Cooke Speed Panchro
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Emblemática y polémica adaptación de la novela de Anthony Burgess, escrita, producida y dirigida por Stanley Kubrick, que narra un futuro distópico (¿quizá finales de los años 80?) en el que el joven Alex (Malcolm McDowell) es el líder de un grupo de jóvenes que dedican sus noches a llevar a cabo todo tipo de disturbios ultraviolentos: desde peleas contra otros grupos, palizas a ancianos e incluso asaltos a domicilios y violaciones. Alex, que vive con sus padres, también practica el sexo libre durante el día, aunque siempre aduce cualquier motivo de salud para no acudir a la escuela. Tras ser encerrado y condenado a prisión por uno de sus crímenes, Alex se apunta voluntariamente al “tratamiento Ludovico”, un nuevo proceso médico que le asegurará la libertad en muy poco tiempo, convirtiéndole en un ciudadano ejemplar, anulándole los instintos criminales. “A Clockwork Orange” es todo un monumento cinematográfico en tanto que Stanley Kubrick muestra un dominio aplastante de todos los recursos cinematográficos, desde la puesta en escena, el uso -nunca mejor dicho- de unos actores absolutamente entregados, al empleo de la música y el sonido como elementos para perturbar al espectador. Los resultados son tan potentes como conscientemente desagradables, moviéndose en una peligrosa línea entre la comedia negra y la exaltación de la violencia, algo que, de siempre, ha hecho que “A Clockwork Orange”, sea uno de los films más polarizantes de su autor. Patrick McGee, Michael Bates, Warren Clark, Adrienne Corri, David Prowse, Philip Stone, Steven Berkoff o Anthony Sharp, entre otros, completan el reparto de la película.

Adaptación de un suceso real, acaecido a finales de los años 40 en el barrio londinense de Notting Hill y previamente novelizado por Ludovic Kennedy, que tiene como protagonista a John Reginald Christie (Richard Attenborough), un asesino en serie que acabó con la vida de varias personas cuyos cuerpos enterró u ocultó en el patio y cocina de su casa. La historia comienza cuando un joven matrimonio (John Hurt y Judy Geeson) se muda -junto con su hija pequeña- a un diminuto apartamento que les alquila Christie. Éste se siente atraido por la mujer y como consecuencia, se desencadenan los acontecimientos. Dirigida eficazmente por el norteamericano Richard Fleischer, también autor previamente de otro gran retrato de un asesino en serie ("The Boston Strangler", 1968), "10 Rillington Place" es un film que huye por completo de los efectismos y se centra en la lúgubre figura de su protagonista, el despiadado asesino muy bien interpretado por Attenborough, consiguiendo unos resultados perfectamente complementarios a los del anterior film del director, huyendo de todo artificio y morbo en su triste crónica de los hechos reales, incluyendo en su narrativa varias elipsis de altura.

Uno de los títulos más celebrados de la carrera del director norteamericano John Frankenheimer (aunque no es el mejor) fue esta adaptación de una novela de David Ely cuyo planteamiento sci-fi bien podría haber perfectamente el de series como “Twilight Zone”: un banquero, hombre de mediana edad hastiado de su vida (John Randolph) es contactado a través de un amigo para hacerse cliente de una empresa que ofrece un curioso servicio, consistente en fingir la muerte del individuo, cambiar sus rasgos e identidad mediante la cirugía y crear para él una nueva vida. De modo que el hombre se convierte en un apuesto pintor (Rock Hudson) de la noche a la mañana y es alojado en una vivienda de lujo en Malibú, pero sin remediar el vacío existencial previo. A pesar de su prestigio actual, “Seconds” fue originalmente un fracaso comercial que no funcionó ni como ciencia-ficción o crítica social (el público no aceptaba a Hudson en esa temática) ni como vehículo al servicio del actor. Lo cierto es que es una película de desarrollo y narrativa casi experimental en muchos aspectos y que no es sencilla a pesar de lo que su argumento pudiera sugerir, de modo que dicho fracaso no es por completo incomprensible.

Ambicioso proyecto de Warren Beatty, que protagonizó, escribió, dirigió y produjo esta adaptación de la vida del periodista norteamericano John Reed, famoso por su implicación en la revolución rusa de 1917 y por haber intentado llevar al comunismo a los Estados Unidos a través de una serie de intentos políticos fallidos que desembocaron en su exilio permanente a la URSS, en donde fue enterrado en el Kremlin a su fallecimiento. Junto a Beatty, un grupo de importantes actores se implicaron en el proyecto, destacando sobre todo Diane Keaton en el papel de Louise Bryant, la esposa de Reed, pero también Jack Nicholson, Maureen Stapleton, Paul Sorvino o hasta Gene Hackman en un par de breves escenas. Rodada durante muchos meses en Gran Bretaña, Finlandia y España, principalmente, “Reds” obtuvo tres premios Oscar (director, fotografía y actriz secundaria para Stapleton) y funciona realmente bien en su primera mitad, siendo la segunda parte, ambientada en la Rusia revolucionaria, la que curiosamente es más confusa y menos interesante. Con todo, es una película sofisticada e importante, que no ha perdido un ápice de su poderío casi cuatro décadas después de su rodaje y estreno.

Producción de la Amicus, que cuenta en su reparto con la presencia de Peter Cushing y Christopher Lee, además de un jovencísimo Donald Sutherland o, también, Bernard Lee, habitual de la serie Bond. En la misma, la acción está ambientada en un vagón de tren en el que viajan cinco hombres, a los que se incorpora un misterioso personaje (Cushing) que les dice que es un vidente con capacidad de ver el futuro a través del tarot. Así pues, la película narra cinco historias, una por cada uno de los pasajeros, todas ellas de corte fantástico o terrorífico. Los resultados son algo desiguales, como suele suceder en todas las cintas de episodios por mucho hilo conductor que posean, aunque como es típico de las películas de terror británicas de los años 50 y 60 del siglo pasado, “Dr. Terror” se ve con mucho agrado y su estilo y ambiciones (escasas), provoca una gran simpatía en el espectador.

Adaptación cinematográfica de una novela de Edward Lewis Wallant, que tiene como protagonista a un prestamista judío (Rod Steiger), superviviente del holocausto, que desde entonces vive y trabaja en el alto Manhattan, lindando con Harlem, en Nueva York. Su existencia trata de ser pacífica, pero los demonios internos y los recuerdos minan internamente al personaje, que por momentos se acerca a su propio caos personal y rechaza cualquier tipo de conexión emocional con otras personas. Más que el propio argumento de la película, lo que parece que interesó a Sidney Lumet fue la posibilidad de mostrar en pantalla a un personaje en descomposición emocional como el que interpreta (y muy bien además) Rod Steiger, en una película que, en ciertos aspectos, guarda similitudes con el proceso similar que sufría el personaje de Gene Hackman en “The Conversation” de Francis Ford Coppola. Los resultados globales son notables, aunque quizá el film no alcance el excepcional tono que sí poseen los mejores títulos de su autor. Geraldine Fitzgerald, Brock Peters y Jaime Sánchez, entre otros, completan el reparto.

Producción de 20th Century Fox basada en la vida de Freddie Mercury (Rami Malek), el famoso vocalista del grupo británico Queen, que narra el período de su vida en el cual se incorporó a la banda, hasta su vuelta triunfal a los escenarios con el Live Aid celebrado en Wembley en 1985. Parece ser que el proyecto de biografía de Mercury estuvo controlado en todo momento por Brian May y, además, es publico y notorio que el director Bryan Singer fue despedido durante el rodaje, siendo sustituido por Dexter Fletcher cuando aún restaban al menos dos semanas de una filmación en la que, durante las ausencias y retrasos de Singer anteriores a su despido, fue el director de fotografía Newton Thomas Sigel quien tuviera que tomar las riendas de la misma. Los resultados son muy descafeinados, pues la película profundiza muy poco en el personaje de Mercury, además que a pesar de sus 135 minutos de proyección, deja de lado toda la etapa de la enfermedad del cantante, cuyo fallecimiento por complicaciones relacionadas con el Sida que padecía desde hace años supuso todo un shock a nivel mundial. Lo que mejor funciona, más allá de una acertada interpretación gestual a cargo de Malek (que realmente hace muy poco para ganar el Oscar), es la escena final, en la que los cineastas realmente lo tenían fácil porque durante la misma pueden desplegar y despliegan algunos de los temas más celebrados de la banda británica.

Adaptación de una novela de D.H. Lawrence que fue además uno de los primeros proyectos cinematográficos del realizador Ken Russell, después de que varios directores consagrados de la época lo rechazaran. El argumento, ambientado en la campiña inglesa en la década de 1920, tiene como protagonistas a dos mujeres (Glenda Jackson y Jennie Linden) que se enamoran de dos hombres que, a su vez, son mejores amigos (Alan Batas y Oliver Reed). Pero sus relaciones muy pronto se desarrollarán por caminos muy diferentes y tortuosos. Se trata de una película que además realiza un ácido retrato de la aristocracia rural británica, e incluso se tomó ciertos riesgos con un avanzado uso de la sexualidad (masculina y femenina) en pantalla, que seguramente a la postre fuera parte decisiva en su éxito. Sin embargo, casi cincuenta años después de su estreno “Women in Love” es un film demasiado largo y que se recrea demasiado en diálogos profundos, pero que hacen que la historia, más sencilla de lo que la presenta Russell, avance de manera mucho más lenta y menos directa de lo que debiera.

Adaptación de una novela de Nicholas Mosley, que supuso la segunda colaboración cinematográfica entre el dramaturgo Harold Pinter, autor del guión cinematográfico, con el director norteamericano Joseph Losey, sólo cuatro años después del éxito obtenido con la magnífica “The Servant”. Como en aquél título, el peso de la narrativa se centra en Dirk Bogarde, encarnando aquí a un profesor de Oxford que junto con uno de sus colegas (Stanley Baker), inicia una relación de amistad con una joven pareja de estudiantes (Michael York y Jacqueline Sassard). Una noche, yendo a la casa del profesor, los jóvenes sufren un accidente de coche. Un largo flashback mostrará todas las situaciones de celos e hipocresía que han llevado hasta dicha situación. No es “Accident” un film sencillo de seguir y apreciar al menos en un primer aproximamiento, ya que todas las relaciones y situaciones que va desarrollando el guión de Pinter son un cúmulo de detalles que la narrativa dque un críptico Losey únicamente aclara parcialmente hacia su final y, aunque en su conjunto es un film apreciable, quizá tampoco esté a la altura del tercer trabajo del guionista y el director, la más conocida “The Go-Between”.

Brillante adaptación de una novela de Robin Maugham, con la que Joseph Losey, cineasta norteamericano exiliado en Inglaterra, inició su trilogía de películas escritas por Harold Pinter. La historia está centrada en Tony, un hombre de clase alta (James Fox) que se muda a una nueva y lujosa vivienda en Londres. Para hacer su vida más cómoda y acorde a su estatus social, contrata a un mayordomo (Dirk Bogarde) para servirle. Pero a pesar de las advertencias de su prometida (Wendy Craig), que parece intuir algo oscuro en el sirviente, Tony hace caso omiso e incluso permite que la hermana de éste (Sarah Miles) se instale a vivir con ellos de manera temporal. Gracias al fenomenal texto de Pinter –que situa a los cuatro personajes principales en constante conflicto- y a las excelentes interpretaciones del cuarteto protagonista, “The Servant” es una gran película y muy atrevida para su época, por su sátira de los estamentos sociales británicos e incluso por su contenido sexual, por lo que es considerada una de sus mejores obras de su autor y uno de los más recordados roles de Bogarde.

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