Kemper
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Irreverente comedia protagonizada por Paul Newman, en la que el actor interpreta al jugador-entrenador de un equipo de hockey sobre hielo de la liga de Pennsilvania, que cambia su mal rendimiento en la liga gracias al fichaje de tres nuevos jugadores, de extraño aspecto, pero juego muy violento, que es adoptado por el equipo desde ese momento como su estilo, lo que le provoca chocar con su estrella (Michael Ontkean). El director George Roy Hill (“Butch Cassidy and the Sundance Kid”, “The Sting”) no tiene miedo a enfrentarse a una historia muy estrafalaria y con un uso del lenguaje que probablemente le supondría problemas si se estrenase en la década actual, pero los resultados son muy desiguales, porque las subtramas que rodean al equipo -como las de los personajes de Jennifer Warren y Lindsay Crouse, que interpretan a los intereses amorosos de Newman y Ontkean- no tienen ni la gracia ni el interés que sí posee el devenir del equipo. Por consiguiente, se trata de una película muy irregular, con gags logrados pero con un metraje excesivo que hace que el interés global sea menor.

Adaptación cinematográfica de una novela de George V. Higgins (“Killing Them Softly”), que tiene como protagonista a un hombre (Robert Mitchum) que se encuentra en espera de ingresar en prisión como consecuencia de un trabajo fallido en el que fue apresado como conductor de un camión con mercancía robada. Para intentar eludir ese destino, comienza a plantearse la posibilidad de delatar a algunos de los hombres (traficantes de armas, ladrones de bancos) con los que se relaciona en sus trabajos. En manos del realizador británico Peter Yates, “The Friends of Eddie Coyle” es un thriller que comienza lentamente y de forma algo confusa (hay dos o tres tramas que tardan mucho tiempo en unirse), pero posteriormente ofrece una interesante mirada sobre la vida del gángster que quiere retirarse de su profesión y al que las circunstancias de la vida se lo dificultan o, directamente, imposibilitan. Peter Boyle, Richard Jordan, Steve Keats y Alex Rocco forman el reparto principal del film que está lejos de ser memorable, pero que aún así, el realizador considera uno de sus tres mejores largometrajes, junto con “Breaking Away” y “The Dresser”.

Adaptación, para la gran pantalla de unos hechos, parece ser, reales, acontecidos en el neoyorquino barrio de Brooklyn en 1972, cuando dos hombres irrumpieron en una sucursal bancaria para cometer un atracto, pero al no haber apenas dinero en la caja fuerte y aparecer la policía, se atrincheraron en la oficina haciendo rehenes a todos los empleados de la misma. Sobre la base de un guión de Frank Pierson por el cual es escritor de “Cool Hand Luke” (1967) y “Presumed Innocent” (1990) obtuvo el Oscar, el director Sidney Lumet construye un film modélico en muchos aspectos, destacando especialmente su soberbia dirección de actores: Al Pacino y John Cazale como los ladrones, con secundarios como Charles Durning, James Broderick, Lance Henriksen y Chris Sarandon. Lo estrambótico de la situación, narrado por Lumet en clave de comedia dramática, está muy bien plasmado en la pantalla, especialmente teniendo en cuenta que algunos giros de la historia (insistimos, parece ser que reales) fácilmente podrían haber hecho fracasar al film si este tipo de material hubiera caído en manos diferentes de las de Lumet.

Muy simpática producción de Bryna, la compañía de Kirk Douglas, en la que el veterano actor interpreta al capitán del USS Nimitz, un moderno barco portaaviones de la Marina de los Estados Unidos que, durante un viaje de entrenamiento cerca de la isla de Hawaii, se ve envuelto en una misteriosa tormenta que genera un túnel del tiempo que ubica al barco en las cercanías de Pearl Harbor justo antes del ataque japonés el 7 de diciembre de 1941, lo que plantea a la tripulación la duda de si intervenir y evitar el ataque, alterando el futuro para siempre, o quedarse al margen del mismo y permitir la destrucción de la flota norteamericana, que supuso la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial. Bryna contó con la cooperación plena de la Marina estadounidense para la realización de la película, que no en vano fue realizada con vistas a ser utilizada como reclamo para el reclutamiento de soldados (anticipándose a “Top Gun”), por lo que el funcionamiento del Nimitz, cuyos entresijos aparecen en pantalla, los múltiples vuelos de los F-14, además del encanto de la historia, hacen que “The Final Countdown” continúe siendo un magnífico entretenimiento, a pesar de sus limitaciones. Martin Sheen, James Farentino, Charles Durning y Katharine Ross completan el reparto de una película en la que también destaca la extraordinaria partitura de John Scott.

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