All Quiet on the Western Front
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All Quiet on the Western Front

Adaptación cinematográfica de la novela de Erich Maria Remarque, que tiene como protagonistas a un grupo de jóvenes soldados alemanes que se alistan en el ejército incitados por sus ideales sobre la patria y la guerra. Pero una vez en el frente, los muchachos se dan cuenta de que allí nada es cómo pensaban, por el miedo, el hambre, la muerte y la devastación en la que rápidamente se ven envueltos. Se trata de una de las mayores superproducciones de la época de transición desde el cine mudo al cine sonoro -el film, de hecho, se estrenó con ambas versiones- que no renuncia en modo alguno a mostrar en pantalla una inusitada violencia y situaciones de alta intensidad como consecuencia del conflicto bélico, e incluso de las consecuencias de la gran guerra para los soldados que participaban en ella. Fue además la gran triunfadora de su temporada en la edición de los premios Oscar, consiguiendo las estatuillas doradas a mejor película y mejor director (Lewis Milestone), con una influencia muy elevada en relatos antibélicos posteriores, que perfectamente pueden ir desde “Paths of Glory” (Stanley Kubrick, 1958), “Saving Private Ryan” (Steven Spielberg, 1998) o “1917” (Sam Mendes, 2019). Lew Ayres, Louis Wolheim, John Wray, Arnold Lucy o Ben Alexander, entre otros, forman el reparto.

El director de fotografía fue Arthur Edeson [ASC], que fue candidato al Oscar por su trabajo, uno de los más populares de su filmografía, que superó ampliamente el centenar de películas. Entre las mismas, destacan también “The Maltese Falcon” (John Huston, 1941), la versión de “Frankenstein” de James Whale (1931), así como “The Invisible Man” (1933) para el mismo realizador, con el que también trabajó en “The Old Dark House” (1932); la primera versión, asimismo, de “Mutiny on the Bounty” (Frank Lloyd, 1935), “Sergeant York” (Howard Hawks, 1941), la versión muda de “The Thief of Bagdad” para Raoul Walsh en 1924, director con el que también colaboró en “They Drive By Night” (1940), o en el largometraje rodado en el primer formato de 70mm de la historia del cine, el Grandeur de la Fox, “The Big Trail” (1930). Pero por supuesto, Arthur Edeson también fue el director de fotografía de una pequeña película en la que apenas confiaba ninguno de los implicados en la misma pero cuyos resultados superaron ampliamente las expectativas previas: hablamos de “Casablanca” (Michael Curtiz, 1942), que con el tiempo se convertiría en todo un clásico del séptimo arte. Se retiró en 1949, poco antes de cumplir los 60 años, lo que quizá haya hecho que su nombre no haya trascendido tanto como el de compañeros de generación que trabajaron durante los años 50 e incluso los 60.

La fotografía de “All Quiet on the Western Front” es dificil de juzgar, ya que a pesar que la versión de 133 minutos de duración que ha llegado hasta nosotros ha sido objeto de una restauración, lo cierto es que la calidad de la copia es tan mediocre como irregular, especialmente si es comparada con la obtenida de películas rodadas apenas diez años después. En cualquier caso, sí que se puede apreciar sin ningún atisbo de duda el que es el punto fuerte de la presentación, la puesta en escena y el trabajo de cámara de Lewis Milestone, especialmente durante las múltiples secuencias bélicas. Y en las mismas, un elemento destaca por encima de todos los demás: el uso de largos travellings que describen muy bien las batallas en las trincheras y el propio caos generado en las mismas. Esos avances, o retrocesos, de un lado a otro, de los soldados durante la contienda, o bien, la cámara sobrevolándolos en grúa mientras se encuentran agazapados en la primera línea del frente, o incluso esa cámara libre y cercana durante los momentos de lucha cuerpo a cuerpo son momentos imborrables de una presentación especialmente meritoria para su época, ya que como es evidente, las labores de coordinación del equipo técnico, actores y extras eran notablemente más complicadas con los medios de la época. Puede que incluso exista cierta alteración en el ángulo de obturación para sugerir un movimiento más rápido de los actores, o cámaras que rodaban a menos fotogramas por segundo y cuya proyección a veinticuadro acelera dichos movimientos, pero en general, el conjunto retrata sobre todo muy bien el caos y el miedo que acechaba a los soldados.

Estéticamente, “All Quiet on the Western Front” es similar a otros títulos de la época, en los que el blanco y negro del que hacen uso viene condicionado, en gran medida, por la poca sensibilidad de las emulsiones de la época, que hacían necesario un rodaje a grandes aperturas de diafragma, por un lado, así como el uso de niveles de iluminación muy altos simplemente para lograr exponer el negativo. Ello seguramente explica también por qué casi todos los planos nocturnos de la película, íntegramente rodada en California por cierto, están rodados en noche americana, a fin de conseguir exponer grandes espacios de manera suficientemente correcta, limitando las noches reales a momentos como uno en las trincheras, en los que precisamente los cineastas juegan con el miedo que genera la oscuridad que no permite ver más lejos que unos pocos metros en pantalla. Los interiores poseen niveles de contraste reducidos (como la escuela y el hospital), con un aspecto algo plano, excepto cuando se trata de lugares pequeños y Edeson puede proyectar un gran aparato de luz dura a través de las ventanas, generando algo más de contraste.

Los resultados, por un lado, en lo que respecta al trabajo de cámara, son historia del cine, por el uso de los travellings que inspiró seguramente a Stanley Kubrick («Paths of Glory»), David Lean (“Doctor Zhivago”) o incluso al citado Steven Spielberg, con el crudo retrato de la guerra, vista desde dentro, que ofrece aquí el director Lewis Milestone. Por otro, en cuanto a la luz, la misma es más que correcta, sin alcanzar los niveles máximos de títulos como “Sunrise” (F.W. Murnau, 1927) que dispusieron de medios parecidos, pero dentro de las limitaciones con las que debió de trabajar Arthur Edeson, son más que razonables. Por ello, el conjunto posee un interés estético más que notable, siendo los segmentos bélicos imprescindibles para los amantes del género como para cualquier estudioso del séptimo arte.

Título en España: Sin Novedad en el Frente
Año de Producción: 1930
Director: Lewis Milestone
Director de Fotografía: Arthur Edeson, ASC
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.37:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)

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