Disparatado segundo largometraje dirigido por Robert Zemeckis, protagonizado por Kurt Russell, en el papel del vendedor de coches usados que, tras el fallecimiento del dueño del negocio (Jack Warden), decide hacer todo lo posible para evitar que el mismo caiga en manos del avaricioso hermano de su antiguo jefe (Jack Warden de nuevo, en un doble papel). A tal efecto, llevará a cabo desde publicidades disparatadas, a fingir que su antiguo jefe aún vive, o intentar ayudar a la hija del fallecido (Deborah Harmon) a luchar por conservar la tierra en la que se asienta el negocio de venta de coches usados. El argumento es tan disparatado como irreverente, quizá un poco en la línea de “1941” (Steven Spielberg, 1979), también escrita por Zemeckis y Bob Gale, pero en una escala mucho menor que permite que las cosas no se descontrolen por completo como en el film de Spielberg, aquí actuando de productor ejecutivo.
El director de fotografía fue Donald M. Morgan [ASC], quien ya se había encargado de crear las imágenes del debut de Robert Zemeckis en la dirección, “I Wanna Hold Your Hand” (1978). Curiosamente, no volvió al trabajar con el director, que en la siguiente década empleó siempre a Dean Cundey comenzando con “Romancing The Stone” (1984) y continuando con clásicos como la trilogía “Back to the Future” (1985) o “Who Framed Roger Rabbit?” (1988). Pero decimos que es curioso que no trabajasen juntos porque Morgan se hizo cargo de dos películas de John Carpenter (“Christine” en 1983 y “Starman” en 1984) precisamente sustituyendo a Dean Cundey, de manera que Zemeckis y Carpenter intercambiaron a sus respectivos directores de fotografía habituales. Morgan ya había trabajado con el realizador de “Halloween” en el telefilm “Elvis” (1979), precisamente intepretado por Kurt Russell y desarrolló el grueso de su carrera en este medio, en el que acumuló cinco Emmys y cinco premios de la Sociedad Americana de Directores de Fotografía (ASC), incluyendo el primero otorgado a un director de fotografía cuya carrera se haya desarrollado principalmente en televisión.
No es extraño que la imagen de “Used Cars” sea muy interesante, de hecho, mucho más interesante que lo que cabría esperar de un proyecto de estas características. Pero de un lado, Robert Zemeckis siempre se ha caracterizado por ser un realizador que siempre ha puesto mucho énfasis en la puesta en escena de sus películas, siendo considerado en este aspecto, a raíz seguramente de que Steven Spielberg le produjera muchas de sus primeras películas, un discípulo aventajado del director de “Jaws”. Pero además, cualquiera que haya visto “Christine” o ”Starman” seguramente recuerde el enorme oficio de las mismas, en las que Donald M. Morgan hace olvidar por completo a Dean Cundey cuando éste se encontraba precisamente en el punto de mayor interés de su carrera. No es, por supuesto, “Used Cars” una película que ofrezca la posibilidad de lucimiento o de crear atmósfera que sí que ofrecían los dos títulos cinematográficos que Morgan rodó para John Carpenter, pero lo que hace aquí lo hace muy bien, con mucha clase y mucho estilo, logrando que el aspecto del film, siendo una comedia, sea uno de sus puntos más logrados.
A finales de la década de los 70 o comienzos de los 80 el tránsito entre el estilo clásico de estudio y la fotografía moderna, basada en luz suave y mucho más justificada y realista que la de décadas anteriores, ya se había completado casi por completo. En este sentido, Morgan -ya retirado- era un director de fotografía absolutamente moderno, pues todo “Used Cars” es luz suave, tanto a través de fuentes grandes y rebotadas, así como de fuentes de luz integradas. Incluso a pesar de ser una película rodada principalmente en localizaciones en Arizona, cuya luz diurna es muy dura y cenital, Morgan emplea siempre sedas y palios sobre los actores para que aún en esas condiciones, la luz continúe siendo suave y poco contrastada sobre los intérpretes. Los cielos siempre lucen correctamente expuestos por el director de fotografía y las texturas, poco contrastadas, es probable que impliquen algún tipo de trabajo de laboratorio como el subrevelado, ya que no hay atisbo de filtros difusores o que alteren el contraste a lo largo de todo el metraje. En las escenas nocturnas, Morgan introduce fuentes de luz presentes y visibles en el fotograma, debidamente suplementadas por fuentes de luz más grandes y, nuevamente, suavizadas, fuera de cuadro, así como lentes ultraluminosas a aperturas de diafragma razonablemente abiertas para captar toda la luz que le fuera posible y mantener un negativo con una buena densidad.
El aspecto global, por lo tanto, es el de una imagen elaborada y con cierta sofistificación, en la que cada toma está muy lograda y no hay ningún elemento -por lo menos en el aspecto lumínico- que se haya dejado al azar. Este tremendo oficio no conlleva, al menos en el caso de “Used Cars”, una inspiración que eleve más allá (aún) el aspecto del conjunto, pero sí que muestra que Donald M. Morgan era un director de fotografía absolutamente solvente, por lo cual resulta una pena que dedicase la mayor parte de su carrera a la televisión en lugar que al cine. Robert Zemeckis, por su parte, demostraría todavía más su gran ojo para la puesta en escena en largometrajes posteriores de su carrera, pero simplemente el hecho de ver tomas como la de apertura del presente título (una combinación de grúa y zoom) o la carrera que cierra prácticamente el film, superan con mucho la media en proyectos de este estilo.
Título en España: Frenos Rotos, Coches Locos
Año de Producción: 1980
Director: Robert Zemeckis
Director de Fotografía: Donald M. Morgan, ASC
Ópticas: Panavision Ultra Speed MkII
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray