2016 mayo
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Vehículo al servicio de su protagonista absoluto, Clint Eastwood, quien a sus 78 años de edad también lo dirigió, produjo y tuvo tiempo de intervenir en su banda sonora. Eastwood interpreta aquí a un jubilado, de procedencia polaca, veterano de guerra, que vive en un suburbio de Detroit muy deteriorado socialmente. Su esposa acaba de fallecer y tiene, como nuevos vecinos, a una familia de Coreanos. Su vida se basa lavar su coche, en beber cerveza y fumar en su porche, observando y maldiciendo a todo aquél al que ve. Hasta que presencia un enfrentamiento entre una banda local y sus vecinos, que le obligará a entrar en acción. El guión de Nick Schenk y Dave Johannson –que durante un tiempo se rumoreó que se trataba de una sexta entrega de “Dirty Harry”- es muy sencillo y funciona a la perfección con Eastwood, como compendio de todos sus personajes cinematográficos. No es una película a tomar demasiado en serio y quizá funciona mejor como parodia que como película en sí, pero lo cierto es que la fortísima presencia del actor, su fusión con el personaje y el sentido de humor que ofrece superan muy ampliamente a sus defectos.

Debut en la dirección de Robert Eggers, ambientado en Nueva Inglaterra en 1630 y cuyos protagonistas son una familia (padre, madre y cinco hijos, uno de ellos un bebé) que van a vivir a las cercanías de un bosque, alejándose del resto de la comunidad, a fin de llevar una vida más cercana a sus creencias religiosas. Sin embargo, una vez allí, el bebé desaparece en circunstancias misteriosas y ello introduce un elemento de miedo, de duda y de cizaña entre los miembros del grupo familiar, que no saben a qué atenerse con respecto a los acontecimientos que comienzan a vivir. Se trata de una película muy sugerente, cuya inspiración en cuentos y leyendas populares no le impide, a su vez, enraizarse con el cine de Dreyer, Bergman y hasta Stanley Kubrick de forma muy clara. No es por tanto una película de terror al uso y, por ello, puede provocar reacciones algo nerviosas del público que esté esperando encontrarse con una película convencional y no con un film de autor, de corte europeo, que tiene además un perfil mucho más cercano al drama psicológico que al típico producto orientado a asustar y sobresaltar al espectador.

Producción del italiano Dino de Laurentiis que adapta una novela de James Grady, la cual tiene como protagonista a un agente del FBI (Robert Redford) cuyo trabajo consiste en leer libros y que trabaja en una sede camuflada de la agencia en Nueva York. Un día, tras volver de comer, descubre que todos sus compañeros han sido asesinados a sangre fría y, tras huir y ponerse en contacto con sus responsables, debe aprender en quién confiar para salvar su vida, ya que parece que el crimen ha sido organizado desde dentro del propio FBI. Dos años después del escándalo “Watergate” y con un reparto de secundarios encabezado por Faye Dunaway, Cliff Robertson y Max Von Sydow, Sydney Pollack dirigió uno de los thrillers más influyentes a nivel estético y temático de la década de los 70 y, aunque sus resultados distan mucho de ser redondos, la película continúa siendo un thriller muy simpático en el que es fácil identificarse con Redford y en la que se puede disfrutar de desaparecidas vistas de la ciudad de los rascacielos, como las torres gemelas, en su interior, exterior y alrededores, en los que se desarrolla parte de la acción.

Adaptación de una novela de Avery Corman, acerca del divorcio de un matrimonio de Nueva York (Dustin Hoffman y Meryl Streep) y las consecuencias que éste tiene sobre el esposo y el hijo, de cuya custodia tiene que hacerse cargo inicialmente, que fue la película triunfadora de la gala de los Oscar de 1979, al alzarse con cinco estatuillas: mejor película, director, guión adaptado, actor (Hoffman) y actriz secundaria (Streep). Fue el tercer largometraje de Robert Benton, hasta entonces más conocido en su faceta como guionista (“Bonnie & Clyde”, “Superman”) que como realizador. Los resultados globales quizá no sean tan satisfactorios como para justificar tantos premios, pero lo cierto es que sí es una película hecha con cierto estilo, que está muy bien interpretada y, sobre todo, que trata unos temas (la crisis de pareja y el cuidado de los hijos) que son muy empáticos con la gran mayoría del público adulto, de ahí que su tremendo éxito (también fue el título más comercial del año) pueda entenderse desde cierta perspectiva.

Debut en la dirección del guionista Lawrence Kasdan (“The Empire Strikes Back”, “Raiders of the Lost Ark”) con una actualización del cine negro de los años 40 a la que le inyectó el incipiente erotismo de comienzos de los 80: un abogado de Florida (William Hurt) conoce a una mujer casada (Kathleen Turner) cuyo marido, un millonario dedicado a los negocios y la inversión (Richard Crenna) reside fuera de la ciudad de manera habitual. Desatados por una ardiente pasión sexual, los amantes pronto idearán un plan para asesinar al marido y que ella herede su fortuna. “Body Heat” fue a su vez el debut de Turner, una actriz que cosechó grandes éxitos en los 80 (“Romancing the Stone” y su secuela, “Peggy Sue Got Married” o “War of the Roses”, entre otras) y la actriz forma un muy buen dueto protagonista con Hurt. John Barry compuso la también notable banda sonora de una película que funciona de forma notable, a pesar que el guión de Kasdan es bastante tramposo y no resiste un análisis serio.

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