Última trabajo del legendario actor Steve McQueen, que falleció pocos meses después del estreno norteamericano del film y según los testimonios, ya saba muestras del cáncer de pulmón que acabó con su vida durante el rodaje. El argumento gira en torno a un cazador de recompensas (McQueen) que va realizando una serie de trabajos por la geografía estadounidense, al tiempo que él y su joven esposa embarazada (Kathryn Harrold) son amenazados por un loco al que atrapó un tiempo atrás (Tracey Walter). El guión es demasiado inconexo, anecdótico y con demasiados cabos sueltos como para funcionar realmente, pero por suerte para la película, además de la presencia de McQueen en casi cada plano, el tono es ligero y paródico y el conjunto posee cierto encanto, siendo un film bastante más disfrutable que lo que su mala fama podría hacer suponer. No obstante, dentro de la filmografía del intérprete, es una película menor, aunque su magnetismo la haga bastante llevadera. Eli Wallach y Ben Johnson tienen dos breves papeles en el film.
El director de fotografía fue Fred Koenekamp [ASC], quien a buen seguro fue una propuesta de Steve McQueen, ya que Koenekamp ya había coincidido con él en «Papillon» (Franklin J. Schaffner, 1973) así como en «The Towering Inferno» (John Guillermin, 1974), por la que el director de fotografía obtuvo un premio Oscar compartido con Joseph Biroc. Koenekamp, que comenzó su carrera como ayudante y segundo operador, alcanzó el puesto de director de fotografía en televisión, estando su carrera ligada sobre todo a Schaffner, con el que despuntó mucho en «Patton» (1970), por la que el operador obtuvo su primera candidatura al Oscar. También trabajó con Schaffner y también fue candidato al Oscar por «Islands in the Stream» (1977), con estupendas secuencias en noche americana, cerrando los 70 con películas poco destacables como «The Domino Principle» (Stanley Kramer, 1977), «The Swarm» (Irwin Allen, 1978) o «When Time Ran Out…» (James Goldstone, 1980), tras la cual volvió principalmente a la televisión, medio que apenas abandonó hasta su retiro, excepto para rodar películas como «The Adventures of Buckaroo Banzai Across the 8th Dimension» (W.D. Richter, 1984) o «The Flight of the Intruder» (John Milius, 1991).
El estilo de Koenekamp, como hemos escrito tantas veces, apenas había evolucionado con respecto al de sus maestros de los años 50, de modo que bien entrados los 70 seguía renunciando a las nuevas técnicas de luz suave e indirecta que ya se habían asentado en los EEUU de la mano de gente como Conrad Hall, Owen Roizman, Gordon Willis y una larga lista de operadores. Ello apenas varió hasta el final de sus días, lo cual hizo que su estilo quedase anticuado muy pronto. «The Hunter», que según John A. Alonzo, que se encargó del anterior título de McQueen, «Tom Horn» (1979), le fue ofrecida a él en primer lugar, no es una excepción al estilo de Koenekamp, pero en cierto modo sus métodos «de la vieja escuela» se notan un poco menos, al haber bastante trabajo de localizaciones y muchos exteriores, que realmente, era lo que mejor se le daba a este director de fotografía. Tampoco el operador renunció a una de sus herramientas predilectas, el zoom que empleaba siempre en sus películas tanto para hacer zoom como sobre todo como focal variable, iluminando siempre para niveles lo suficientemente altos como para no tener que recurrir siquiera a las lentes fijas ni en los interiores ni en los exteriores nocturnos.
Así pues, los interiores en plató tienen su habitual muestrario de luces duras proyectadas de forma directa contra los intérpretes, generalmente además, con luces frontales para evitar sombras sobre sus rostros. También poseen múltiples sombras y ese estilo de TV de los 70 y 80 al que la renuncia al formato panorámico anamórfico lleva de forma irremediable. Pero a pesar de ello y de contar con algunos momentos que, de anticuados, producen bochorno, lo cierto es que los exteriores por lo general están muy bien, con colores vibrantes y un negativo muy bien expuesto, con excelente continuidad además entre las tomas. Sin embargo, cuando llega el momento de acercarse a los intérpretes, Koenekamp tiende a estropearlo todo añadiendo luces de relleno que eliminan cualquier sombra, aunque a veces, quizá porque el rodaje así lo exigiera, toma una vía más directa y deja que sea la luz disponible, algo muy raro en él, la que domine las tomas. En ese caso las cosas mejoran mucho y el aspecto no es que sea interesante, pero al menos el film luce de forma más que correcta en bastantes escenas.
Pero lo mejor quizá sea la forma en que está rodado el film, por una mezcla entre abundancia de medios -que posibilita el rodaje de las escenas de acción con varias cámaras al mismo tiempo, helicópteros, especialistas, etc.- y una buena planificación, que incluye algunas cámaras lentas en momentos de violencia que recuerdan a Sam Peckinpah y que hace que varias escenas de acción, especialmente la del metro y el aparcamiento en Chicago, resulten bastante interesantes.
Por todo ello los resultados, aunque son muy irregulares porque Koenekamp ejecuta una imagen más propia de los años 60 que ya de los 80, no están exentos de interés porque la película posee buenos exteriores y, sobre todo, algunos momentos de acción muy elaborados que elevan un conjunto menor, pero muy entretenido.
Título en España: Cazador a Suelo
Año de Producción: 1980
Director: Buzz Kulik
Director de Fotografía: Fred Koenekamp, ASC
Ópticas: Cooke 20-100mm
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en HDTV