (Jeffrey Jones y Catherine O’Hara), cuya hija (Winona Ryder) es la única que puede seguir viendo e interactuar con la pareja de fantasmas. Como no consiguen echarlos asustándoles, deciden recurren a un espíritu especializado en este tipo de situaciones, Betelgeuse (Michael Keaton). “Beetlejuice” es una festiva película que consigue que su temática sea accesible para todos los públicos, con un excelente diseño de producción e ideas de una gran inventiva (tanto narrativas como visuales) que hacen que su escasa hora y media de proyección se pase volando. Destacan especialmente las actuaciones de todos los intérpretes, así como el diseño de producción y la música de Danny Elfman.
El director de fotografía fue Thomas E. Ackerman [ASC], quien se había hecho cargo del cortometraje que lanzó a la fama (o cuando menos, que le abrio las puertas de Hollywood) a Tim Burton, “Frankenweenie”, que después volvería a ser llevado a la pantalla a modo de largometraje por el propio director. Ackerman no volvería a trabajar con Burton, pero también hizo carrera en Hollywood especializado en proyectos de un tono similar (fantástico, pero familiar) al presente título: “Moonwalker” (1988), “National Lampoon’s Christmas Vacation”, “Dennis The Menace” (1993), “Jumanji” (1995), “George of the Jungle” (1997), “Rat Race” (2001) o incluso “Alvin and the Chipmumks” (2007), antes de retirarse aproximadamente en 2015. En su período antes de alcanzar el puesto de director de fotografía, Ackerman tuvo tiempo de ser operador de cámara de Vittorio Storaro en “One From The Heart” (1982) y de encargarse de la segunda unidad del cortometraje experimental “Captain Eo” (1985).
El diseñador de producción de “Beetlejuice” fue Bo Welch, entonces poco conocido, pero que a raíz de su impactante y provocador trabajo en este film se hizo un nombre de inmediato, volviendo a colaborar con Burton en “Edward Scissorhands” (1990) y “Batman Returns” (1992), que siguen siendo dos de los títulos mejor diseñados de la carrera del director de “Ed Wood”. Además, algunas de las obsesiones del director, presentes en sus otros films (como el pequeño pueblo en el que se ambienta la historia, el estilo del personaje de Winona Ryder, así como los colores variados y saturados que aparecen a lo largo de la proyección) también están presentes en una obra que presenta algunas de las mejores imágenes de toda la filmografía de Burton. El film comienza con una estética algo suave, amable y poco contrastada, así como con una luz lateral suave que pretende resultar más o menos naturalista, para evolucionar a una estética de corte claramente fantástica que abraza por completo la luz artificial, con imágenes que recuerdan mucho, precisamente, al Storaro con el que colaboró años atrás.
Narrativamente, la evolución estética del film se va produciendo poco a poco, con puntos de inflexión como el momento en el que los nuevos habitantes de la casa de los protagonistas la echan abajo y cambian absolutamente toda la distribución y la decoración -momento en el que el aspecto rústico inicial es modificado por otro más moderno, con luces de color integradas en el decorado- y sobre todo cuando los protagonistas, ya como fantasmas, piden ayuda y se adentran en el mundo de los muertos, lleno de color y absolutamente festivo con mezclas de verdes, rojos y azules plenamente saturados. Todo este tipo de escenas, con su tono burlón, le funcionan a los cineastas a la perfección, consiguiendo los momentos culminantes con la aparición de Betelgeuse, el personaje encarnado por Michael Keaton, que es mostrado muchas veces como si de un personaje en miniatura se tratase, que habita en la maqueta construida por Alec Baldwin, con planos que incluyen efectos visuales y perspectiva forzada para integrarle con el resto de los actores, o algunos momentos y apariciones estelares del personaje que también incluyen efectos “stop-motion” a la antigua usanza.
Los resultados son muy, muy buenos. Primero, porque el film luce muy bien, dejando entrever que detrás del mismo había o hubo un notable esfuerzo en pre-producción para hacer que todos los elementos del mismo encajasen de la manera en que lo hacen, pero sobre todo, segundo, porque un proyecto de este tipo requería la creación de un mundo estético que, por un lado fuera creíble, pero por otro, lo suficientemente onírico y con el tono satírico adecuado para que la historia y lo que les va sucediendo a los protagonistas sea aceptado por el espectador. Y en este sentido, es completamente cierto que los mejores films de la carrera de Burton quizá son aquéllos de corte más personal (o sobre los que obtuvo o mayor control durante todo el proceso creativo) en su primera etapa como director: el presente título, “Edward Scissorhands” o “Ed Wood”, entre ellos, que superan ampliamente en cuanto resultados a sus dos películas de “Batman” (el film de 1989 y “Batman Returns” en 1992).
Título en España: Bitelchús
Año de Producción: 1988
Director: Tim Burton
Director de Fotografía: Thomas E. Ackerman, ASC
Ópticas: Panavision Super Speed
Emulsión: Kodak 5247 (100T) & 5295 (400T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en HDTV