Nocturnal Animals
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Nocturnal Animals

Segunda película del diseñador Tom Ford, rodada siete años después de “A Single Man”, con la que debutó en el año 2009. “Nocturnal Animals” es la adaptación de la novela de Austin Wright de 1993, que tiene como protagonista a una mujer de éxito (Amy Adams) que dirige una galería de arte en Los Angeles. Un día, después de una de sus exposiciones, recibe un manuscrito de parte de su ex-marido (Jake Gyllenhaal), un escritor frustrado al que dejó casi veinte años atrás. El libro, que además está dedicado a ella, trata sobre una pareja que una noche, viajando por el estado de Texas junto a su hija, se cruza con otro coche en el que viaja un grupo de hombres en busca de problemas. Aunque la narrativa del libro no parece tener nada que ver con ella, su lectura comienza a traerle muchos recuerdos de su vida en común con el escritor y de la época en que le conoció. “Nocturnal Animals” deja dos primeros tercios de proyección de una nivel elevadísimo, en los que Ford conjuga muy bien las dos líneas narrativas que presenta la película apoyándose en un gran guión y un soberbio trabajo de los actores, especialmente Amy Adams y Michael Shannon, en el papel de un policía. Posteriormente, el tercio final se mueve en terrenos más convencionales del drama y el thriller, aunque la resolución abierta –que no despeja algunas incógnitas sobre los personajes- vuelve a ser brillante. Por todo ello, se trata de una película muy notable, hecha con personalidad y rodada y editada con muy buen pulso, aunque los cabos que deja sueltos puedan incomodar al espectador que busque películas de un perfil más comercial que la presente. Armie Hammer, Michael Sheen, Aaron Taylor-Johnson, Isla Fisher y Andrea Riseborough completan el reparto de una película en la que también destaca la banda sonora a cargo de Abel Korzeniowski.

El director de fotografía es el norirlandés Seamus McGarvey [ASC, BSC], uno de los directores de fotografía más reclamados del momento. Nacido en 1967, cuenta ya con dos nominaciones al Oscar, a los BAFTA y al premio de la American Society of Cinematographers (ASC), por dos películas rodadas a las órdenes de Joe Wright: “Atonement” (2007) y “Anna Karenina” (2012). Ha sido además, en este tiempo, director de fotografía de películas como “High Fidelity” (Stephen Frears, 2000), “Enigma” (Michael Apted, 2001), “The Hours” (Stephen Daldry, 2002), “Sahara” (Breck Eisner, 2005), “World Trade Center” (Oliver Stone, 2006), “We Need To Talk About Kevin” (Lynne Ramsay, 2011), “The Avengers” (Joss Whedon, 2012) o “Pan” (Joe Wright, 2015). Por lo tanto, McGarvey es un director de fotografía que desde muy joven ha rodado producciones importantes y siempre ha ofrecido un buen nivel, incluso muy bueno en el caso de las dos películas que hasta la fecha le han supuesto mayor reconocimiento, en una carrera que promete ser muy interesante de cara tanto al presente como al futuro.

Quizá el hecho más destacable de la fotografía de “Nocturnal Animals” sea que los cineastas han decidido renunciar a la adquisición digital de la imagen, recurriendo al formato Super 35mm en su lugar. Una decisión que, a priori, desde el punto de vista logístico, tenía sus ventajas e inconvenientes, pero que hace que todo el conjunto posea un aspecto muy bueno y, por supuesto muy orgánico, que además ofrece muy buena calidad de imagen en su proyección digital. La película, a nivel estético, se mueve en tres niveles narrativos: el presente en Los Ángeles, en el que el personaje de Amy Adams es una exitosa dueña de una galería de arte; por otro lado, los hechos narrados en la novela escrita por su ex-marido, que suceden en Texas, así como, finalmente, algunos flashbacks que nos llevan al pasado en común de ambos personajes, veinte años atrás. Hay que destacar además que a pesar que Tom Ford es mucho más conocido como diseñador de moda que como cineasta, ha delegado los principales roles del diseño de producción y vestuario a terceras personas, centrándose eso sí en una triple faceta de escritor-director-productor de la película.

La parte que transcurre en el Los Angeles de la actualidad es la más moderna y estilizada, transcurriendo además en una serie de localizaciones de arquitectura minimalista y estética muy estilizada, que son muy bien explotadas por lo cineastas para describir el mundo (artístico) en el que se mueve la protagonista, rasgo fundamental para comprender la historia. En esta sección hay que destacar, además, que Ford hace uso de Amy Adams en una doble vertiente: con el aspecto de una mujer de éxito, con un look muy atractivo a través de su vestuario y maquillaje, así como con el aspecto vulnerable en que los hechos que suceden a su alrededor y la lectura de la obra de su ex-marido (que en cierto sentido, recuerda mucho al aspecto que la misma actriz luce durante gran parte del metraje de “Arrival”, estrenada hace pocas semanas). La segunda de las secciones, la que tiene lugar en Texas, contiene abundante fotografía nocturna en carreteras desérticas, algunos interiores, así como diversos exteriores en los que los cineastas buscan un aspecto muy cálido y con mucha saturación de los cielos. Esta parte es mucho más brutal y menos estilizada que la anterior, ya que en cierto modo es empleada por los cineastas para mostrar la contraposición entre los dos mundos. Mientras que la tercera, la más breve, ya que solo es mostrada a través de breves escenas intercaladas durante los dos segmentos principales, son los flashbacks que muestran a los personajes juntos, casi veinte años atrás. En estas escenas McGarvey hace uso de todos sus recursos técnicos y lumínicos para rejuvenecer a los personajes, con mucho éxito.

Decíamos que la elección del celuloide en lugar de la adquisición digital tenía sus ventajas e inconvenientes en la presente película. Los inconvenientes son claros: gran parte del metraje de Texas es nocturno, con grandes escenarios desérticos que tuvieron que ser iluminados por McGarvey, aunque fuera de forma tenue, para la producción. En estas escenas, la mayor sensibilidad nocturna de una cámara como la Arri Alexa hubiera podido suponer una ventaja clara en cuanto a la logística (ya que permite usar menos luz, lo que repercute en el tiempo empleado y el dinero gastado), pero desde luego que el celuloide poseía y posee una ventaja incuestionable para este film: Ford y McGarvey lo filman casi todo a través de algunos planos medios y sobre todo primeros planos de los actores y, como explicábamos, se preocupan mucho del aspecto de Amy Adams y, además, tanto a ella como a Jake Gyllehaal debían “quitarles” veinte años en los flashbacks. En esas condiciones, la adquisición en celuloide es mucho más favorecedora para los actores, por su mayor suavidad y aspecto orgánico, lo que suponemos que fue lo que inclinó la balanza hacia el 35mm, formato que McGarvey continúa alternando con el digital en sus producciones.

Los primeros planos y la forma en que los ilumina el operador norirlandés constituyen el punto fuerte de la proyección a nivel estético. Siempre a través de una luz muy suave, los cineastas modifican el aspecto de Amy Adams de forma muy efectiva, pero sobre todo, aunque todo aquél que se muestra ante la cámara de McGarvey ve cómo mejora su aspecto de manera automática, es muy interesante el tratamiento de los flashbacks, en los que a través de una luz aún más suave, así como por la utilización de filtros Tiffen Glimmerglass (con partículas difuminantes que restan detalle a la imagen) consigue que los protagonistas luzcan mucho más jóvenes de forma muy creíble. El mérito no es solo del operador, sin embargo; este tipo de logros son una labor de equipo en la que además del apoyo del director es necesario que dirección de arte, vestuario y maquillaje vayan en la misma dirección, a buen seguro, después de haber realizado múltiples pruebas para dilucidar qué combinación de técnicas ofrecía el mejor resultado. Los exteriores nocturnos en Texas son también un logro importante; aún sin alcanzar la perfección y realismo de los de Roger Deakins para “Fargo” (Joel Coen, 1997), puesto que los de McGarvey evidencian siempre el uso de iluminación cinematográfica más allá de las fuentes presentes en pantalla (faros y luces de coches), el aspecto es muy bueno, sólido y consistente, a pesar de los problemas que siempre plantean este tipo de situaciones “imposibles”. Quizá lo menos logrado del trabajo de McGarvey sea la colorimetría de los exteriores en Texas, con un aspecto polarizado que parece algo forzado en el etalonaje digital, con un exceso de saturación de los cielos y su contraposición con los marrones que dominan estas escenas, aunque es un problema menor dentro de una proyección de alta calidad.

Los resultados son, por lo tanto, muy buenos. El dominio de la narrativa cinematográfica que muestra aquí Tom Ford es realmente elevado e incluso muy sorprendente teniendo en cuenta que se trata de alguien que ha iniciado su carrera cinematográfica cerca de los 50 años de edad y que “Noctunal Animals” contiene una estructura complicada y que se trata únicamente de su segunda película. La interacción entre las dos líneas narrativas de la película está muy bien llevada y, desde luego, como escritor-director-productor, el hecho de cerrar el film dejando varias cuestiones importantes para entenderlo completamente abiertas es un riesgo muy loable y que le funciona muy bien. Quizá se le pueda achacar que abusa de los primeros planos, o que de hecho la película esté rodada por lo general mostrando mucho más los rostros de los actores que su entorno, pero es una película sobre las emociones de los personajes y cómo su interacción afecta a los personajes de Adams y Gyllenhaal, de ahí que una cámara cercana a sus personajes encuentre su justificación. Quizá, con sus planos fijos muy bien compuestos, Ford evidencia también un mayor dominio de la fotografía fija que del plano cinematográfico en movimiento, pero se trata de una cuestión que, dado lo bien que funciona el conjunto, desde luego no supone un inconveniente en absoluto.

Título en España: Animales Nocturnos
Año de Producción: 2016
Director: Tom Ford
Director de Fotografía: Seamus McGarvey, ASC, BSC
Ópticas: Panavision Primo
Emulsión: Kodak 5217 (200T) & 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 35 (3-perf), 2.4:1
Otros: Digital Intermediate

Vista en DCP

© Ignacio Aguilar, 2016.



Language / Idioma