Extraña película, a caballo entre el thriller psicológico y el cine de terror, que tiene como protagonistas a una familia formada por el padre (Sam Neill), la madre (Isabelle Adjani) y un niño pequeño, que viven en Berlín occidental en la época del muro que lo separaba de la RDA. Cuando el padre vuelve a casa tras un viaje, descubre que su mujer tiene un amante (Heinz Bennent) y un comportamiento extrañísimo, que se acelera cuando comienzan serias discusiones entre la pareja como consecuencia del proceso de separación o divorcio en el que caen. Parece ser que el cineasta Andrzej Zulawski se inspiró en su propio proceso de divorcio para escribir el film, que posee momentos realmente duros en pantalla en su primera mitad, a medida que la convivencia familiar se degrada. La segunda parte, con el giro decidido hacia el fantástico y el terror, es muy extraña, arriesgada y casi experimental, incluyendo momentos realmente perturbadores con criaturas creadas por el italiano Carlo Rambaldi. Se trata por lo tanto de una película muy poco convencional, capaz de fascinar y de resultar repugnante a partes iguales, con momentos inolvidables (para bien o para mal) a lo largo de su metraje.

El director de fotografía fue el francés Bruno Nuytten, quizá no tan conocido a día de hoy porque desde 1986, fecha en que se pasó a la dirección, no ha vuelto a llevar a cabo su labor inicial de director de fotografía en cine. Ganador de dos premios César a la mejor fotografía (por «Barocco» y «La Meillure Façon de Marcher», en 1976, así como por «Tchao Pantin» en 1983), fue también ganador del premio o mención a la mejor contribución artística en el Festival de Cannes de 1982 por «Invitation Au Voyage», e incluso fue nominado por la British Society of Cinematographers a su premio anual por «Jean de Florette» (Claude Berri, 1986), pero aunque no ganó, si que consiguió alzarse con el premio BAFTA británico por la misma película. En su carrera como director de fotografía, Nuytten llegó a probar suerte en los EEUU con «French Postcards» (Willard Huyck, 1979) y con «Brubaker» (Stuart Rosenberg, 1980). Su mayor éxito como director le llegó como «Camille Claudel» (1988), por la que su entonces esposa, Isabelle Adjani, fue nominada al Oscar.

“Possession” es una película que, aparentemente, está rodada íntegramente en localizaciones que, más de 40 años después de su estreno, resultan fascinantes por su ambientación en calles del Berlín occidental junto al muro, en la última época del mismo. A pesar de que el planteamiento de la película es evidentemente de corte fantástico, la fotografía de Bruno Nuytten por lo general puede considerarse como realista y naturalista. Por la época de rodaje, es seguro que el director de fotografía empleó una emulsión de 100 ASA (seguramente, la 5247 de Kodak), complementada en cámara con los Zeiss T1.4 High Speed, que aparecen en pantalla con su inconfundible iris triangular, muchas veces entre T2 y T2.5 aproximadamente, lo cual en posible combinación con el revelado forzado, permitía rodar con niveles de luz relativamente bajos para la época. Lo que distingue a Nuytten es que, con mucha frecuencia, rueda sus escenas interiores justificando la luz en las ventanas de las estancias, dejando que el exterior de las mismas (el muro o sus alrededores) sean visibles desde el interior, aunque sea en el límite de la sobreexposición. Y por consiguiente, más que modelar una imagen, con mucha frecuencia lo que hace el francés es rellenar los interiores lo justo para conseguir que se vea lo que se tiene que ver en lo referente a las estancias, o bien a los rostros de los actores.

En ocasiones, Nuytten sí que se esfuerza más en crear zonas más grandes de luz suave para envolver con su luz a Neill o especialmente a Adjani, lo que no impide que gran parte del metraje posea un aspecto crudo e incluso frío y azulado, que se ajusta muy bien a la narración. En otras secuencias, generalmente nocturnas o aquéllas que tienen una mayor pretensión perturbadora, Nuytten y Zulawski modifican este aspecto naturalista por otro que es más teatral y forzado, que incluye las más típicas luces duras pero sobre todo sobre el decorado, más que sobre los actores. Ello puede que se deba, no obstante, al tradicional problema de controlar más la luz, endureciéndola con aparatos Fresnel focalizados en fondos y paredes, en lugar de crear áreas extensas de luz suave que serían demasiado poco contrastadas para los intereses de los cineastas. El efecto no es siempre exitoso; en este tipo de secuencias, aunque a lo mejor era lo pretendido, la imagen es sucia, muy sucia, seguramente demasiado, lo cual repercute en la calidad de imagen y hace que, por ejemplo, las zonas en sombra, queden demasiado subexpuestas y sin detalle alguno, lo que hace que la criatura de Carlo Rambaldi no sea tan visible (quizá era la idea, no obstante).

Aún así, es un conjunto muy interesante, porque además está rodado con cierta grandilocuencia: desde los largos y exagerados travellings que a veces utilizan la misma vía para ir y volver, acercándose y alejándose en la misma toma, o bien, sobre todo, las tomas cámara en mano con grandes angulares, tan frenéticas como bien operadas, como por ejemplo aquélla que tiene lugar en las escaleras durante la discusión entre los personajes de Neill y Adjani, que hacen que la película, además de su ambientación y de su luz, posea también mucha personalidad en su puesta en escena. Por todo ello, nos encontramos ante un trabajo muy, pero que muy estimulante, que no es fácil de ver o de apreciar porque el naturalismo siempre necesita “algo más” para destacar entre los espectadores, pero que colabora no obstante de forma decisiva a que la película consiga crear su particular y malsana atmósfera y que como espectadores seamos capaces de sumergirnos en su historia, por poco agradable que resulte la misma.
Título en España: La Posesión
Año de Producción: 1981
Director: Andrzej Zulawski
Director de Fotografía: Bruno Nuytten
Ópticas: Zeiss T1.4 High Speed
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2025.