Producción de David O. Selznick que supuso el debut del cineasta británico Alfred Hitchcock en Hollywood, adaptando además una novela de Daphne Du Marier, escritora a la que ya había llevado a la pantalla el año previo con “Jamaica Inn” (1939) y que adaptaría de nuevo en una de sus obras más celebradas, “Vertigo” (1958). La trama, típica de la escritora, tiene como protagonista a una joven (Joan Fontaine) que conoce a un viudo (Laurence Olivier) que vive obsesionado con el recuerdo de su esposa recientemente fallecida. Juntos se marchan a vivir a la mansión en la que convivió con la difunta, lugar en el que el recuerdo de ésta entre el esposo y los sirvientes le dificultarán enormemente la existencia. Como la propia “Vertigo”, “Rebecca” es una película que mezcla thriller y romance a partes iguales, aunque el argumento del presente título es mucho más terrenal y menos esotérico que el del clásico de los años 50. Judith Anderson y George Sanders, entre otros, completan el reparto de un film, el único de Hitchcock, que obtuvo el Oscar a la mejor película, aunque el realizador no obtuvo por el mismo el premio al mejor director, galardón que de hecho se le resistió durante toda su carrera.
El director de fotografía fue el californiano George Barnes [ASC], uno de los directores de fotografía más importantes de su época, que además se hizo cargo de otro de los títulos más emblemáticos de la primera etapa de la filmografía del realizador británico: “Spellbound” (1945). A lo largo de su carrera, que seguramente hubiera sido algo más larga de no haber fallecido a los 60 años de edad cuando aún se encontraba en activo, únicamente obtuvo un premio Oscar, precisamente por el título que nos ocupa, aunque acumuló también hasta un total de siete nominaciones, dos de ellas en color. Fue director de fotografía de numerosos clásicos, entre los que quizá destacan “Samson and Delilah” (Cecil B. De Mille, 1949), “The Bells of St. Mary’s” (Leo McCarey, 1945), “Jane Eyre” (Robert Stevenson, 1943), “Meet John Doe” (Frank Capra, 1941), “The Greatest Show on Earth” (Cecil B. De Mille, 1952) o “The War of the Worlds” (Byron Haskin, 1953). El famoso director de fotografía Gregg Toland (“Citizen Kane”, 1942) fue ayudante de cámara de Barnes y posteriormente, colaborador hasta en ocho de sus películas.
Parece ser que las relaciones entre David O. Selznick y Alfred Hitchcock no fueron idóneas durante un rodaje que, además, prácticamente coincidió en el tiempo con el de “Gone With The Wind” (Victor Fleming, 1939), la superproducción que el productor estaba finalizando al tiempo que “Rebecca” ya estaba en marcha. Por eso se dice que Alfred Hitchcock decidió apostar por una planificación muy esmerada, en la que cada movimiento de cámara o cada toma están muy medidas, sin rodar apenas ángulos adicionales o cobertura para obtener diferentes opciones en la sala de montaje, ya que el realizador precisamente quería evitar que el productor pudiera alterar la película en post-producción. Ello hace sin embargo que la puesta en escena del film esté muy inspirada, ya que además de bastantes lujos que el presupuesto permitían (entre ellos, vistosos efectos visuales para la época, además de grúas y grandiosos decorados), todo el film hace gala de una enorme precisión narrativa para contar lo que cuenta y que nada resulte redundante o incluso obvio. Es cierto que, como le gustaba al director, el trabajo en localizaciones es más bien escaso y, cuando éstas han de aparecer a la fuerza, lo hacen mediante retroproyecciones y proyecciones traseras que degradan un poco la experiencia, aunque todo hay que decirlo, resultan bastante menos molestas que en la etapa posterior de la filmografía del director en color, en films en las que eran aún mucho más evidentes.
El film comienza como una aventura romántica entre los dos personajes protagonista y en ella Barnes y Hitchcock no eluden en absoluto mostrar una imagen muy glamourosa en blanco y negro. El planteamiento de todo el film realmente ya está ahí: Barnes ilumina los decorados pero luego introduce sobre los actores luces que siempre tienen como principal objetivo el obtener de los mismos el mejor aspecto posible. Como es típico en la época, además, cada vez que los actores son mostrados en un plano medio o en uno medio-corto, una fuerte difusión delante de las lentes Bausch & Lomb Baltar hace acto de presencia; el efecto es que ni Joan Fontaine ni Laurence Olivier han tenido mejor aspecto en toda su carrera, aunque como indicábamos, ello a veces es a costa de que su luz no tenga demasiado que ver con la del propio decorado en que se encuentran. Sin embargo, una vez los protagonistas se trasladan a Manderley, la mansión en la que se desarrolla gran parte de la acción, la fotografía de Barnes se vuelve mucho más grandilocuente, en la línea del Gregg Toland de “Citizen Kane”, con una fotografía en la que emplea grandes aparatos a través de las ventanas de los decorados, muchos gobos para proyectar formas sobre las paredes e incluso humo y un alto contraste en múltiples ocasiones, logrando, junto con unos efectos visuales de primera línea para la época, imágenes muy interesantes y atmosféricas, todo ello sin descuidar nunca el aspecto de los actores.
Los resultados son muy buenos y muy sofisticados, pues además de su evidente interés estético (en el que como decíamos, la puesta en escena de Hitchcock y la grandeza del diseño de producción también juegan un papel esencial), Barnes consigue que las imágenes siempre sean glamourosas e incluso delicadas, con una luz que, con grandes modificaciones de toma a toma, consigue extraer el mejor aspecto de los intérpretes al tiempo que consigue una atmósfera perfecta para los intereses narrativos del realizador. Se trata, por lo tanto, no solo de un gran trabajo, sino que de hecho es una de las películas del director con un acabado visual más perfecto, en la que su normalmente modélica puesta en escena va más de la mano que nunca de una ambientación lumínica de primer nivel.
Título en España: Rebeca
Año de Producción: 1940
Director: Alfred Hitchcock
Director de Fotografía: George Barnes, ASC
Ópticas: Bausch & Lomb Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.37:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía en b/n
Vista en Blu-ray