Cría Cuervos
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Cría Cuervos

Producción de Elías Querejeta, escrita y dirigida por Carlos Saura, centrada en una niña (Ana Torrent) que después de ver cómo fallece su padre en la cama mientras estaba con una mujer, es criada junto a sus dos hermanas con suma austeridad por su tía (Monica Randall) con la ayuda de una sirviente (Florinda Chico), mientras recuerda a su también fallecida madre (Geraldine Chaplin). Saura realiza un interesante y a ratos hipnótico análisis de la muerte desde la perspectiva infantil, beneficiándose, al igual que Victor Erice en “El Espirítu de la Colmena” tres años atrás, de la sobrecogedora mirada de Ana Torrent, así como de múltiples paralelismos y simbolismos de carácter político en una época muy convulsa para el cine y la vida en España, justo a continuación de la muerte de Franco. Aunque con todo, el film, curiosamente, quizá esté más marcado por el emblemático uso de la canción de Jeanette que por sus múltiples valores.

El director de fotografía fue Teo Escamilla, antiguo operador de cámara de Luis Cuadrado, que había ocupado el puesto de primer operador en el cine de Carlos Saura desde los tiempos de “La Caza” (1965) y había rodado algunos de los títulos más emblemáticos del realizador aragonés, como “Peppermint Frappé” (1967) o “Ana y los Lobos” (1973). Caracterizado por su estilo simple y natural, Cuadrado estaba considerado hacia la mitad de la década de los 70 como un número uno en su profesión, especialmente tras la repercusión de la citada “El Espíritu de la Colmena”, obra maestra en su aproximamiento realista de la imagen. Sin embargo, Cuadrado sufrió una enfermedad que le hizo perder la vista progresivamente y, antes de su retirada a los 42 años de edad, realizó varios trabajos en los que tuvo que apoyarse por completo en su equipo, que estaba encabezado por el sevillano Escamilla. A pesar que por aquélla época todavía pudo hacerse cargo de “Pascual Duarte” (1976), Cuadrado ya no pudo hacer lo propio con el presente título, de modo que Saura, también un avezado fotógrafo, confió la dirección de fotografía en el alumno más aventajado del operador zamorano.

Rodada en Madrid, casi íntegramente en un lujoso chalet ubicado en la calle María de Molina, la fotografía de Teo Escamilla es casi un homenaje al estilo de Luis Cuadrado. Destacan especialmente todos sus interiores diurnos, en los que, al igual que su maestro, Escamilla utiliza las ventanas de la casa como fuente principal y casi única de su iluminación, generando un ambiente muy realista, a la vez que frío y crudo, para dentro de la misma. Aunque seguramente en más de una ocasión utilizara luz de relleno en estas circunstancias, lo cierto es que ésta es perceptible en muy pocas circunstancias, sin que nunca se pueda saber si se trata de un simple rebote de la luz principal, o bien una nueva luz difuminada en el eje de cámara. Son especialmente interesantes, en cualquier caso, las escenas en que se muestran amaneceres o secuencias al alba, como la que abre el film, con leves luces en el exterior de las ventanas y fuertes subexposiciones en los interiores, con las necesarias fuentes integradas en el interior de la casa (y correctamente expuestas) para nivelar el conjunto.

En general, los interiores nocturnos también son muy simples, sin que en ningún momento Escamilla pretenda crear grandes efectos, quizá con la excepción de la escena en que los militares acuden a despedir al padre fallecido y la niña se niega a besarlo, en la que los hombres están retratados de forma más cruda mediante una luz desde abajo que les retrata con un aspecto más amenazador. La película, en general, es muy deudora estéticamente de su época por elementos como el vestuario o las localizaciones en que se rodó, circunstancia de la que no escapan tampoco sus exteriores diurnos, rodados de la misma forma en que lo hubiera hecho Cuadrado; sin iluminación artificial y procurando evitar la luz del sol frontal o directa.

Seguramente Escamilla tuvo que recurrir al revelado forzado, ya que “Cría Cuervos”, como tantas películas de su época, parece el típico caso de un film rodado íntegra o casi íntegramente con ópticas zoom, tanto como focal variable como para realizar numerosos aproximamientos o alejamientos en mitad de las tomas. Aparentemente, el zoom Cooke 20-100 T/3.1, que no es particularmente luminoso, fue una de estas ópticas y se utilizó mucho en los interiores, pero también hay evidencia, por el largo recorrido que muestran algunas tomas, de que un zoom 10:1 (25-250mm) fue empleado durante la filmación.

Por lo tanto, gracias a su casi perfecta imitación del estilo de Luis Cuadrado, a pesar de algún perfil o sombra que denota una luz algo más dura en los interiores, Teo Escamilla hizo que no se echase en falta a su maestro en ningún momento de “Cría Cuervos”, logrando un estilo muy sobrio y realista al que, si cabe achacar algo, es la utilización de recursos típicos de su época que a día de hoy la encuadran demasiado en la misma, aunque sin duda el propio film en sí se asocia por completo a los 70. En cualquier caso, la experiencia fue lo suficientemente fructífera como para que Saura y Escamilla colaborasen en muchas películas más hasta finales de la década de los 80.

Año de Producción: 1976
Director: Carlos Saura
Director de Fotografía: Teo Escamilla
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1

Vista en Blu-ray

© Ignacio Aguilar, 2014.



Language / Idioma