Film bélico escrito y dirigido por David Ayer (el guionista de “U-571” y “Training Day”), en el que Brad Pitt vuelve a enfrentarse al enemigo nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, el protagonista de “Inglourious Basterds” interpreta al Sargento al frente de un tanque, que en los últimos días de la guerra, avanza de pueblo en pueblo por Alemania, tratando de liberarlos o bloquear las acciones del ejército de Hitler. Bajo su mando se encuentra un diverso grupo de hombres (Shia LaBeouf, Michael Peña y Jon Berthal), al que se une un joven soldado novato (Logan Lerman) y sin experiencia en combate. Se trata de una película sólida y que ofrece todos los ingredientes habituales en el género, aunque en parte ello también supone que se trata de una película sin excesiva originalidad. No obstante, la buena labor del reparto, así como la decidida apuesta por un feismo y violencia poco habitual en el Hollywood reciente, hacen que “Fury” sea una película estimable, a la par que muy entretenida.
El director de fotografía es el ruso Roman Vasyanov [RGC], quien con solo 34 años consiguió el puesto gracias a un currículum que incluye más de 300 anuncios publicitarios, así como una nominación a los Independent Spirit Awards por “End of Watch” (2012), su primera película estadounidense, rodada también bajo las órdenes de David Ayer, en la que se mezclaban formatos digitales de bajo coste y un estilo enérgico de cámara en mano. Su juventud y el trabajo que desarrolla en “Fury” auguran una carrera muy prometedora para este hombre, que aporta a la producción un estilo muy europeo y un concepto visual que, al final, es uno de los máximo valores del film.
En primer lugar, hay que destacar que “Fury” –al contrario del otro título de Vasyanov y Ayer- es una película rodada en formato 35mm y, además, haciendo un uso muy bueno de las lentes anamórficas. De acuerdo con Vasyanov, antes de comenzar el rodaje se llevaron a cabo una serie de pruebas comparativas entre el celuloide y el digital, e incluso los ejecutivos del estudio (Sony) estuvieron de acuerdo en que el soporte fílmico tradicional era el más adecuado para capturar las aventuras de Brad Pitt y sus muchachos. Ello se debe a que el operador ruso lleva a cabo una exposición muy particular de sus negativos, maltratados durante todo el rodaje para mostrar en pantalla una pronunciada textura de grano, colores desgastados y negros muy pobres con bastante frecuencia, fruto del forzado y subexposición de Vasyanov. Quizá el referente obvio del cine moderno sea en este aspecto “Saving Private Ryan” (Steven Spielberg, 1998), con la que comparte ciertos elementos de su estética por la degradación voluntaria del negativo, aunque un referente más directo en lo visual podría ser la espeluznante “Idi i Smotri” AKA “Come And See” (Elem Klimov, 1985). Comparte “Fury” con esta obra maestra del cine soviético elementos como la suciedad y fango que aparece en pantalla, así como también parte de su fisicidad, aunque sobre todo, hay ciertas reminiscencias en el planteamiento de la luz de exteriores, que aquí siempre aparece apagada, como si se tratara del crepúsculo, al igual que algunos de los brillantes segmentos de la película de Klimov, rodada en Bielorrusia.
“Fury”, en cambio, está rodada en Inglaterra, por lo que su aspecto es fruto de un cuidado diseño de producción y vestuario, por una parte, así como de la labor del equipo de grip de Vasyanov y de las exposiciones de éste, ya que como el clima inglés es muy inestable, parece ser que durante el rodaje fueron necesarios el empleo de palios, telas, etc. para bloquear constantemente el sol. Generalmente los cielos siempre aparecen nublados y encapotados, lo que ya de por sí produce un aspecto grisáceo en mitad de las verdes llanuras, que seguramente con el apoyo de la corrección de color digital, poseen un aspecto algo oscurecido y azulado. Toda la película posee una puesta en escena muy formal, con muy buenas composiciones en teleobjetivo -generalmente del 75mm al 100mm, llegando hasta el 1000mm- alejada del realismo documental de la cámara al hombro, ya que en “Fury” la cámara siempre se mueve en grúas, cabezas o sobre trípode. Especialmente complicadas tuvieron que ser las escenas rodadas en el interior de los tanques, que al parecer eran tanques de verdad, lo cual obligó a llevar a cabo una cuidadosa preparación, rodar con multicámaras y unidades LED luz día y de tungsteno escondidas en el mismo, ya que en un espacio tan angosto no era posible utilizar luz cinematográfica convencional.
A pesar que “Fury” es principalmente una película de exteriores, son especialmente impactantes, por su crudeza naturalista, las escenas interiores diurnas, especialmente una de larga duración con Brad Pitt y Logan Lerman. Vasyanov ilumina exclusivamente desde el exterior de las ventanas, las cuales aparecen subexpuestas y producen cierto velo sobre las ópticas que reduce el contraste. La utilización de grandes fuentes de luz en el exterior y la renuncia a ubicar luces sobre los actores, o cada una de sus posiciones (al menos de manera evidente y con el fin de favorecerlos) provoca un aspecto muy real, casi documental, cuyo único pero –ya que lucen magníficas- es que su luminosidad contrasta excesivamente con la penumbra de los exteriores, que proporcionalmente son mucho más oscuros. Y, por supuesto, Vasyanov también se luce en la escena final, iluminada simulando el fuego de un grano, a través de luces tipo “Wendy” suspendidas en grúas, mucho humo y renuncia absoluta a recrear el típico aspecto azulado que produce en cine la luz de la luna.
Los resultados son muy buenos, ya que Vasyanov y Ayer escogen un concepto muy adecuado –la imagen cercana y con mucha textura, la suciedad y el aspecto desapacible de los cielos nublados en invierno, con el clasicismo de la cámara que evita los planos al hombro- y lo siguen al pie de la letra desde el primer hasta el último fotograma, con el añadido o plus que supone que el operador ruso aporte su sensibilidad europea al proyecto, que elimina hasta el más mínimo atisbo de glamour o embellecimiento típico de Hollywood. Lástima que no todos los aspectos del proyecto –especialmente la escritura, que no rehúsa ciertos tópicos ni es del todo valiente- estén a la altura de su estética, ya que en caso contrario, esta buena obra hubiera alcanzado cotas mucho más altas.
Título en España: Corazones de Acero
Año de Producción: 2014
Director: David Ayer
Director de Fotografía: Roman Vasyanov, RGC
Ópticas: G-Series, Telephoto, AWZ2 & ATZ de Panavision
Emulsión: Kodak 5207 (250D) & 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: Digital Intermediate (4K)
Vista en DCP
© Ignacio Aguilar, 2015.