Recreación de la famosa batalla de la Segunda Guerra Mundial, en la que el ejército nazi llevó a cabo una última ofensiva en las Árdenas a fin de tratar de dividir al ejército norteamericano y tratar de prolongar la guerra hasta que los alemanes pudieran implementar nuevos y mejores armamentos bélicos que estaban desarrollando en ese momento. Sin embargo, gracias a la astucia de los americanos (al menos según muestra el film), éstos pudieron ganar la batalla y poner fin rápidamente a la contienda con los alemanes en retirada. El film parece ser que fue duramente criticado por su falta de veracidad con respecto a los hechos sucedidos en la realidad, pero en cualquier caso se trata de una tan entretenida como típica muestra del cine bélico de los años 60, con el habitual desfile de estrellas (Henry Fonda, Robert Ryan, Dana Andrews, Charles Bronson, Telly Savalas y un buen Robert Shaw como el comandante nazi encargado de los tanques) y amplios recursos de producción para recrear las escaramuzas con los tanques americanos y alemanes. El guionista Philip Yordan, habitual del cine de Samuel Bronston, se encargó también de la producción del film en España, sobre las cenizas del imperio del productor de “El Cid” tras el fracaso de “The Fall of the Roman Empire”.
El director de fotografía fue el británico Jack Hildyard [BSC], sobre todo conocido por sus cuatro trabajos a las órdenes de su compatriota el director David Lean, con el que obtuvo el premio Oscar por la última de ellas: “The Bridge on the River Kwai” (1957). Las otras tres, anteriores, fueron “The Sound Barrier” (1952), “Hobson’s Choice” (1954) y “Summertime” (1955). En su carrera, Hildyard también trabajó con realizadores importantes como Joseph Losey (“The Gypsy and the Gentleman”, 1958), Joseph L. Mankiewicz (“Suddenly, Last Summer”, 1959), Anthony Asquith (“The V.I.P.S.”, 1963 y “The Yellow Rolls-Royce”, 1964) o incluso Alfred Hitchcock (“Topaz”, 1969). Hacia el final de su carrera, además, recibió los encargos de rodar “The Message” (1976) y “The Lion of the Desert” (1980) a las órdenes de Moustapha Akkad, dos superproducciones protagonizadas por Anthony Quinn. Hildyard era en cualquier caso una elección lógica para este proyecto, puesto que se había encargado de dos de las anteriores producciones de Samuel Bronston: “55 Days at Pekin” (Nicholas Ray, 1963), así como de “Circus World” (Henry Hathaway, 1964), lo cual refuerza además la continuidad del presente film y las anteriores, con las que comparte buen parte de su equipo técnico.
Como en el caso de “The Fall of the Roman Empire”, la producción que hizo que Bronston cayera en la bancarrota, “Battle of the Bulge” fue rodada casi íntegramente en la misma zona de la Sierra de Guadarrama, en los alrededores y pueblo de Valsaín, así como en el mismo formato: el 5-perf 65mm anamórfico, denominado Ultra Panavision 70, a fin de exhibir la película en salas preparadas para el formato Cinerama pero con un único proyector (lo cual, irónicamente, fue denominado Super Cinerama). Este formato, originalmente llamado “MGM Camera 65” y estrenado por Robert Surtees en “The Raintree Country” (1957) y “Ben-Hur” (1959), fue empleado en apenas una decena de películas, hasta que fue rescatado por Robert Richardson para “The Hateful Eight” o usado con la Alexa 65 posteriormente en «Rogue One«. Cuenta con una relación de aspecto extraordinariamente panorámica de 2.76:1, aunque estaba pensado, desde un comienzo, tanto para su exhibición en 70mm anamórfico con toda la imagen, como para el 70mm esférico (2.21:1) y 35mm anamórfico (2.35:1), de modo que gran parte de la película, editada en Blu-ray en fotograma completo, muestra quizá demasiada imagen sin acción en los bordes del fotograma, aunque es cierto que las escenas con los tanques lucen muy bien en la relación de aspecto completa 2.76:1, si bien la misma es excesiva para casi todas las escenas de diálogo que contiene la película.
Los exteriores españoles lucen muy bien en pantalla, generalmente con cielos nublados y nieve, que favorecen el aspecto grisáceo y desapacible de la contienda bélica. También hay decorados exteriores diseñados por Eugene Lourié para su posterior destrucción, e incluso múltiples planos de efectos visuales (que anticipan el trabajo del mismo equipo en “Krakatoa: East of Java” en 1969) no solo para mostrar algunas voladuras de tanques, sino también para recrear en Valsaín un par de planos generales de la ciudad belga de Ambleve. Todo ello, unido al formato Ultra Panavision 70, aporta valores de producción muy elevados, a pesar que el trabajo de Jack Hildyard es más bien acartonado. Hay que tener en cuenta que era un director de fotografía clásico y, por lo tanto, el aspecto del film es muy similar a los anteriores con Bronson, con niveles de intensidad de luz elevadísimos para conseguir exponer un negativo de 50 ASA al menos a T/5.6 para conseguir una profundidad de campo aceptable. Ello conlleva la consabida utilización de grandes aparatos de luz en todos los interiores, con luces duras y dirigidas sobre los personajes y el decorado, pero el problema es que Hildyard lo hace muchas veces de forma casi frontal, generando un aspecto demasiado plano y poco interesante, además sin apenas contraste entre los personajes y los fondos, incluso cuando cuenta con las comodidades del estudio.
En los exteriores también hay abundante luz de relleno, incluso bajo cielos encapotados que a priori no hubieran requerido de la misma, pero hay que tener en cuenta que en el concepto clásico no cabían técnicas como las que se usarían hoy en día, tales como sobreexponer los cielos al exponer los rostros de los actores para un gris medio. Pero Hildyard, como buen clásico, no buscaba nunca quemar los fondos, sino exponerlos correctamente, lo que hubiera dejado a los actores excesivamente oscuros si no hubieran sido iluminados con luces de arco en los exteriores. Por todo ello, lo mejor sin ningún género de dudas son las múltiples escenas con los tanques, desde aquéllas que muestran como los nazis comienzan su ofensiva, o las múltiples escenas de batallas, a pesar de algunos mejorables efectos de pantalla azul para integrar a Henry Fonda o Robert Shaw en material previamente rodado. Y también, como no, como todo buen film ideadp para ser exhibido en Cinerama, “Battle of the Bulge” también contiene algunos efectos específicos de cara al formato, como la cámara montada en el frontal de un coche en una carretera con curvas, o sobre todo, en un tren bajando a toda velocidad unas vías de montaña, que junto con algunos vistosos planos aéreos ponen una colorida muestra al espectáculo visual.
Título en España: La Batalla de las Árdenas
Año de Producción: 1965
Director: Ken Annakin
Director de Fotografía: Jack Hildyard, BSC
Ópticas: APO Panatar
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 5-Perf 65mm anamórfico (Ultra Panavision 70), 2.76:1
Otros: fotografía de segunda unidad de John Cabrera, BSC
Vista en Blu-ray