2019 agosto
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La novena película escrita y dirigida por Quentin Tarantino, ambientada en Hollywood en 1969, época de máximo florecimiento del fenómeno “hippie” y el momento en el que el cineasta polaco Roman Polanski se encontraba en la cumbre, después del estreno de “Rosemary’s Baby” (1968). Este director acaba de mudarse a Beverly Hills junto a su mujer Sharon Tate (Margot Robbie) y tienen como vecino a Rick Dalton (Leonardo Di Caprio), un actor televisivo que se encuentra en un momento bajo de su carrera y que se debate entre tratar de conseguir nuevos papeles en la pequeña pantalla o probar suerte en los Western italianos. El doble de Rick es Cliff (Brad Pitt), quien a su vez tiene problemas para encontrar trabajo como especialista porque tiene fama de conflictivo, así que se gana la vida llevando de un lado a otro a Dalton, que ha perdido el carnet por conducir borracho. Con una estructura que realmente es poco dramática, Tarantino tiene el valor de fiar que el espectador disfrute de sus más de dos horas y media de proyección gracias a lo bien que funcionan los pequeños segmentos que forman la película, que aparentemente no hacen avanzar la narrativa, pero que una vez más son totalmente coherentes con el conjunto (y su memorable conclusión) y que describen con inusitada pasión y franqueza una época pasada de Hollywood que murió junto a Tate para nunca volver. Al Pacino, Kurt Russell, Bruce Dern, Dakota Fanning, Michael Madsen, Emile Hirsch, Margaret Qualley y Luke Perry, entre otros, tienen apariciones a lo largo de un metraje que quizá ni sea redondo ni lo mejor de su autor, pero que es súper disfrutable en casi todos sus aspectos. 

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