Western clásico, adaptado de una novela de Donald Hamilton y producido por Gregory Peck y William Wyler, en la que el legendario actor da vida a un hombre de buenos modales, procedente del este, que cuando acude al Oeste a cumplir su compromiso matrimonial con la hija (Carroll Baker) de un terrateniente, se ve envuelto en las disputas territoriales entre este y un clan rival, liderado por un hombre rudo (Burl Ives). La clase del protagonista, que le lleva a evitar siempre que puede los conflictos, es confundida con cobardía, lo que le ocasiona serios problemas. Charlton Heston, en el papel de capataz del rancho, y Jean Simmons, como la dueña del terreno en disputa, se reparten los roles secundarios de una película muy famosa también por su score musical a cargo de Jerome Moross. Es posible que su argumento y desarrollo resulte un poco inocente para las audiencias modernas y es indudable que su larga duración (165 minutos) apenas se justifica, pero “The Big Country” continúa siendo un relato sólido y con los mejores ingredientes, que hacen que continúe siendo muy disfrutable.
El director de fotografía fue Franz Planer [ASC]. Nacido en lo que hoy en día sería la República Checa, Planer comenzó su carrera en el cine mudo en la Alemania de Weimar, la cuna del estilo expresionista. Pero con la llegada del nazismo, Planer, como muchos otros cineastas alemanes y centroeuropeos, huyó del país y se marchó a EEUU, en donde hizo una muy sólida y respetable carrera que le convirtió en uno de los operadores más respetados de su época, con colaboraciones con realizadores de la talla de George Cukor, James Whale, Edward Dmytryk, Max Ophuls, Robert Siodmak, Mark Robson, Anatole Litvak y ya en la parte final de su carrera, algunos de sus títulos más conocidos, como “20000 Leagues Under The Sea” (Richard Fleischer, 1954), “The Nun’s Story” (Fred Zinnemann, 1959), “Breakfast At Tiffany’s” (Blake Edwards, 1961) o dos títulos en España, “The Pride And The Passion” (Stanley Kramer, 1957) y “King of Kings” (Nicholas Ray, 1961), cuyo rodaje tuvo que abandonar por motivos de salud, y en el que fue sustituido por Manuel Berenguer [ASC] y Milton Krasner [ASC].
“The Big Country”, como muchas producciones importantes de la década de los años 50, sucumbió a la moda de los formatos panorámicos, cuyo propósito era el de proporcionar imágenes de una mayor espectacularidad en pantalla, en una época en que la asistencia de espectadores al cine había sufrido debido a la implantación de las televisiones en los hogares norteamericanos. En este caso, el formato empleado fue el Technirama. Este formato era una variación del VistaVision de la Paramount. El VistaVision empleaba un negativo de 35mm convencional, pero en lugar de utilizar cuatro perforaciones verticales, empleaba ocho en horizontal, por lo que su área de negativo se duplicaba con respecto al formato convencional, lo que producía imágenes de una alta calidad una vez se exhibían en copias compatibles en 35mm y 4-perf. Pero el VistaVision, que admitía relaciones de aspecto variables, generalmente se utilizaba para el 1.85:1, por lo que no era un formato panorámico propiamente dicho. De ahí que apareciera el Technirama, que añadía una lente anamórfica (con una tasa de compresión de 1,5 a 1) Delrama al proceso de la Paramount, produciendo una relación de aspecto de 2.35:1 para las copias en 35mm, y 2.21:1 para copias en 70mm (Super Technirama 70), ya que la alta resolución hacía que el formato fuera ideal para el hinchado.
La fotografía de “The Big Country” responde en gran medida a lo que se puede esperar de un Western clásico de sus características; hay grandes escenarios exteriores, todos ellos muy bien resueltos, así como un gran número de interiores en los que los niveles de luz son muy elevados (la sensibilidad de la emulsión era de solo 25 ASA), por lo que las luces principales debieron ser luces de arco ó 10K, lo que da una idea de lo complicado que resultaba crear una estética realista. Pero Planer lo realiza todo con muy buen gusto, sin un excesivo contraste, a veces dejando que sean los colores que aparecen en pantalla los que creen las separaciones, pero siempre con mucho oficio. En exteriores, a veces tiene que hacer que sus luces suplan al sol –seguramente, por circunstancias de rodaje o climática- y ello produce cierta artificialidad, pero lo cierto es que era algo común en la época. También, estos exteriores lucen algo más sobreexpuestos que en el cine clásico, como si Planer quisiera hacer un mayor uso de la luz disponible y reducir algo la saturación de color. E incluso se permite fotografiar algunas siluetas a contraluz, sin rellenar a los actores. También es muy destacable la escena de la pelea nocturna entre Peck y Heston, rodada en una estupenda noche americana.
Lo menos conseguido, sin lugar a duda, es que como también era habitual en la época, los primeros planos de los actores y actrices tienen una notable difusión delante de la lente que, viendo el film en nuestros días en formato HD, llama la atención en exceso y atenta contra la coherencia estética de la obra, ya que el resto de la fotografía es muy nítida. Sin embargo, el resto de factores de la película están muy bien hechos, incluyendo cómo no una puesta en escena absolutamente clásica en la que las composiciones son muy amplias, con muchos personajes en el encuadre, y los movimientos de cámara muy elegantes. Ello hace que “The Big Country” sea un título clásico, con todas las características que cabe asociarle a uno, pero cuyas virtudes superan claramente a sus defectos.
Título en España: Horizontes de Grandeza
Año de Producción: 1958
Director: William Wyler
Director de Fotografía: Franz Planer, ASC
Ópticas: Delrama
Emulsión: Kodak 5248 (25 ASA)
Formato y Relación de Aspecto: 8-perf 35mm anamórfico (Technirama), 2.35:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2015.