Atípica producción de Clint Eastwood, que sobre la base de un guión de Jo Heims (la autora de “Play Misty for Me”), que viene a ser una especie de reverso de aquélla: un hombre de mediana edad, divorciado y de buena posición (William Holden) conoce casualmente a una joven hippie (Kay Lenz) con la que inicia una atípica relación sentimental, con todos los inconvenientes de la gran diferencia de edad, carácter y pensamiento entre los dos protagonistas. Se trata de una película en cierto modo atrevida para la época, muy bien escrita, muy bien dirigida por Eastwood (el material jamás se le va de las manos, lo que podría haber hecho que el film bordease el ridículo en alguna ocasión) y, sobre todo, interpretada con mucha frescura por parte de Lenz y de forma excepcional por William Holden, en uno de sus más grandes y olvidados papeles. Curiosamente, la propia película –la primera dirigida por Eastwood en la que no participa en el reparto, con la excepción de una figuración en una escena- es también una de las menos conocidas del autor de “Unforgiven”, cuando realmente es una pequeña joya que si bien no llega a ser redonda, alcanza notables resultados.
El director de fotografía fue Frank Stanley [ASC], un hombre que siempre ofreció buenos resultados en sus películas pero que, de algún modo u otro, nunca alcanzó grandes proyectos o tuvo un adecuado reconocimiento. Sus títulos más conocidos son los cuatro que rodó para Malpaso, la productora de Eastwood: “Magnum Force” (Ted Post, 1973), “Thunderbolt And Lightfood” (Michael Cimino, 1974), “The Eiger Sanction” (Clint Eastwood, 1975) y el presente. Fuera de la órbita de Malpaso, Stanley se hizo cargo de “10” (Blake Edwards, 1979) y “Grease 2” (Patricia Birch, 1982), un sonoro fracaso pero cuyo aspecto visual es uno de sus puntos fuertes. Parece ser que Stanley, que había sido ayudante de Bruce Surtees en “The Beguiled” (Don Siegel, 1971) y la propia “Play Misty for Me” (el debut de Eastwood en la dirección) dejó de trabajar para Eastwood después que el director de fotografía cuestionase los métodos del realizador –en lo concierniente a su preparación y la seguridad del equipo- durante el rodaje de las escenas de montaña de “The Eiger Sanction”. En cualquier caso, Stanley, que rodó también secuencias adicionales de “Close Encounters of the Third Kind” (1977) y “1941” (1979) para Steven Spielberg, fue un buen operador que, como tantos otros, nunca pudo desplegar del todo su talento.
Rodada en Los Angeles, en la zona de las colinas de Hollywood como lugar principal, la imagen de “Breezy” ha quedado lógicamente desfasada, pero desde la perspectiva de la época ofrecía una imagen moderna y que, en gran medida, escapaba de la típica de la época. Aunque Stanley contaba con 50 años en el momento en que rodó este film en un apretado calendario de apenas cinco semanas de duración, se aprecia claramente que su escuela era similar a la de Bruce Surtees, el operador predilecto de Eastwood hasta 1985, ya que en todo momento Stanley huye de las fuentes de luz dura y el aspecto típico de la fotografía en color de los años 50 y 60, sustituyéndolo por un aspecto mucho más suave y sencillo que a buen seguro encajaba más con la filosofía de Eastwood de rodar de manera más o menos directa, sin muchos ensayos ni repeticiones, sin emplear técnicas complicadas que llevasen mucho tiempo. En este caso, pues, Stanley sustituye el viejo método de las luces puntuales y las marcas fijas para los actores por la luz rebotada y/o difusa (que al tener un haz más amplio permite moverse a los intérpretes de manera algo más libre), lo cual también hace que la película posea un aspecto mucho más natural y acorde al nuevo estilo de rodaje en localizaciones y con equipo reducido del que siempre ha hecho gala Clint Eastwood.
A pesar de ello, no debe confundirse luz rebotada con unos niveles de intensidad de luz menores en el decorado; al rebotar la luz o filtrarla a través de materiales difusores para suavizarla, gran parte de la potencia de los aparatos se pierde, por lo que Stanley tuvo que recurrir, forzosamente, a los mismos aparatos que se usaban antiguamente (10Kw, 5Kw, etc), que eran necesarios para exponer el negativo en estas condiciones. Y aunque en esta película, como tampoco hizo en su debut, Eastwood no recurrió al formato panorámico anamórfico, lo que sí que hizo fue rodarla mediante lentes zoom en muchas escenas, cuya apertura máxima era de al menos un stop menos de luminosidad que en el caso de las ópticas fijas de la época (que seguramente serían las Panavision “Normal Speed”, que mezclaban elementos de diversa procedencia, como Kowa y Cooke). Sin embargo, en los exteriores sí que se aprecia la sencillez del planteamiento que siempre ha caracterizado al director, con la renuncia a la utilización de grandes aparatos de luz para rellenar a los actores, de modo que el film mantiene en los mismos esa misma apuesta natural que en los interiores.
La utilización del zoom también hace que el film tenga, en cierto modo, un aspecto desfasado desde una perspectiva actual, pero el film tiene ese tipo de puesta en escena “económica” que se dice que Eastwood heredó de Siegel y que tan bien le ha funcionado desde su debut como director en 1971. Tratándose de una película en la que lo importante es el texto y, sobre todo, el gran retrato de sus personajes que consiguen los dos actores principales, la parte visual que ofrece el tándem Eastwood-Stanley es más que suficiente y, sobre todo, si no innovadora, sí perteneciente a las corrientes modernas de la época, lo que hace que la estética continúe siendo más que adecuada casi 45 años después del estreno del film.
Título en España: Primavera en Otoño
Año de Producción: 1973
Director: Clint Eastwood
Director de Fotografía: Frank Stanley, ASC
Ópticas: Panavision
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2017.