Uno de los proyectos estrella de la temporada de los premios Oscar (ganadora del premio a la Mejor Película) es este drama protagonizado por Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Liev Schrieber, John Slattery, Billy Cudrup y Stanley Tucci (entre otros), acerca de un grupo de periodistas del Boston Globe que, en el año 2001, comenzaron una investigación acerca de los abusos a menores cometidos por curas en los que la Iglesia habría hecho todo lo posible por encubrirlos. Gracias a su perseverancia, el grupo consigue avanzar con sus averiguaciones e ir en búsqueda de la verdad. A pesar de que todo está tratado con cierto aire de solemnidad en una de esas películas que son conscientes de la importancia que se dan así mismas, lo cierto es que “Spotlight”, a pesar de estar bien escrita e interpretada, es un título que se queda lejos no ya de modelos obvios como “All The President’s Men” (1976) o la magistral “The Insider” (1999), sino incluso de títulos recientes como “The Ides of March” (2011). Ello se debe a que no existe ninguna sorpresa, tensión o ni siquiera una situación de duda moral de los personajes en su desarrollo, de modo que el relato se deja ver correctamente pero sin un mínimo impacto ni en lo que cuenta ni cómo lo cuenta.
El director de fotografía es el japonés Masanobu Takayanagi [ASC], que a pesar de haberse quedado fuera de las menciones en los premios de este final de año, ha tenido una temporada estupenda, al haber sido autor de un film con una acogida como el presente, y de otro de un gran interés estético como “Black Mass”, sobre la que también hay que añadir que ofrecía a su operador un mayor número de posibilidades de lucimiento que la presente cinta. Con anterioridad a este 2015 tan exitoso para él, Takayanagi era conocido sobre todo por su trabajo para David O. Russell en “Silver Linings Playbook” (2012), así como por “The Grey” (Joe Carnahan, 2011) o “Out of Furnace” (Scott Cooper, 2013), y dada su juventud y el tipo de proyectos en los que ya se está moviendo, no cabe sino anticiparle un futuro estupendo en Hollywood.
La estética de “Spotlight” conlleva cierta ambientación de época, ya que más allá de un breve prólogo ambientado en 1976, el grueso de la narrativa transcurre en 2001, antes y después de los atentados del 11-S. A pesar de ello, quizá por tratarse aún de un pasado reciente, los cineastas han escogido la adquisición digital como medio para llevar su historia a la pantalla. En este sentido, hay que destacar que, a pesar de la variedad de ópticas con las que Takayanagi equipa a sus Arri Alexa (rodando en formato ArriRaw), gran parte de la película hace uso de ópticas vintage como la serie Ultra Speed (de los años 70) y la serie Z (básicamente, los Zeiss Superspeed en versión Panavision, con diseños algo posteriores). Ello hace que la imagen no tenga esa definición tan clara y nítida en la mayor parte del metraje, al tiempo que produce ciertas distorsiones y aberraciones en los fondos que, cuando Takayanagi rueda a grandes aperturas de diafragma, son muy bonitas e interesantes.
Sin embargo, gran parte de la película transcurre en el interior de oficinas de periódicos, juzgados, etc. y estancias con mucha luz que limitan su potencial estético. En estas secuencias, Takayanagi se encuentra muy limitado y forzado a utilizar fuentes de luz cenitales de tipo fluorescente, que producen un aspecto muy luminoso y algo plano en gran parte del metraje. Cuando puede acudir a una localización diferente, la cosa mejora un poco, ya que partiendo de una estética realista y una clara intención de no introducir un aspecto artificial, el operador consigue que la imagen cobre algo más de fuerza. Por supuesto, escenas dentro de bares, por la noche, o de recepciones nocturnas, en las que hace uso de niveles de luz muy bajos y fuentes muy suavizadas, son mucho más interesantes. Aunque curiosamente, lo mejor a nivel estético son algunas tomas aisladas de los periodistas investigando a solas, captadas con un teleobjetivo y con poca profundidad de campo para aislarlos del “resto del mundo”, que tienen cierta reminiscencia de algunas tomas similares de Warren Beatty en “The Parallax View” (Alan J. Pakula, 1974), firmadas cómo no por Gordon Willis. Los exteriores, por lo general grisáceos y captados bajo cielos encapotados, recuerdan mucho a los de otras películas ambientadas en Boston, como «The Town» (Ben Affleck, 2010), «The Departed» (Martin Scorsese, 2006), o hasta la propia «Black Mass».
La puesta en escena de Tom McCarthy es bastante sólida, pero al igual que la propia historia que cuenta la película carece de la fuerza necesaria para impactar al espectador, el realizador no aporta nada nuevo al género ni tiene una particular inspiración o estilo a la hora de filmar la historia. Por ello, al menos para quien suscribe estas líneas, el éxito crítico de esta película y su presencia en las nominaciones de los premios cinematográficos más importantes no deja de ser sorprendente, ya que no se trata de una película que más allá de su guión o de sus interpretaciones sea especialmente destacable y que, incluso dentro del género de investigación basada en hechos reales, queda muy lejos de otros films que son y serán mucho más recordados que el presente. Y para ello no es necesario remontarnos a títulos emblemáticos como los de Alan J. Pakula o Michael Mann, sino que incluso cintas como «A Most Wanted Man» contienen mucho más cine e incluso tratan temas que acaban siendo más profundos y sorprendentes.
Título en España: Spotlight
Año de Producción: 2015
Director: Tom McCarthy
Director de Fotografía: Masanobu Takayanagi, ASC
Ópticas: Panavision Primo, Lightweight, Z-Series & Ultra Speed MKII, Angenieux Optimo
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa XT (ArriRaw, 2.8K), 1.85:1
Vista en DCP
© Ignacio Aguilar, 2016.