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Debut en la dirección cinematográfica de Sam Mendes, hasta entonces director teatral, quien sobre la base de un guión de Alan Ball, ejecuta una sátira sobre la aparente belleza inherente al estilo de vida americano y las miserias que oculta el mismo. Kevin Spacey interpreta a un padre de familia que no se soporta mutuamente con su mujer (Annette Bening), mientras que fantasea con la mejor amiga (Mena Suvari) de su hija (Thora Birch). Por otro lado, el nuevo vecino (Wes Bentley) se dedica a grabar a ésta mientras intenta que su padre, un antiguo marine (Chris Cooper) no se entere de que se dedica a trapichear con drogas. Es extraño que una película en la que realmente no hay un personaje con el que identificarse (incluso el personaje de Spacey es demasiado extravagante) tuviera un éxito tan grande como el presente film, fuera ganador de cinco premios Oscar (película, director, guión, actor principal y fotografía) y se haya convertido en una obra tan respetada, más de veinte años después de su estreno. Los resultados, en perspectiva, funcionan quizá mejor en la parte cómica que en la dramática, siendo especialmente fallida y carente de motivaciones su parte final, en la que el guión trata de atar demasiados cabos para dejar clara al espectador la idea que mueve a la película en sí.

Clásico del cine (anti)bélico, ambientada durante la Segunda Guerra Mundial, que tiene como protagonistas a dos soldados de bandos opuestos que van a parar a una remota isla desierta. De un lado, un aviador norteamericano (Lee Marvin) y de otra, un capitán del ejército japonés (Toshiro Mifune). Solos en ese lugar aislado, sin ningún tipo de medios ni ayuda exterior, los dos hombres entablan una relación de rivalidad por la mera supervivencia. Se trata de una notable película del cineasta británico John Boorman, rodada justo después de uno de sus grandes clásicos (“Point Blank”, también con Lee Marvin) y muy bien interpretada por sus dos protagonistas en papeles antagónicos, que también se beneficia notablemente de un rodaje en localizaciones reales, fuera de las comodidades del estudio y en entornos completamente hostiles tanto para el rodaje cinematográfico como incluso para la vida, circunstancia que apoya la verosimilitud de lo que se ve en pantalla. Lástima que los cineastas no pudieran encontrar un final idóneo y que además el estudio interfiriera en el mismo, existiendo dos versiones en circulación sin que ninguna de las dos concluya de manera completamente satisfactoria.

Adaptación cinematográfica de una novela del alemán Werner Jorg Lüddecke, dirigida por el cineasta austríaco Bernhard Wicki (“Die Brucke”, “The Longest Day”) y protagonizada por Marlon Brando, en el papel de un alemán que se infiltra en un barco carguero cuya ruta es Tokio-Burdeos, haciéndose pasar por un oficial de las SS, a fin de desconectar una serie de bombas que los nazis han instalado en el buque para que, en el caso de que éste fuera apresado por los aliados, el mismo pueda ser hundido y su valioso cargamento (siete toneladas se caucho para fabricar ruedas) no caiga en manos de los enemigos. Nunca se ve cómodo a Brando en esta aventura de la Segunda Guerra Mundial, que parece ser que rodó para finalizar su contrato con la 20th Century Fox; el propio film, si bien mantiene cierto interés, tampoco llega a despegar en ningún momento, pues no se decide entre el suspense o la acción y además adolece de algunos problemas de montaje que dejan entrever que bastante material se quedó fuera del montaje final. Yul Brynner, como el capitán del navío, Janet Margolin, en el papel de una pasajera judía, así como un cameo de Trevor Howard forman el reparto principal.

Extraña película rodada tres años después del éxito de “Easy Rider” (Dennis Hopper, 1969) que vendría a ser una especie de versión opuesta: el argumento gira en torno a un personaje principal llamado John Wintergreen, un policía de carretera (Robert Blake) que investiga un posible asesinato ocurrido en áreas rurales de los estados de Arizona y Utah (EEUU), al tiempo que se nos muestran algunas de sus costumbres y comportamientos. Más un estudio sobre el personaje que un film de investigación, se trata de la única película que firma como realizador el productor musical James William Guercio, quien según Blake –excelente en un papel dificil- era tan inexperto que el film tuvo que ser dirigido por él mismo y por el director de fotografía. Sea como fuere, “Electra Glide in Blue” es una verdadera rareza no exenta de interés y que contiene ratos de buen cine y un excelente acabado visual, además de una secuencia de persecución impactante que fue rodada por la segunda unidad.

Icono del cine de los años 60, escrito para la pantalla por William Goldman, en el que Paul Newman y Robert Redford interpretan al dúo que le da título: un par de ladrones de bancos y trenes, líderes de una peligrosa banda, que operaban en el Oeste americano a finales del siglo XIX. Basada en una historia y personajes reales, el film muestra a los dos protagonistas como dos encantadores bandidos incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas leyes, mostrando con un tono muy ligero su posterior huida a Bolivia huyendo de la Justicia. Se trata de un film con tantos admiradores como detractores, debido sobre todo a que terminó definitivamente con el Western clásico (el mismo año en que Sam Peckinpah estrenaba “The Wild Bunch”). Tiene, por lo tanto, mucho más de entretenimiento sencillo que de gran película, algo que no es ni por asomo. Katharine Ross, como la novia de Sundance Kid, Kenneth Mars, Jeff Corey y Cloris Leachman, en un brevísimo papel, completan el reparto de un film que a pesar de todo ganó cuatro Oscar: mejor guión (Goldman), mejor fotografía, así como banda sonora y canción para Burt Bacharach, gracias al famoso tema “Raindrops Keep Fallin’ On My Head”.

Language / Idioma