Adaptación de una novela de Max Schott a cargo de Martin Ritt, escrita por la pareja de guionistas Harriet Frank Jr. E Irving Ravetch (autores de los libretos de “Hud”, “Norma Rae” y “Stanley & Iris” para el realizador) que tiene como protagonistas a una mujer divorciada (Sally Field) que llega a un pequeño de Arizona junto con su hijo (Corey Haim) y entabla amistad con Murphy, un hombre viudo (James Garner) que regenta una tienda en el pueblo. La cosa se complica cuando aparece en escena el exmarido de ella (Brian Kerwin), un vago que se instala en su casa con la intención de volver a relacionarse con su antigua esposa. Se trata de un film agradable, sin demasiadas pretensiones (a diferencia de las películas más importantes de Ritt, o incluso de la anterior “Norma Rae”, en la que Sally Field tenía un papel más interesante que en el presente título) y en el que el director confía en gran medida en la química entre su pareja protagonista, con un encantador James Garner que hizo méritos para conseguir su única nominación al Oscar, además como actor principal.
El director de fotografía fue William A. Fraker [ASC, BSC], quien realizó aquí su único trabajo para el director Martin Ritt, quien por aquélla época ya había finalizado, por el motivo que fuera, su larga asociación con el operador John A. Alonzo [ASC]. Fraker fue un director de fotografía muy influyente, por su personalidad carismática y porque además fotografió un buen número de películas importantes, además de haber sido ocasional director y contar con un estupendo debut como tal, “Monte Walsh” (1970). Entre sus primeros títulos como principal operador, después de haber sido segundo de Conrad Hall, se encuentran ya films como “Bullitt” (Peter Yates, 1968) y “Rosemary’s Baby” (Roman Polanski, 1968), además de “Paint Your Wagon” (Joshua Logan, 1969). Después de llamar mucho la atención su excepcional trabajo en un fracaso como “The Heretic: Exorcist II” (John Boorman, 1977), comienza a acumular nominaciones al Oscar con la notable “Looking for Mr. Goodbar” (Richard Brooks, 1977), “Heaven Can Wait” (Warren Beatty & Buck Henry, 1978), dos por “1941” (Steven Spielberg, 1979), ya que también es nominado por su fotografía de efectos visuales, “WarGames” (John Badham, 1983) y, finalmente, con el presente título, con el que se cierra la mejor parte de su filmografía, aunque posteriormente mostrase su oficio en títulos como “Memoirs of an Invisible Man” (John Carpenter, 1992) o en el complicado rodaje de “Tombstone” (George P. Cosmatos, 1993), antes de retirarse con 80 años de edad en 2002. Aunque fue un hombre muy apreciado por sus colegas, que le otorgaron el premio honorífico de la ASC y le hicieron miembro también de la BSC en Inglaterra; sin embargo nunca pudo alcanzar el Oscar en sus seis nominaciones.
La imagen de “Murphy’s Romance”, aunque data de 1985, es mucho más propia de la de la década anterior y del carácter y filosofía de trabajo de William Fraker, muy bien expuesta por el mismo en el libro “Masters of Light”. Es mucho más propia de los 70 en tanto que es un film que a veces recuerda más a la línea de trabajo de Vilmos Zsigmond en “McCabe And Mrs. Miller” (1971) o de Haskell Wexler en “Bound for Glory” (1976), ya que “Murphy’s Romance”, sin tener nada que ver con éstos, también es en cierto modo, por su ambientación, un Western en el que el director de fotografía hace un extensivo uso de la difusión, mezclando bonitos efectos solares y filtros de niebla, así como una fuerte textura, que en el caso de Fraker no es consecuencia de emplear el revelado forzado como Zsigmond o Wexler, sino las emulsiones de alta sensibilidad de los 80, que dejaban bastante que desear. Y es también un trabajo típico de Fraker porque describe muy bien su romanticismo a la hora de afrontar la fotografía de una película: para este director de fotografía, el público, cuando acude a una sala de cine, no lo hace para ver un documental, o imágenes sucias, o gente fea, sino que su concepto es que todo debe de ser bello y lucir lo mejor posible, ya que para él el cine era un medio de evasión.
En este aspecto, se aprecia un fuerte esfuerzo en Fraker y Ritt por rodar gran parte de los exteriores del film en los momentos en los que la luz natural disponible es de una mejor calidad (esto es, al amanecer, o al atarceder, o incluso cuando el sol ya se ha puesto y se pueden crear bonitos efectos con algo de luz en el cielo durante el crepúsculo). No son imágenes de una gran fuerza, ni que apoyen o cuenten la historia de una forma mejor, pero sí apoyan en el sentido de crear un envoltorio “bonito” y “amable” que, dentro de lo ligera que es la propia película, sí es cierto es que seguramente lo que pedía este tipo de material. La fotografía de interiores es más convencional, aunque eventualmente Fraker traslada algún efecto solar (de amanecer o de atardecer) a este tipo de escenas, pero no se muestra ni remotamente en la vanguardia de los Deschanel o Cronenweth de la época. Sí que es evidente que Fraker poner el mismo cuidado sobre Sally Field que empleara sobre Julie Christie en “Heaven Can Wait”, desarrollando una luz propia para la actriz que, muchas veces, no tiene mucho que ver con la de la luz de la propia escena, pero que sí es cierto que mejora notablemente el aspecto de la misma. No es tan evidente el uso de una luz así sobre James Garner, sobre el que no hay una intención especial de mostrarle como un “galán”, algo que sí había sobre Warren Beatty en el citado film.
Los resultados son bastante buenos, aunque casi sean tan agradables como anacrónicos, porque como decíamos, “Murphy’s Romance” tiene un uso extensivo de la difusión (y seguramente de fuertes filtros de Coral para hacer que los exteriores sean más cálidos y atractivos) que la emparenta más con el estilo típico de los años 70 que con lo que ya era el “look” habitual de los años 80. Por eso en cierto modo sorprende, a pesar del prestigio de Fraker, que su trabajo en un film relativamente menor y sin que sus imágenes sean especialmente notables, que por el mismo el director de fotografía recibiera su sexta nominación al Oscar, la quinta en el apartado a la mejor fotografía. Ello se justifica, con casi total seguridad, en su personalidad y carisma, que seguramente empujaron a sus compañeros de profesión a incluirle en las candidaturas, aunque sin duda, en un año en el que ganó David Watkin por “Out of Africa”, su trabajo era el de menor interés entre las otras candidatas, que fueron “Ran” (Asakazu Nakai, Takao Saito, Shoji Ueda), “A Room With a View” (Tony Pierce-Roberts) y “Witness” (John Seale).
Título en España: El Romance de Murphy
Año de Producción: 1985
Director: Martin Ritt
Director de Fotografía: William A. Fraker, ASC, BSC
Ópticas: Panavision Esféricas
Emulsión: Kodak 5247 (100T), 5294 (400T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2018.