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Producción de Clint Eastwood en la que el veterano director e intérprete cedió el rol protagonista a Kevin Costner, reservándose uno secundario, lo que propició que el film reuniera delante de las cámaras a los dos recientes ganadores del Oscar al mejor director, por sendos Westerns: “Dances With Wolves” (1990) en el caso de Costner y “Unforgiven” (1992) en el de Eastwood. La historia, ambientada en Texas a comienzos de la década de los 60, fue escrita por John Lee Hancock y tiene como protagonista a Butch Haynes (Kevin Costner), un ladrón fugado junto con otro preso que secuestra en su huida a un niño (T.J Lowther) educado como testigo de Jehová. Mientras tanto, un Ranger (Eastwood), en cuyo equipo figura una mujer (Laura Dern), acude tras sus pasos para tratar de darle caza. “A Perfect World” probablemente sea uno de los mejores títulos de Eastwood como director, gracias a la química que se desarolla entre los dos protagonistas, con un Costner que nunca estuvo mejor y más emblemático, así como su sorpresivo devenir, en cierto modo tan triste como las vidas que llenan la pantalla.

Discreto intento de Clint Eastwood para intentar recuperar el género de las comedias dramáticas con las que tuvo éxito (compitiendo con Burt Reynolds) a finales de la década de los 70 y principios de los 80, que sitúa al actor como un cazarrecompensas que ha de encontrar y capturar a una mujer (Bernardette Peters) que ha huido con el coche que da título a la película, su hija y el dinero de una peligrosa banda de tarados que viven en un campamento en de montaña en el norte del estado de California. El argumento es lo suficientemente estrambótico como para entender por qué Eastwood se embarcó en una premisa de este tipo, pero lo cierto es que la película carece por completo de gracia y quizá hubiera funcionado mejor como un vehículo serio a su servicio (del estilo de “The Gauntlet”) que en las condiciones en que se realizó. De hecho fue el último de los tres films como realizador del que durante muchísimos años (desde los tiempos de “Coogan’s Bluff” hasta “J. Edgar”) fuera coordinador de especialistas en todas las producciones de Eastwood, aunque como hicieran otros en circunstancias similares, parece que actuó completamente bajo la sombra del actor-director.

Emblemático Western con el que Clint Eastwood logró consagrar definitivamente su carrera como director (con premios Oscar de la Academia de Hollywood al mejor director y a la mejor película), en la que él mismo interpreta el papel de un peligroso pistolero, ahora retirado, que junto a su antiguo socio (Morgan Freeman) y un vaquero fanfarrón (Jaimz Woolvett), decide realizar un último trabajo: el asesinato de dos hombres, acusados de atacar a una prostituta, a fin de cobrar la recompensa. A partir de un guión de David Webb Peoples (“Blade Runner”) que al parecer estuvo circulando por Hollywood durante años, Eastwood realiza uno de sus mejores trabajos delante y detrás de las cámaras, apoyándose en secundarios de lujo como Gene Hackman y Richard Harris, en un film que supone un glorioso epílogo a su icónico personaje del vaquero solitario y vengativo, enfocándolo desde una perspectiva crepuscular, y con dedicatoria a sus maestros Sergio Leone y Don Siegel incluida en los créditos finales.

Enésima adaptación de la novela de Charles Dickens, en esta ocasión producida por la cadena británica BBC, que tiene como protagonista a un joven huérfano, aprendiz de herrero, que muchos años después de ayudar a un fugitivo de la justicia, recibe una misteriosa dote para que pueda viajar a Londres y vivir y ser educado como un caballero, lo que le permitirá seguir luchando por el amor de Estella, una chica que conoció en su joventud y que nunca ha conseguido olvidar. Con Jeremy Irvine, Helena Bonham-Carter, Ralph Fiennes en los papeles principales, esta nueva versión es una adaptación cuyo texto es muy parecido al de la dirigida por David Lean en 1946, con valores de producción muy elevados, pero se echa mucho en falta pasión, química y emoción interpretativa en los papeles principales y una dirección mucho más ágil e inspirada que el correcto academicismo que es capaz de ofrecer Mike Newell en el mejor de los casos.

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