Adaptación cinematográfica de la obra de teatro de Agatha Christie a cargo de Billy Wilder, que tiene como protagonista a Sir Wilfrid (un Charles Laughton en estado de gracia), un abogado londinense que nada más recuperarse de un infarto, decide aceptar el caso del Sr. Vole (Tyrone Power), acusado de haber asesinado a una anciana para heredar su fortuna. Se trata de una película en la que las apariencias engañan, como sus personajes, pero su desarrollo -aunque algo tramposo- es siempre creíble y cada nuevo giro es aceptado a la perfección por su audiencia, gracias en parte a la frescura y perspicacia de sus brillantes diálogos. Por ello, probablemente sea la mejor adaptación de su autora, seguida de “Murder on the Orient Express” (Sidney Lumet, 1974) y “Death on the Nile” (John Guillermin, 1978), aunque estas dos últimas estén protagonizadas por el personaje de Hercules Poirot. Elsa Lanchester, Marlene Dietrich y John Williams completan el reparto de la película.
El director de fotografía fue el clásico norteamericano Russell Harlan [ASC], en su única colaboración con Billy Wilder (lo cual no es extraño, porque Wilder tenía fama de ser un exigente y despiadado tirano). Harlan había sido ayudante durante la época del cine mudo y contaba con veinte años de experiencia como director de fotografía cuando fue contratado para este proyecto. Entre sus más de cien créditos en largometrajes destacan “Red River” (Howard Hawks, 1958), “The Thing From Another World” (Christian Nyby & Howard Hawks, 1951), “Lust for Life” (Vincente Minelli, 1956), “Run Silent Run Deep” (Robert Wise, 1958), “Rio Bravo” (Howard Hawks, 1959), “To Kill a Mockingbird” (Robert Mulligan, 1962), “Hatari!” (Howard Hawks, 1964), “Man’s Favorite Sport?” (Howard Hawks, 1964), “The Great Race” (Blade Edwards, 1965) o “Hawaii” (George Roy Hill, 1966), obteniendo en el global de su carrera un total de seis nominaciones al Oscar (tres en blanco y negro y otras tres en color) aunque sin haber podido obtenerlo antes de su retiro en 1970 con “Darling Lili” de Blake Edwards.
Ambientada en Londres, aunque íntegramente rodada en Los Ángeles en blanco y negro, la fotografía de “Witness for the Prosecution” es uno de los títulos de Billy Wilder que renunciaron al formato panorámico anamórfico, ya que Wilder no lo combinó con el blanco y negro hasta “The Apartment” (1960). A pesar de ello, destaca sobre todo por las composiciones de imagen tan características de su realizador, uno de los grandes de la historia del cine en este apartado, aunque también, uno de los más olvidados cuando se trata de mencionar a los realizadores más hábiles en esta suerte. Película de personajes, destaca en este sentido especialmente por la forma en que Wilder compone las secuencias del juicio, en la que las líneas del decorado y sobre todo las miradas de los asistentes al mismo, sirven perfectamente para a su vez dirigir las miradas del espectador hacia el personaje que es el punto de interés de cada toma. En las escenas fuera de la sala de juicios, esa pericia de Wilder para mover a sus actores y situarlos en el punto exacto es también muy notable, aunque quizá en ese aspecto luzcan todavía más sus trabajos en el formato anamórfico.
La fotografía de Russell Harlan es absolutamente clásica del cine en estudio en blanco y negro, con altos niveles de iluminación y diafragmas cerrados que hacen que los Bausch & Lomb Baltar luzcan muy nítidos y contrastados, como ocurría cuando se iluminaba a un nivel cercano al T5.6. Existe cierto intento en justificar la luz en las ventanas en las escenas diurnas y de hecho la luz procede de las mismas en dichas situaciones, pero se trata por supuesto del típico trabajo en el que hay múltiples fuentes de luz dura a lo largo del decorado y cada una asignada a cada personaje como luz principal, contraluz por lo general y relleno. El aspecto de los flashbacks en Alemania es más interesante y más contrastado, aunque no es una película que destaque especialmente por este apartado, ya que gran parte de su metraje se desarrolla en el interior de la sala de juicios y allí la luz forzosamente deba resultar algo plana.
Por consiguiente, la parte visual de “Witness for the Prosecution” destaca mucho más por las acertadísimas composiciones de imagen de Billy Wilder -una suerte en la que el realizador de origen austrohúngaro, como indicábamos, era un número uno- que por la luz de Russell Harlan, quien desgraciadamente se ve muy limitado por la ambientación de la película en la sala de juicios, que ofrece pocas posibilidades lumínicas. Sin embargo, Harlan realiza un buen trabajo con Marlene Dietrich, la cual contaba con 56 años de edad en el momento de rodar el film, pero que gracias a su trabajo de caracterización y maquillaje e iluminación, luce espléndida, aunque para ello Russell Harlan tuviera que recurrir en sus primeros planos al clásico filtro difusor que no guarda coherencia ni consistencia alguna con los planos nítidos y contrastados que rodean a la actriz de origen prusiano.
Título en España: Testigo de Cargo
Año de Producción: 1957
Director: Billy Wilder
Director de Fotografía: Russell Harlan, ASC
Ópticas: B&L Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1
Vista en HDTV