Adaptación de una novela gráfica ideada por el propio realizador del film, que tiene como protagonista a un técnico (Tom Cruise) que, en una época posterior a una guerra que devastó la Tierra, lleva a cabo labores de vigilancia y de limpieza terrestre hasta que el accidente de una antigua nave le lleva a cuestionarse toda su existencia. Cruise, secundado por Andrea Riseborough, Morgan Freeman y Olga Kurylenko, continúa interpretando su eterno papel de héroe en un film de planteamiento interesante que, desgraciadamente, en su desarrollo, termina siendo un pastiche de muchos otros films de ciencia-ficción (“Wall-E”, “Total Recall”, “Logan’s Run”, “The Island” y hasta “I Am Legend”, etc) que le restan muchos puntos, a pesar de algunos diseños estimulantes y de una notable banda sonora electrónica.
El director de fotografía, como en el anterior film del realizador -“Tron: Legacy”, que además había supuesto su debut- es Claudio Miranda [ASC]. Operador nacido en Chile, se hizo un nombre en Hollywood ocupando la posición de gaffer de Dariusz Wolski en los proyectos que éste rodó para Tony Scott a mediados de la década de 1990, cargo que también desempeñó junto a Daniel Mindel, Harris Savides y Jeff Cronenweth, en los trabajos de estos dos últimos para David Fincher también en aquélla misma época. A continuación, comenzó a rodar publicidad, vídeos musicales y cortometrajes, hasta que fue el propio Fincher quien le dio la oportunidad de finalizar “Zodiac” (2006) cuando Harris Savides no pudo completar algunas tomas adicionales, y ello hizo que Miranda acabase ocupando la posición de primer operador ya en “The Curious Case of Benjamin Button” (2009), trabajo por el que obtuvo su primera nominación al Oscar. Consumado especialista en cine digital y cámaras de alta definición, después vendrían la citada secuela de “Tron” y “Life of Pi” junto a Ang Lee, por la que obtuvo su discutido y discutible premio Oscar, ya que el film fue rodado, en su gran mayoría, en estudio delante de pantallas de croma.
Miranda parece que va probando una nueva cámara en cada nuevo proyecto, desde la Thomson Viper Filmstream y la Sony F-23 de “Benjamin Button”, la Sony F-35 en “Tron: Legacy” o la Arri Alexa en “Life of Pi”. Para “Oblivion”, destaca la elección de la cámara Sony F-65 (con algunas tomas aéreas o planos móviles rodados en la Red Epic), una cámara con un sensor CMOS capaz de registrar una imagen de 8K para un formato de salida en 4K reales, que la sitúan a la vanguardia de la técnica. Avances técnicos que también se emplean en un film perfecto para las habilidades de Miranda, puesto que como “Life of Pi”, “Oblivion” también contiene un número elevadísimo de tomas de efectos visuales para complementar los decorados construidos específicamente para el film con fondos de desolados paisajes terrestres o cielos post-nucleares. En este sentido, como en “Life of Pi”, Miranda se muestra como un número uno de la especialidad, ya que aunque siempre resulta evidente que gran parte de la imaginería es digital, lo cierto es que los fondos siempre tienen una apariencia creíble y la integración de decorados y actores con respecto a los mismos es realmente buena.
En las pocas secuencias en las que apenas hay efectos, o los decorados reales o localizaciones llevan el peso real de la imagen, Claudio Miranda ejecuta un trabajo con mucho contraste entre zonas de oscuridad y fuentes de luz de gran potencia, como durante la secuencia en que Tom Cruise se adentra en lo que parecen los restos de una vieja biblioteca, u otros en los que obtiene un buen partido de sus lentes ultraluminosas y las luces integradas en los decorados, como los fluorescentes de las naves o como durante la cena entre Cruise y Andrea Riseborough, a la luz de las velas, o la escena en que aparece el reflejo de la cabaña en el lago, reminiscente, a una escala mucho menor, de otra parecida en “Life of Pi”. También hay que destacar, dentro del aspecto general frío de las imágenes, a veces con tonos azulados, que los flashbacks o recuerdos del personaje de Cruise están resueltos en blanco y negro y con una capa de grano añadido sobre la imagen digital, para obtener un aspecto más añejo para los mismos.
El trabajo de cámara es sólido, con mucho oficio en la composición de tomas en formato panorámico, pero sin demasiada inspiración o personalidad en la ejecución de las mismas, excepto, precisamente, cuando ruedan primeros planos de Andrea Riseborough en el control de la misión, en los que parece que, para aislar a la actriz y potenciar su rostro, los cineastas utilizan las lentes a máxima apertura de diafragma para reducir la profundidad de campo a la mínima expresión. “Oblivion” es, por consiguiente, un trabajo en el que ciertas ideas visuales y diseños son muy sugerentes y lucen bien en la gran pantalla, pero que, ni con su elevado grado de perfección técnica en la integración de decorados y personajes sobre fondos creados o fuertemente retocados por ordenador, puede evitar la sensación de artificialidad de la mayor parte de las imágenes, por mucho que, conceptualmente, muchas de ellas sean brillantes y seguramente resulten tremendamente llamativas para el grueso de los espectadores del film.
Título en España: Oblivion
Año de Producción: 2013
Director: Joseph Kosinski
Director de Fotografía: Claudio Miranda, ASC
Ópticas: Zeiss Master Prime & Fujinon Premier
Formato y Relación de Aspecto: Sony F-65 & Red Epic, 2.4:1
Otros: 4K Digital Intermediate
Vista en DCP
© Ignacio Aguilar, 2013.