Super 35
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Adaptación de una novela de Thomas Harris, que tiene como protagonista a un policía (William Petersen) encargado de la investigación de los crímenes de un asesino en serie, para cuya resolución busca el apoyo de un psiquiatra (Brian Cox), tan brillante como demente, también encarcelado por sus delitos de sangre y que había sido capturado por el propio agente protagonista. Producida por el italiano Dino de Laurentiis, “Manhunter” es más conocida a día de hoy por haber supuesto la primera presencia cinematográfica del personaje del Dr. Hannibal Lecter (aquí denominado Lektor), inmortalizado por Anthony Hopkins en la película “The Silence of the Lambs” (1991), que por su propio éxito, puesto que el film tuvo una carrera más bien discreta, a pesar que en muchos aspectos es la más satisfactoria de todas las películas centradas en el personaje (incluyendo la otra y posterior versión de la novela de Harris, “Red Dragon”, del año 2002) y cuenta ya con la casi siempre interesante visión del cineasta norteamericano Michael Mann.

Primera y seguramente (con el permiso de “Skyfall”) la mejor de las películas de Daniel Craig como el agente James Bond 007, que además hace las veces de “reboot” de la serie, puesto que vemos en pantalla cómo Bond accede a su puesto en el M:I6 y su primera misión. El argumento gira en torno a que el agente secreto tiene que impedir que un banquero (Mads Mikkelsen) que se dedica a financiar a terroristas, pueda continuar con su labor, para lo cual deberá derrotarle en una partida de poker en el Casino Royale en Montenegro. Para ello, contará con la ayuda de una agente del tesoro, Vesper Lynd (Eva Green), que le acompañará en sus aventuras. “Casino Royale” es uno de los mejores títulos de toda la serie Bond, porque el film, entre otras cosas, se adapta muy bien a la personalidad y físico de Daniel Craig (tan alejado del anterior Pierce Brosnan) y posee un buen número de secuencias de acción bien elaboradas y un tono serio que hace que posea mucha más entidad que la mayor parte de las aventuras de Bond. Stuart Baird estuvo al mando del montaje de un film diseñado por Peter Lamont, que además fue reescrito por Paul Haggis, y en el que intérpretes de la talla de Jeffrey Wright, Giancarlo Giannini y Judi Dench poseen papeles secundarios.

Interesante thriller de finales de los años 90, que tiene como característica principal su apuesta más por la creación de personajes y por el suspense que por la acción pura: un policía experto en negociaciones con rehenes (Samuel L. Jackson) es acusado falsamente de asesinato para ocultar una red de corrupción policial. Tratando de demostrar su inocencia, toma a varios policías como rehenes en un rascacielos. Como es consciente de que sus propios compañeros son los implicados, pide como condición que acuda como negociador policial a un agente de fuera de su entorno (Kevin Spacey). Lo que podría haber sido por tanto un espectáculo de tiros, planos aéreos, vértigo, etc. queda por tanto en un segundo plano principalmente debido al casting de dos actores de la talla de Jackson y Spacey en los papeles protagonistas. La película a pesar de ello dista mucho de ser perfecta, con algunos giros de guión algo rebuscados y una excesiva duración, aunque continúa siendo efectiva e interesante por su diferenciación con respecto a otras muchas películas del mismo género o de planteamiento similar. J.T. Walsh, David Morse, Dean Norris, Paul Giamatti, John Spencer o Ron Rifkin son algunos de los muchos rostros populares en los papeles secundarios.

Superproducción de la 20th Century Fox y la Paramount en la que, sobre la base del clásico “A Night to Remember” (Roy Ward Baker, 1958), James Cameron narra la historia de amor entre Rose (Kate Winslet) y Jack (Leonardo Di Caprio). Ella es una pasajera de primera clase que viaja junto a su prometido, el millonario Cal (Billy Zane), mientras que él ha ganado su billete jugando a las cartas y viaja en tercera clase, junto al resto de emigrantes y pasajeros de escasos recursos. Pero Rose es infeliz y ello da pie a que, tras conocerse a bordo del Titanic accidentalmente, inicien un romance imposible que alcanza su punto álgido justo en el momento en el barco choca con un iceberg y comienza a hundirse de proa. Las grandes interpretaciones y química del dúo protagonista, mucho talento (y dinero) para la reconstrucción de época y para la puesta en escena, con un gran espectáculo visual, así como una pegadiza banda sonora de James Horner (con canción a cargo de Céline Dion incluida), entre otros elementos, hicieron que la película igualase el récord de “Ben-Hur”, al alzarse con once premios Oscar y, sobre todo, se convirtiera en un auténtico fenómeno de masas que la llevaron a ser, en su momento, la película más taquillera de la historia. Más de un cuarto de siglo después de siglo después del estreno, quizá los efectos digitales hayan sido superados con creces, pero las grandes virtudes del film continúan inclinando la balanza hacia su lado, por encima de un texto (del propio James Cameron) muy inferior al resto de lo que se ve en pantalla.

Segunda y mucho más famosa adaptación cinematográfica de una novela de A.J. Quinnell, ya llevada a la pantalla en 1987 con Scott Glenn como protagonista. En este caso, Denzel Washington es el guardaespaldas John Creasy, un antiguo agente de la CIA, que vive alcoholizado, pero que acepta el encargo de proteger a Pita, una niña (Dakota Fanning) que vive junto a su madre norteamericana (Radha Mitchell) y su padre mexicano (Marc Anthony) en Ciudad de México, en donde los secuestros de niños son tristemente frecuentes. Creasy se muestra inicialmente taciturno y esquivo, pero poco a poco se va abriendo a la niña, que le devuelve la ilusión por vivir… hasta que es secuestrada y Creasy tiene que entrar en acción. “Man on Fire” fue uno de los títulos más logrados de Tony Scott, sobre la base de un sólido guión de Brian Helgeland, que sobre todo es interesante en su primera mitad, cuando se desarrolla la amistad entre Creasy y Pita, y que se vuelve más convencional y rutinario cuando se desata la venganza. Christopher Walken, Giancarlo Giannini, Rachel Ticotin y Mickey Rourke completan el reparto de un thriller intenso y violento.

Retorno de Paul Verhoeven al cine europeo -y más concretamente a su país natal - tras más de veinte años de ausencia, con una historia ambientada en Holanda en los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial, que tiene como protagonista a una joven judía (Carice Van Houten) que a fin de ayudar a la Resistencia a combatir a los nazis, se infiltra en el cuartel general de los mismos como ayudante de uno de sus más altos cargos (Sebastian Koch). Ello es el comienzo de una serie de aventuras y desventuras que incluyen traiciones, grandes dosis de violencia y contenido sexual. Esa forma salvaje de hacer cine del realizador holandés es lo mejor de un film que, a pesar de sus dos horas y media de duración, es muy ágil y dinámico. Pero quizá esa agilidad en la narrativa también hace que varios de sus giros de guión traten de entrar al espectador demasiado deprisa, no resultando del todo creíbles, de manera que a veces el film es algo atropellado en sus acciones por mucho que el ritmo no decaiga nunca durante la proyección.

Debut en la dirección de Quentin Tarantino, además guionista de una película en la que tuvo la habilidad de fragmentar la historia y, además, omitir precisamente el hecho que la desencadena: el atraco para robar unas joyas, en el que todo sale mal. Los protagonistas son un grupo de hombres que trabajan al margen de la ley para un jefe mafioso (Lawrence Tierney) y su hijo (Chris Penn). Para el trabajo, los hombres, que no se conocen entre sí, utilizan pseudónimos como Sr. Blanco (Harvey Keitel), Sr. Naranja (Tim Roth), Sr. Rubio (Michael Madsen), Sr. Azul (Edward Bunker), Sr. Marrón (el propio Tarantino) y el Sr. Rosa (Steve Buscemi). Después del fallido atraco, los supervivientes van llegando de uno en uno al punto de encuentro, un almacén, en donde comienzan a sospechar que hay un soplón entre ellos. Partiendo de inspiraciones ajenas de diversa índole, además de por su fragmentación, el debut de Tarantino está caracterizado por sus hábiles, frescos e ingeniosos diálogos, así como por sus altas dosis de violencia, que resultaron muy llamativas en la época en que el film se hizo famoso, sobre todo, a raíz del estreno de “Pulp Fiction” (1994). No es la mejor película de su director, pero posee momentos emblemáticos (como los títulos de crédito, o el baile del Sr. Rubio) y continúa siendo un estupendo debut detrás de las cámaras (Tarantino, por otro lado, evidencia que su lugar nunca debió de ser delante de las mismas).

Díptico de películas escritas y dirigidas por Quentin Tarantino (que originalmente iban a haber sido una única película), protagonizadas por Uma Thurman en su papel de “La Novia”: una mujer que, durante los preparativos de su boda, estando embarazada, es tiroteada junto al resto de los presentes por los miembros de una banda criminal liderada por Bill (David Carradine). Ello la deja en coma durante varios años, pero al despertar, La Novia decide ir a por todos y cada uno de esos miembros de la banda de Bill, para matarlos, hasta llegar hasta el mismísimo jefe y líder. En estas dos películas, Quentin Tarantino rinde un amplio homenaje al cine de artes marciales, a las películas de venganza y hasta al Spaghetti-Western, aunque toda la película no es sino un “fan service” destinado a proporcionar a la audiencia exactamente lo que quiere ver, sean peleas, entrenamientos, muertes o sangre en pantalla. Pero los resultados se ven seriamente deslucidos tanto por dicha complacencia, como, sobre todo, porque lo que originalmente debería de haber sido una única película de tres horas de duración se convirtió en dos de casi cuatro si las sumamos. Por ello, las situaciones están muy estiradas, con escenas que apenas hacen avanzar la trama, y un ritmo lento que, más allá de los homenajes, referencias y explosiones de violencia, que da lejos de las grandes obras de su autor.

Tercer y -en espera de "Horizon"- hasta la fecha último largometraje dirigido por Kevin Costner, quien en esta ocasión cedió el crédito protagonista a Robert Duvall. Juntos interpretan a un peculiar dúo de vaqueros que tratan de defender su rebaño y a los hombres que trabajan para ellos (Abraham Benrubi y Diego Luna) de los ataques del cacique de un pueblo (Michael Gambon) y el Sheriff que parece que trabaja para el mismo (James Russo), hasta que llega un momento, en que deciden contraatacar y vengarse de los ataques recibidos, acudiendo al pueblo en su búsqueda y enfrentamiento. Ente tanto, Costner tiene tiempo para protagonizar una historia de amor con la hermana del médico local, interpretada por Annette Bening. “Open Range” es un Western de corte absolutamente clásico y como tal funciona relativamente bien, con buenas relaciones humanas bien descritas e interpretadas, aunque también es cierto que la película contiene determinados cambios de tono y un metraje demasiado hinchado que terminan por jugar en su contra, a pesar de sus muchos y evidentes aciertos. Michael Jeter interpreta al encargado de las caballerizas del pueblo, el único hombre que en un principio no es hostil al dúo Costner/Duvall.

Cuarta película de George Clooney como realizador, en la cual adapta una obra de Beau Willimon, que tiene como protagonista a un idealista asesor de campaña (Ryan Gosling), empleado por un político demócrata (el propio Clooney) en una campaña de primarias en el estado de Ohio, que se ve envuelto en un sucio juego ajeno a la ciudadanía en el que también participan una joven becaria (Evan Rachel Wood), su jefe de campaña (Philip Seymour Hoffman) e incluso el jefe de campaña de su rival (Paul Giamatti). Clooney, también co-guionista, como fan declarado del thriller de los años 70, lleva a cabo una adecuada actualización del género, incluyendo su estética, en la que destaca el muy buen hacer de todo el reparto, el moderado cinismo de la propuesta e incluso una sobria escritura, a pesar que el punto de fricción de la película parece muy inocente a los ojos del público del siglo XXI.

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