Primera adaptación de la novela de John D. MacDonald, después llevada otra vez al cine con el mismo título por Martin Scorsese en 1991, acerca de un respetable abogado del sur de los Estados Unidos (Gregory Peck) cuyo modo de vida familiar se viene abajo por completo cuando un hombre en contra del cual testificó en el pasado (Robert Mitchum) sale de la cárcel y vuelve para vengarse de él. Ambas versiones comparten el mismo “score” musical de Bernard Hermann y un argumento prácticamente calcado, pero la versión de Thompson (un director limitado pero que dejó algunas películas importantes, como la presente) es superior sobre todo porque está narrada de manera más concisa, sin los artificios de la versión de Scorsese y, sobre todo, porque está mucho mejor interpretada, especialmente en lo que respecta a Mitchum, seco y amenazante en su papel, en contraposición al loco exhibicionista de De Niro en la versión de Scorsese, que más allá del color y de la actualización a los años 90 (con la introducción de las drogas y algo más de tensión sexual), ofrecía poco más. Polly Bergen, Martin Balsam y Telly Savalas (con pelo) completan el reparto.
El director de fotografía fue Sam Leavitt [ASC]. Colaborador habitual a lo largo de su carrera de Otto Preminger (“Carmen Jones”, “Anatomy of a Murder”, “Exodus”, entre otras), Leavitt había sido operador de cámara durante muchos años de Joseph Ruttenberg y Harry Stradling Sr. antes de alcanzar la posición de director de fotografía en 1952, a una edad ya inusual por la época (48 años), lo que hizo que su carrera como director de fotografía fuera relativamente corta, inferior a los 20 años, ya que a primeros de la década de los 70 estaba ya dedicado en exclusiva a la televisión, como tantos otros operadores veteranos. Hombre de un carácter fuerte, el mismo asumía que ello le hizo ser un director de fotografía dificil y que ello le cerró numerosas puertas en el cine de los grandes estudios, a pesar de lo cual, completó un buen número de obras de interés y está considerado como un operador de prestigio. Como curiosidad, cabe destacar que fue el director de fotografía escogido para el proyecto que preparaba Samuel Bronston en España sobre la Reina Isabel la Católica cuando su compañía quebró y que habría sido rodado en torno a 1965.
“Cape Fear” fue producida por la compañía Melville Productions de Gregory Peck para la Universal, siendo rodada en un vistoso blanco y negro que ya comenzaba a resultar peligrosamente clásico para la época. Los cineastas utilizaron localizaciones en el estado Georgia y en los propios estudios Universal en California. Al contrario que el film de Scorsese, con el que el director de “Taxi Driver” recibió su bautismo en el formato panorámico anamórfico de la mano de Freddie Francis, Thompson y Leavitt optaron aquí por el tradicional formato panorámico esférico, con una puesta en escena pausada que tiende generalmente a focales en torno al 35, 40 y 50mm, prácticamente como si se tratara de una película de Hitchcock. Pero si por algo se caracteriza la imagen es por el tremendo contraste que usa Sam Leavitt sobre las localizaciones y diseños para la ocasión de Alexander Golitzen, el jefe del departamento de arte de la Universal. Leavitt utiliza en exclusiva un planteamiento a base de luz dura, sin la menor concesión a suavizar ninguno de sus aparatos en ninguna circunstancia. Ello hace que la pantalla, en numerosas escenas, esté dominada por fortísimos claroscuros, con negros muy, muy profundos que fácilmente llenan al menos dos tercios de cada fotograma.
Ello lo logra Leavitt, a buen seguro, a través de la utilización de arcos y de múltiples unidades de 10KW, a veces con sombras tan sumamente nítidas que da la impresión que el director de fotografía retiró la lente fresnel de sus aparatos para crear un haz de luz aún más duro para proyectar sombras en las paredes. Estos claroscuros, a veces, se ven incrementados a través de la utilización, más o menos justificada, de elementos como los árboles y vegetación de esta zona de Estados Unidos a modo de “gobos”, creando a veces el tradicional efecto de “árbol de navidad” delante de un aparato para crear zonas de luz y de sombra con formas aleatorias, pero aquí realizado de manera muy controlada y precisa para conseguir un efecto máximo en las atemorizadoras apariciones de Robert Mitchum, con un personaje similar al de “Night of the Hunter” (Charles Laughton, 1955) y con un efecto también parecido al de la brillante fotografía de Stanley Cortez (de hecho, hay quien indica, no sin razón, que el presente título es un curioso cruce entre el film de Laughton y “To a Kill a Mockinbird” de Robert Mulligan). Por supuesto, Leavitt no sólo se vale de “gobos” y de las fuentes naturales de los decorados para proyectar sus sombras, sino que también, al estilo más clásico que se pueda imaginar, de todo tipo de cortes con banderas en la parte superior del decorado, e incluso, a buen seguro, de una dirección artística creativa pintando de oscuro también la parte superior de las paredes para simular esos cortes tan nítidos cuando fuera preciso.
Por supuesto, las emulsiones en blanco y negro de la época (Plus-X y Double-X, de 80 y 200 ASA) eran más sensibles que las de color, pero es que el estilo de Leavitt le permite ir muy cerrado de diafragma, hasta el punto que a veces la profundidad de campo es tan abundante que desconcierta, además que hace que las lentes (seguramente Bausch & Lomb Baltar, o Cooke Speed Panchros) luzcan muy nítidas y ofrezcan su mejor rendimiento al estar utilizadas, por lo general, entre T/8 y T/11 (no conviene olvidar que la oscuridad no se obtiene utilizando poca luz, sino utilizando mucha luz en pocos sitios, lo que provoca que se usen diafragmas cerrados y que en los lugares donde no hay luz, la lectura del fotómetro esté tantos “stop” por debajo que esas partes del fotograma aparezcan negras). Unicamente son algo más suaves y menos extremos los primeros planos de Gregory Peck y de Polly Bergen, en los que además Leavitt introduce algo de difusión y, sobre todo, más luz frontal, puesto que en general se trata de una fotografía muy contrastada y encaminada a hacer que Robert Mitchum de miedo en pantalla, para lo cual Leavitt se esfuerza al máximo y obtiene resultados casi óptimos, a pesar que para ello tuviera que emplear técnicas y trucos que ya comenzaban a estar anticuados incluso en la época del estreno.
Título en España: El Cabo del Terror
Año de Producción: 1962
Director: J. Lee Thompson
Director de Fotografía: Sam Leavitt, ASC
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2017.