Producción de la Amicus, que cuenta en su reparto con la presencia de Peter Cushing y Christopher Lee, además de un jovencísimo Donald Sutherland o, también, Bernard Lee, habitual de la serie Bond. En la misma, la acción está ambientada en un vagón de tren en el que viajan cinco hombres, a los que se incorpora un misterioso personaje (Cushing) que les dice que es un vidente con capacidad de ver el futuro a través del tarot. Así pues, la película narra cinco historias, una por cada uno de los pasajeros, todas ellas de corte fantástico o terrorífico. Los resultados son algo desiguales, como suele suceder en todas las cintas de episodios por mucho hilo conductor que posean, aunque como es típico de las películas de terror británicas de los años 50 y 60 del siglo pasado, “Dr. Terror” se ve con mucho agrado y su estilo y ambiciones (escasas), provoca una gran simpatía en el espectador.
El director de fotografía fue el británico Alan Hume [BSC], quien aquí trabajó a las órdenes de un antiguo operador que realizaba uno de los muchos títulos de terror que dirigió en su carrera: Freddie Francis. Francis, que retornó a la dirección de fotografía en los 80 con “The Elephant Man”, es por supuesto uno de los directores de fotografía de más prestigio de la historia del cine, ganador de dos Oscar (por “Sons and Lovers” y “Glory”, casi separados por tres décadas). “Dr. Terror” fue su única colaboración en cine, ya que trabajaron juntos otra vez treinta años después en un episodio de la serie de HBO “Tales from the Crypt”. Alan Hume es sobre todo conocido por las películas de las que se hizo cargo durante la década de los 80: “The Eye of the Needle” (Richard Marquand, 1981), “The Return of the Jedi” (Richard Marquand, 1983), la maravillosa “Runaway Train” (Andrei Konchalovski, 1985), “Lifeforce” (Tobe Hooper, 1985), o “A Fish Called Wanda” (Charles Chricton, 1988), además, por supuesto, de sus tres títulos de la serie Bond, para la que ya había fotografiado segundas unidades en la década de los 70: “For Your Eyes Only” (1981), “Octopussy” (1983) y “A View to a Kill” (1985), las tres dirigidas por John Glen.
“Dr. Terror’s House of Horrors” es, además, una de esas películas rodadas en un formato que gozó de una extraordinaria popularidad durante la década de los 60 y hasta mediados de los 70: el Techniscope. Inventado en el laboratorio de Technicolor en Roma, el Techniscope era también conocido como “CinemaScope de los hombres pobres” porque, para conseguir imágenes panorámicas, en lugar de emplear lentes anamórficas, reducía la altura del negativo desde las cuatro perforaciones por fotograma hasta dos, de modo que, aunque el tamaño del negativo era exactamente la mitad que la del formato anamórfico, se conseguían igualmente imágenes panorámicas con un coste menor en celuloide y alquiler de lentes. Ello por supuesto también redundaba en que las imágenes eran de una menor calidad y sobre todo más granuladas, algo que, en condiciones de iluminación “no óptimas”, podía ser un problema y, en este caso, aparece en algunos momentos de la proyección. La ventaja era que, al no emplear lentes anamórficas, se podía enfocar más de cerca (algo muy conveniente en el decorado del vagón del tren que liga las diferentes historias) y emplear niveles de iluminación algo más reducidos.
La fotografía de “Dr. Terror” está muy bien realizada. De un lado, el trabajo de cámara de Francis es interesante, con algunas composiciones de imagen, con cuatro, cinco o seis personajes repartidos por el encuadre que son muy interesantes, e incluso extraen cierto partido de la mayor profundidad de campo de este formato con respecto al anamórfico. En cuanto al trabajo de iluminación, se trata de un film rodado casi íntegramente en estudio (con la excepción de algunos planos del exterior del tren o de coches en circulación, hechos en localización) en el que Hume sobre todo se interesa por crear atmósferas. Por ejemplo, en lo que concierne al Dr. Terror (Cushing) o cuando aparece alguno de los elementos sobrenaturales de las diferentes historias, Alan Hume introduce una luz verde como contraluz, o bañando algún punto del decorado, que contextualiza muy bien ese elemento fantástico en la historia. A veces es humo, como si fuera una neblina, o algo de difusión en cámara, para dar un toque romántico, pero casi siempre la imagen tiene algo (dentro del esquema típico de las tres fuentes de luz dura) que le aporta interés o textura. Incluso para estar rodada en estudio, la película tiene algunas escenas que simulan ser exteriores diurnos de forma convincente, como esas en las que aparece la misteriosa planta que protagoniza una de las historias.
Por lo tanto, se trata de una película que, aunque su escala es reducida de la misma forma que lo es su formato de rodaje, está muy bien planteada de forma general y resulta muy efectiva en cuanto a la relación entre ambiciones y resultados obtenidos. Lo peor, quizá, es que algunas de sus imágenes son algo inconsistentes, pero ello tiene más que ver con el hecho de estar rodada en un formato “inferior” como lo era el Techniscope, que tenía más tendencia a mostrar grano en pantalla, o bien a aguantar peor elementos como el humo o la difusión en el escenario o delante de la cámara, aunque por suerte, también hay un gran número de secuencias en las que Freddie Francis y Alan Hume ruedan de forma directa, sin filtrajes, sin humo y con luz dura, y dichas escenas son precisamente las que mejor lucen de la proyección de una película que, a nivel de acabado, dentro del habitual encorsetamiento de cine de la época rodado en estudio, consigue ser muy atmosférica.
Título en España: Doctor Terror
Año de Producción: 1965
Director: Freddie Francis
Director de Fotografía: Alan Hume, BSC
Ópticas: Cooke Speed Panchro
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 2P Techniscope, 2.35:1
Vista en Blu-ray