Adaptación de una novela de Paulo Lins, que a su vez narraba una historia real acontecida en las favelas de Rio de Janeiro, en la que diversos personajes se mueven en torno al tráfico de drogas y la pobreza del lugar, en dos etapas diferentes: los años 60 y los años 70. Fernando Meirelles consiguió un notable éxito con esta película, rodada en localizaciones reales y con muchos actores no profesionales, pero de enorme frescura y agilidad narrativa e interpretativa, aunque a veces sea deudora de influencias del cine norteamericano (sobre todo, Martin Scorsese) y tenga excesivas pretensiones de ser cine cool. Aún así, se trata de una película muy disfrutable, de un ritmo endiablado, que deja muchos momentos para el recuerdo y con la que Meirelles llegó incluso a obtener una nominación al Oscar al mejor director.
Su director de fotografía fue César Charlone [ABC], nacido en Uruguay, pero afincado en Brasil. Su carrera en cine no es muy amplia ni muy conocida fuera de sus colaboraciones con Meirelles (entre las que se incluyen las posteriores “The Constant Gardener” y “Blindness”), ya que es un hombre que hasta la fecha ha centrado más su carrera en el mundo del documental y de los anuncios publicitarios. Con “Cidade de Deus” obtuvo una nominación al Oscar, absolutamente merecida, así como premios internacionales de prestigio como el Golden Frog en el Festival Cameraimage en Polonia, pero ni siquiera a raíz de esto se percibió en su carrera un interés excesivo en dar el salto a un cine de mayor presupuesto y mayores medios, aunque parece ser que operase para Tony Scott durante algunas semanas de “Man On Fire” (2004) a las órdenes de Paul Cameron [ASC] (Scott quedó impresionado por el trabajo de cámara del presente film).
“Cidade De Deus” fue rodada en una mezcla de formatos (Super 16mm y Super 35mm) y fue uno de los primeros títulos en hacer uso creativo del Digital Intermediate, en una época en que la corrección de color fotoquímica aún tenía una absoluta predominancia. El DI era más o menos obligatorio para mezclar los dos formatos, pero sea voluntariamente, o a consecuencia de ello, Charlone aprovechó para llevar a cabo un etalonaje muy agresivo, en el que el contraste se aumentó de forma significativa y se perfeccionó la paleta de color de la película, caracterizada por los tonos dorados que enmarcan la década de los 60, con la vida en los primeros años de la favela, que abre el film, y la década de los 70, caracterizada por un color azul-cián mucho más pronunciado. La decisión de rodar gran parte del film en Super 16mm puede que fuera económica, pero también hace que con sus equipos más reducidos, lentes zoom más luminosas, etc. la película tenga un estilo absolutamente fresco y directo, con la cámara casi siempre al hombro, en un continuo frenesí de imágenes y montaje que bombardea la mente del espectador. Por supuesto, la nitidez es inferior y el grano más aparente que cuando se usan los 35mm (para los efectos visuales y los planos más amplios), pero después de pasar por el DI en formato HDCAM, con su reducida resolución y sus artefactos de compresión, lo cierto es que en soporte doméstico no existe una gran diferencia entre uno y otro formato (en proyección en 35mm, “The Constant Gardener”, rodada en condiciones similares y post-producida mediante un DI a 2K, sí mostraba a las claras serias diferencias).
La premisa de Charlone es el máximo realismo, al menos durante el rodaje, ya que utiliza muy poca iluminación cinematográfica y hace uso de toda la luz disponible que le es posible, o bien recrea los efectos de ésta en algunos interiores diurnos. Para las secuencias nocturnas, construidas también muchas veces sobre la base de la iluminación real y existente de las localizaciones –como fuentes fluorescentes, farolas, etc.- seguramente llevase a cabo una fuerte integración de fuentes de iluminación de tipo industrial, no específicamente cinematográficas, porque la película abraza todo tipo de colores, como si se hubiesen mezclado sin pudor alguno fluorescentes daylight, cool-white, warm deluxe, etc. Y además, como el etalonaje fue tan agresivo y el HDCAM introdujo artefactos de vídeo y otros derivados de su compresión, es muy dificil –de tan al extremo que están llevados algunos colores- saber qué es de rodaje y qué es de post-producción, ya que a veces el film da la sensación de experimentación visual pura en el Digital Intermediate.
Pero los resultados son espléndidos, porque a esa inmediatez en la puesta en escena, a ese realismo en las interpretaciones, en las localizaciones, en la dirección de arte, el realismo de los 16mm, etc. se le une un marcado esteticismo en el uso del color, bien sea de rodaje o corregido digitalmente, que hace de “Cidade De Deus” una fotografía casi única y que, desde luego, fue muy novedosa e inspiradora allá por la época de su estreno. Más de diez años transcurridos desde el mismo, con su innovación reutilizada en decenas de películas posteriores, lo que queda es un trabajo muy inspirado, valiente y directo, que sigue siendo y será uno de los mejores de la década a la que pertenece.
Título en España: Ciudad de Dios
Año de Producción: 2002
Director: Fernando Meirelles
Director de Fotografía: César Charlone, ABC
Ópticas: Zeiss Super Speed, Angenieux HR
Emulsión: Kodak 7245 (50D), 7274 (200T), 7246 (250D) & 7279 (500T) (Super 16mm); Kodak 5245 (50D), 5274 (200T), 5246 (250D) & 5279 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 16mm & Super 35mm, 1.85:1
Otros: HDCAM Digital Intermediate
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2014.