Mr. Majestyk
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Mr. Majestyk

Uno de los muchos vehículos al servicio de Charles Bronson, en el que el duro actor interpreta al dueño de una plantación de sandías que, sin desearlo en absoluto, se ve envuelto en una trama de venganza con unos mafiosos dirigidos por un peligroso asesino a sueldo (Al Lettieri). Dirigida rutinariamente por un Richard Fleischer en horas bajas, parece ser que el guionista Elmore Leonard concibió el film para que fuera protagonizado por Clint Eastwood, quien ya había protagonizado uno de sus libretos, “Joe Kidd” (John Sturges, 1972) un par de años antes. Los resultados son, en el mejor de los casos, simpáticos, aunque por alguna extraña razón éste es uno de esos títulos que han adquirido cierta fama de culto porque al parecer se trata de uno de los muchos “guilty pleasures” de Quentin Tarantino.

El director de fotografía fue Richard H. Kline [ASC], habitual del cine de Richard Fleischer, para el que trabajó en un total de cinco películas desde 1968 hasta 1975: “The Boston Strangler”, “Soylent Green”, “The Don is Dead” y “Mandingo”. Hijo de otro director de fotografía de Hollywood, Benjamin Kline, Richard H. Kline entró en el mundo del cine a través de la televisión y ya en su primera película, “Camelot” (Joshua Logan, 1967) obtuvo una candidatura al Oscar, premio que nunca ganó, a pesar de haber recibido una segunda candidatura por “King Kong” (John Guillermin, 1976). Kline es también conocido por su gran labor al frente de dos películas para Robert Wise, como “The Andromeda Strain” (1971) y “Star Trek: The Motion Picture” (1979), además de la quinta entrega de “Planet of the Apes”, titulada “Battle for the Planet of the Apes” (J. Lee Thompson, 1973), “The Fury” (Brian de Palma, 1978) o el debut de Lawrence Kasdan en la dirección, “Body Heat” (1981).

De la misma manera en que “Mr. Majestyk” está muy lejos de ser uno de los grandes logros de Richard Fleischer como director, la película tampoco ofrece precisamente la mejor cara de Richard H. Kline como director de fotografía. Irregularidad podría ser una palabra bastante definitoria del conjunto. Kline siempre fue un operador absolutamente híbrido entre la vieja escuela de Hollywood de la que surgió y las nuevas tendencias de imagen cinematográfica que llegaron a Estados Unidos procedentes de Europa durante la década de los 70. Quiere ello decir que Kline, por formación, era un clásico, pero al mismo tiempo, era permeable y tenía un evidente interés en conseguir imágenes más naturales y reales que la que propugnaban sus maestros norteamericanos. Generalmente, en sus películas, es fácil ver por lo tanto escenas rodadas con luz dura o bien con luz suave y rebotada, e incluso, en algunos títulos, un fuerte uso de la difusión para restar dureza a sus imágenes. Aquí, desgraciadamente, Kline opta siempre o casi siempre por la vía más fácil, consciente quizá, como Fleischer, de que no disponían de un gran material entre manos.

Lo primero que destaca es que aunque ambos cineastas eran maestros en la utilización del formato panorámico anamórfico, en este caso renunciaron al mismo. Además de ello, destaca mucho que en todos los exteriores, Kline siempre utiliza una fuerte luz de relleno artificial sobre los personajes, para evitar que aparezcan sombras sobre sus rostros, cuando precisamente es un director de fotografía que, en sus mejores trabajos, se caracterizaba por arriesgarse con contraluces, reflectores, etc. en exteriores para evitar el uso de luz artificial (véase al respecto “King Kong”). Los interiores son una fuerte mezcla de ese mencionado estilo de Kline: constamente interactúan secuencias rodadas con luz dura sobre los actores, con otras en que la luz es mucho más suave y difusa e incluso, se producen mezclas de ambas técnicas, con decorados iluminados con luz suave y luces duras y puntuales sobre los actores. Los resultados, como es lógico, son absolutamente inconsistentes, con un fuerte grano además durante las escenas nocturnas, fruto quizá de sobrepasar los límites de subexposición de la emulsión clásica de Kodak 5254 (100T).

Fleischer, como indicábamos, tampoco parece mucho más interesado que Kline, puesto que su mano detrás de las cámaras apenas se nota e incluso “Mr. Majestyk” es un film que, quizá con la excepción de sus escenas nocturnas (para las cuales los cineastas recurrieron a las lentes ultraluminosas de Panavision), está íntegramente rodado con zooms, seguramente la versión “Panavised” del Angenieux 20-120mm T3, que no es una lente recordada precisamente por su gran rendimiento. Sin embargo, gracias a que Kline no empleó difusión, los problemas de la película no residen precisamente en sus lentes, sino en el flojo guión de Leonard y de una dirección de Fleischer cuyo principal interés parece precisamente terminar de rodar la película lo más pronto posible y de la manera más fácil.

Título en España: Mr. Majestyk
Año de Producción: 1974
Director: Richard Fleischer
Director de Fotografía: Richard H. Kline, ASC
Ópticas: Panavision esféricas
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Ignacio Aguilar, 2020.



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