Lujosa adaptación de la novela de Charles Frazier, que fue el último gran proyecto del cineasta británico Anthony Minghella (“The English Patient”) antes de su prematuro fallecimiento. La historia está ambientada durante la guerra civil americana y centrada en dos personajes; la hija de un reverendo (Nicole Kidman) y un joven que acude al combate (Jude Law) que se enamoran antes del estallido del conflicto, pero sin que les de tiempo a consumar su amor. El film, pues, sigue a ambos paralelamente: la vida y penurias de la mujer y el complicado camino de retorno del soldado tras su deserción. Con producción de Sydney Pollack y los hermanos Weinstein, Minghella pudo rodearse de un notable equipo (como el diseñador Dante Ferretti, el músico Gabriel Yared, o el montador Walter Murch) y un elenco de secundarios como Donald Sutherland, Renée Zellweger, Eileen Atkins, Natalie Portman, Phillip Seymour Hoffmann, Brendan Gleeson o Giovanni Ribisi, entre otros, que acompañan a los personajes a lo largo del melodrama que sufren.
El director de fotografía fue el australiano John Seale [ASC, ACS], en el que fue su tercer y último trabajo para Minghella, tras haber rodado “The English Patient”, por la que obtuvo el Oscar, el BAFTA y el premio de la American Society of Cinematographers (ASC), así como la posterior “The Talented Mr. Ripley”, la segunda versión de la novela de Patricia Highsmith, ya llevada al cine anteriormente por René Clement como “Plein Soleil” (1960). Seale, antiguo operador de Russell Boyd («Gallipolli«), comenzó con buen pie su carrera en EEUU enlazando nominaciones en títulos como “Witness” y “Rain Man”, es un director de fotografía que siempre ha abogado por utilizar métodos sencillos y simples (lo cual incluye un rodaje exclusivo con zooms y, casi siempre, exclusivamente con emulsiones de alta sensibilidad, incluso en los exteriores diurnos de “The English Patient” en el desierto), tanto para obtener un aspecto natural y poco recargado como para acelerar el rodaje y dejar más tiempo al director para trabajar con los actores, un planteamiento muy válido para muchos films que le ha permitido a Seale tener una carrera muy larga, que incluye títulos complejos como «Perfect Storm» (Wolfgang Petersen, 2000) o «Mad Max: Fury Road» (George Miller, 2015) ya con 72 años de edad, que fueron reconocidas por sus compañeros de la A.S.C. con sendas nominaciones o, en el caso de la segunda de ellas, también por la Academia de Hollywood.
La imagen de “Cold Mountain”, al menos durante su exhibición cinematográfica en 35mm, se caracterizaba por el típico grano que aparecía en los hinchados desde Super 35, aún cuando éstos se realizaban ya digitalmente en sustitución de la tradicional técnica óptica. Seale, además, rodó el film casi íntegramente con su zoom 24-275mm (T/2.8), por lo que las imágenes distaban mucho de la máxima calidad que podía ofrecer el formato fotoquímico y que sí se veía, por ejemplo, en títulos de la época como “The Last Samurai” (Edward Zwick, 2003), en una combinación de copia por contacto y Digital Intermediate. Aunque no era su costumbre, Seale sí utilizó aquí dos emulsiones (ambas de 500 ASA): la 5284 Expression, antecesora de la 5229, que era de bajo contraste, menor saturación y mayor grano, para las escenas iniciales en el pueblo, a fin de mostrar un aspecto más apastelado y suavizado sin la necesidad de emplear filtros, así como la 5279 para el resto del film, la cual era una emulsión de alto contraste, mejores negros y, dentro de su granulosidad, algo menos granulada que la Expression.
Las escenas del pueblo, aunque ambientadas en Carolina del Norte, fueron curiosamente rodadas en Rumanía por cuestiones de presupuesto, y quizá sean lo más vistoso del trabajo de Seale, con un aspecto muy luminoso y a contraluz, que aprovecha bastante bien la belleza del entorno natural. Seale también se esfuerza por favorecer a Nicole Kidman –con su característica tez blanca, antes de que su rostro fuera gravemente alterado por la cirugía- ofreciendo mucha luz suave para envolverla, un planteamiento que funciona bastante bien junto con el tono de la emulsión Expression y la utilización de los zooms. La escena inicial, en la guerra, también hace uso de un fuerte filtraje (tipo tabacco o chocolate) y filtros degradados para oscurecer los cielos, aplicando un aspecto algo forzado del que curiosamente luego carece la película, la cual, fiel al estilo de Seale, está rodada de forma relativamente directa y sin la introducción de artificios a través de sus elecciones técnicas (filtraje, ópticas, etc). Sin embargo, quizá por ese afán de rodar deprisa, o con la mayor sencillez posible, las escenas interiores de la película resultan muy planas, bien sean diurnas o nocturnas. En todas ellas hay un exceso de luz y una justificación de fuentes lumínicas muy escasas –por ejemplo, en los interiores día, hay más luz cenital cuya procedencia es desconocida, que luz a través de las ventanas- y, en una época anterior a la energía eléctrica, los niveles de luz son demasiado altos en las escenas nocturnas (quizá para seguir rodando con los zooms) y las fuentes de luz lógicas (velas, farolillos, etc) no iluminan lo suficiente.
Así pues, a pesar de que los exteriores son bastante vistosos, e incluso algún exterior nocturno está bien resuelto con luz de luna creada por Seale en espacios amplios, en general es una película que peca de un exceso de luz, y cuya crudeza argumental no se ve reflejada por una fotografía a la que le falta dramatismo, contraste y dureza (e incluso en cine, le sobraba suciedad). Por todo ello, aunque «Cold Mountain» sea una película que ofrezca una solvente reconstrucción de época, abundancia de paisajes, localizaciones y un buen número de situaciones en las que un director de fotografía pueda lucirse, Seale no ofrece aquí ningún tipo de inspiración, ni riesgo ni muestra un particular talento para la utilización de la luz natural en exteriores o su recreación en interiores, aunque sí que muestra, en cambio su considerable oficio detrás de las cámaras. No es por tanto el mejor trabajo de Seale, a pesar que en general éste es fiel a sus principios, aunque en su año obtuvo menciones de los cuatro grandes premios de fotografía cinematográfica a nivel mundial, por muy sorprendente que pueda parecer y que pareció ya en su momento.
Título en España: Cold Mountain
Año de Producción: 2003
Director: Anthony Minghella
Director de Fotografía: John Seale, ASC, ACS
Ópticas: Panavision Primo
Emulsión: Kodak 5284 (500T) y 5279 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 35, 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom), American Society of Cinematographers (nom), BAFTA (nom), British Society of Cinematographers (nom)
Vista en 35mm & Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2015.