Segunda adaptación cinematográfica de la famosa novela de Agatha Christie, ambientada en los años 30 en un tren que atraviesa Europa (desde Estambul hasta Francia) y en el que se comete un crimen que es investigado por el mejor detective del mundo, Hercules Poirot, quien casualmente también viajaba en el mismo. Todos los presentes son sospechosos, todos parecen tener sus motivos para asesinar a la víctima y todos parecen mentir… lo cual dificulta enormemente la investigación de Poirot y tendrá unos resultados inesperados. El norirlandés Kenneth Branagh toma el testigo de actores como Albert Finney, Peter Ustinov o David Suchet interpretando al personaje creado por Christie, asumiendo además las funciones de detrás de las cámaras (que en su día correspondieran a Sidney Lumet en la versión de 1974). Los resultados son bastante aceptables, acercando y adaptando la historia a los tiempos y audiencias modernas, aunque el conjunto adolece de un guión demasiado plano y una narrativa que nunca jamás se aleja de la fórmula. Quizá por ello sea preferible la versión de Lumet, en la que además Poirot investiga más y adivina menos que en la presente. Buenas actuaciones de un elenco que incluye a Penélope Cruz, Judi Dench, Derek Jacobi, Daisy Ridley, Johnny Depp, Willem Dafoe o Michelle Pfeiffer, entre otros, así como una notable banda sonora de Patrick Doyle completan el buen envoltorio de un conjunto que parece destinado a implantar una franquicia con Poirot con Branagh al frente de la misma.
El director de fotografía es el griego Haris Zambarloukos [BSC, GSC]. Nacido en 1970 y con estudios cinematográficos en Gran Bretaña y Estados Unidos, se trata de un operador que en la última década ha estado muy ligado a Kenneth Branagh, precisamente desde que el actor/realizador se hiciera cargo de otro remake (el de la adaptación de la obra de Anthony Shaffer “Sleuth”, muy bien llevado a la pantalla en 1972 por Joseph L. Mankiewicz). Desde entonces, Zambarloukos ha acompañado a Branagh en sus experiencias detrás de las cámaras, con títulos como “Thor” (2011), “Jack Ryan: The Shadow Recruit” (2014) o “Cinderella” (2015). Además se ha hecho cargo de películas dispares como “Mamma Mia” (Phillida Lloyd, 2008) o “Locke” (Steven Knight, 2013), siendo en todas ellas uno de los directores de fotografía que más usan y defienden el formato panorámico anamórfico, incluso mezclado con la adquisición digital.
En el caso de “Murder on the Orient Express”, Branagh y Zambarloukos retoman el trabajo del gran Alex Thomson en “Hamlet” (1996), ya que con la presente película el realizador filma su segunda obra en formato 65mm. Todo un lujo, como en aquél caso, ya que las dos películas no pertenecen, a priori, al tipo de película que aprovecharía el enorme tamaño de su negativo al estar fotografiadas principalmente en interiores. En el caso del film anterior, la magia de los 65mm se perdió parcialmente por el deseo de Branagh de utilizar muchos movimientos de cámara, que provocaron además que el film tuviera bastantes problemas de foco, obligando además a Thomson a emplear luz cenital y niveles bastante altos para alcanzar un diafragma mínimo de T/4.0 con película de 200T, debido a la granulosidad de las emulsiones de 500 ASA de la época, que Thomson se propuso evitar. Algo más de veinte años después, la notable mejoría de las emulsiones ha permitido a Zambarloukos rodar mucho material en 500T y obtener diafragmas equivalentes con algo menos de la mitad de luz, mientras que Branagh mueve menos la cámara (o con más sentido) y deja que muchas de sus tomas sean estáticas, algo que es imprescindible (o cuando menos, muy deseable) si se desea mostrar la mayor capacidad de este formato.
Por supuesto, como no podía ser de otra manera (y eso que Branagh y su guionista Michael Green llevan algunas escenas, incluso una de acción muy innecesaria, fuera de los vagones) casi toda la acción transcurre en torno al tren que le da título, bien diseñado por Jim Clay. En la película de 1974, rodada en formato esférico convencional y filtros de niebla por el gran Geoffrey Unsworth, la solución a dicha problemática se solucionó mediante la técnica de las proyecciones (frontales o traseras) para las escenas en movimiento, mientras que durante las escenas en las que el convoy se encuentra atrapado por la nieve, un estupendo decorado nevado fue construido como fondo. En esta ocasión, el asunto se ha solucionado mediante gigantescos paneles o pantallas LED que son usados a modo de retroproyecciones de material previamente rodado por Zambarloukos en Nueva Zelanda. El resultado en este aspecto es muy bueno, ya que el habitual problema de la técnica clásica solía ser la pérdida de definición, negros y contraste (además del grano re-fotografiado o la inconsistencia de la luz del fondo y del primer término), mientras que la alternativa, las pantallas de croma, tienen la desventaja de que el material no queda impresionado directamente en el negativo original, como sí sucede con las proyecciones traseras (o frontales, en su día).
El trabajo de iluminación de Zambarloukos es muy bueno, ya que consigue evocar el lujo del tren en el que viajan los protagonistas con una iluminación integrada muy bonita y que respeta además el estilo art-decó de la época; generalmente, como el exterior es frío y nevado, utiliza un contraste entre luz azulada en las ventanas y luces más cálidas en los interiores. Por supuesto, tiene que trabajar además con un grupo de actrices a las que tiene que mostrar con cierta sofistificación (Penélope Cruz, Daisy Ridley, o una Michelle Pfeiffer sin miedo a los años), situación para la que a priori el formato 65mm –con su añadido de nitidez y resolución- no es la más favorable a pesar de su reminiscencia del formato medio de fotografía, pero las resuelve bien a través de una luz muy suave, pero todavía direccional y puede que algún ligero filtro tipo Soft FX para reducir algún detalle extra. No es una fotografía de riesgo, no obstante, ni original siquiera; el operador griego se “limita” a hacer que todo luzca espléndido, aunque haga esto sin aportar un ápice de personalidad u originalidad, como demuestra el hecho que, por ejemplo, para los flashbacks, los cineastas recurran al… blanco y negro. Lo peor de la misma, sin ningún genero de dudas, es que gran parte de los fondos de los exteriores, o incluso los paisajes (no solo los rodados en Malta para ambientar en Jerusalem o Estambul, sino también aquéllos por los que avanza el Orient Express) están creados o fuertemente retocados por ordenador, de manera que el hábitat natural de los 65mm (los grandes exteriores) no es aprovechado para los mismos, al menos de la manera que más los favorece.
En cuanto al gran formato en sí, es decir, a los 65mm, éstos hacen que la adquisición en celuloide luzca más limpia, nítida, contrastada y saturada de lo que es habitual, pero por triste que resulte decirlo, la verdad y toda la verdad es que en proyección digital a 2K de resolución todo este esfuerzo de realización y producción ofrece un aspecto que, a priori, puede ser conseguido con una Arri Alexa convencional en formato ArriRaw 3.4k (Open Gate) y lentes tipo Panavision Primo o Cooke S4… ya que la apariencia de resolución es similar y los 65mm sobre todo aportan una imagen limpia, fina y detallada que “parece” digital (algo que es aún más evidente en IMAX, incluso cuando se proyectaba en celuloide 15/70). Así pues, el uso de los 65mm es muy elegante y elogiable, pero debe ir acompañado de un esfuerzo por exhibir con copias en 5-perf 70mm a la antigua usanza, presentaciones tipo roadshow, o algún elemento diferenciador, aunque se trate de estrenos en copias limitadas, ya que de lo contrario, es dificil hacerlo destacar y sí es muy fácil utilizar buenos resultados como los presentes para intentar demostrar que el mejor formato cinematográfico jamás ideado por el ser humano no aporta nada al espectáculo, cuando la realidad demuestra que tan importante es la adquisición, como la exhibición.
Título en España: Asesinato en el Orient Express
Año de Producción: 2017
Director: Kenneth Branagh
Director de Fotografía: Haris Zambarloukos, BSC, GSC
Ópticas: Panavision Sphero & System 65
Emulsión: Kodak 5203 (50D), 5207 (250D) & 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 5-perf 65mm (Panavision Super 70), 2.2:1 (70mm) & 2.4:1 (DCP)
Otros: 4K Digital Intermediate
Vista en DCP 2K
© Ignacio Aguilar, 2017.