Thriller adscrito a un género que estuvo absolutamente de moda a mediados de la década de los 90, sobre todo a raíz del éxito de la película de Jonathan Demme “The Silence of the Lambs” (1990), aunque quizá la cumbre de esta serie de películas fue “Se7en” (David Fincher, 1995), estrenada el mismo año que el presente título. “Copycat” es la historia de un asesino en serie que se dedica a imitar los crímenes de algunos de los más famosos asesinos en serie de la historia de los EEUU. Con la ayuda de una psicóloga criminal (Sigourney Weaver) que estuvo a punto de morir a manos de uno de estos individuos y que desde entonces vive atemorizada sin poder salir de su casa, una pareja de policías (Holly Hunter y Dermot Mulroney) trata de dar caza al asesino. Los resultados son muy irregulares, puesto que a pesar de algunos giros de la trama que sorprenden, “Copycat” es una película bastante rutinaria y de la que apenas hay aspectos que sobresalgan mínimamente por encima de la media como para destacar entre las películas de su misma época y género.
El director de fotografía fue el emblemático Laszlo Kovacs [ASC], amigo inseparable de Vilmos Zsigmond, con el que escapó de su Hungría natal en 1956 al tiempo que filmaban juntos la invasión soviética de su país. Llegados a los EEUU, trabajaron en todo tipo de oficios relacionados con la fotografía (desde retratos a domicilio a revelar carretes) hasta que, durante la década siguiente, ambos consiguieron labrarse cierta reputación como eficientes directores de fotografía en películas independientes de muy bajo o nulo presupuesto. Kovacs alcanzó cierta fama gracias a títulos como “Targets” (Peter Bogdanovich, 1968) y especialmente “Easy Rider” (Dennis Hopper,1969), un gran éxito del cine independiente que le abrió las puertas de Hollywood. En la siguiente década se encargó de obras como “Five Easy Pieces” (Bob Rafelson, 1970), “What’s Up Doc” (1972) o “Paper Moon” (1973) para Bogdanovich, “Shampoo” (1975) para Hal Ashby, “New York, New York” (1977) para Martin Scorsese, “F.I.S.T.” (1978) para Norman Jewison o incluso hacerse cargo del debut de Sylvester Stallone en la dirección, “Paradise Alley” (1978), antes de realizar obras como “Frances” (Graeme Clifford, 1982) o “Ghostbusters” (Ivan Reitman, 1984) ya dentro de la década de los 80. En los 90 se hizo cargo de títulos como “Shattered” (Wolfgang Petersen, 1991) o “My Best Friend’s Wedding” (P.J. Hogan, 1997), en la que fue encargado de retratar lo más favorecidas posibles a actrices como Julia Roberts o Cameron Díaz.
“Copycat”, a pesar de ser un thriller, no contiene demasiadas escenas oscuras ni un aspecto que, por lo general, resulte demasiado amenazador. En su lugar, Laszlo Kovacs plantea una fotografía de un estilo bastante luminoso e incluso clásico, ya que el formato panorámico anamórfico está utilizado con niveles de luz lo suficientemente elevados como para poder intercalar planos rodados con lentes zoom (que requerían unos niveles mínimos de entre T4.5 y T5.6 en este formato) en mitad de secuencias captadas con lentes fijas. Ese estilo clásico deriva, por otro lado, de la formación de Kovacs, uno de esos operadores que aprendieron su oficio mediante el uso de la luz dura en blanco y negro y que cuando comenzaron a rodar en color, empezaron a buscar la forma de hacer que sus imágenes fueran más suaves y naturales. En su caso, durante los años 70 fue mediante filtros difusores, a veces bastante intensos, pero durante los 80 ya abandonó plenamente dichos planteamientos y comenzó a emplear la difusión mediante gelatinas entre sus aparatos de luz y los actores y el decorado, de modo que aunque a veces emplea esquemas clásicos (luz principal, contraluz y relleno) su luz por lo general está muy suavizada o tamizada. Con la excepción de una escena entre Sigourney Weaver y Holly Hunter que sí está rodada con filtros, por lo general, para favorecer el aspecto de sus dos actrices principales, lo que hace Kovacs es recurrir a los zooms durante sus escenas, de manera que con su menor resolución, se oculten más las imperfecciones de sus rostros, aunque no es un film en el que el operador se emplee especialmente en buscar el mejor aspecto de sus actrices.
Con la excepción de algunos breves exteriores que sitúan la acción en San Francisco, “Copycat” es por lo general una película de interiores de estudio y, si acaso, la excepción son algunos exteriores nocturnos que podrían estar rodados prácticamente en cualquier gran ciudad de los EEUU. La puesta en escena del realizador británico Jon Amiel, es más bien vulgar, con la excepción de algunas secuencias o incluso de un plano secuencia en la comisaría que muestra el oficio de Laszlo Kovacs, apenas saca partido de su director de fotografía, que rara vez se ve obligado a esforzarse a fondo con este tipo de planificación. Es quizá por ello, por no mostrarse exigido, por lo que la fotografía del húngaro tampoco brilla en absoluto: se aprecia que detrás de las cámaras está un hombre con gusto y con talento, pero no hay un verdadero esmero o esfuerzo en hacer que lo que aparece delante de las cámaras sea particularmente contrastado o amenazador, es más, casí podría decirse que en muchos momentos hay una renuncia expresa a un planteamiento de ese tipo, que hace que al final, la imagen de la película sea tan solvente como cabría esperar, pero ni mucho menos tan interesante como pudiera haberlo sido.
Por consiguiente, los resultados no solo no destacan, sino que se encuentran a años luz del film de este mismo género que, como decíamos al comienzo, es el que ha trascendido casi veinticinco años después de su estreno: “Se7en”. Y ello se debe no solo al vigor con que está dirigida dicha producción por un hombre como David Fincher, o incluso a que su guión sea infinitamente más ingenioso y sorprendente, sino que es un film en el que se crea una atmósfera modélica, que atrapa al espectador desde el primer fotograma, a través de la luz y el diseño de producción. Y aunque puede que no resulte justo comparar “Copycat” con la cima de un género, por más que las dos películas fueran estrenadas en la misma temporada, lo cierto es que siendo ambos productos Hollywoodenses de alto presupuesto, con estrellas en su reparto y estrellas detrás de las cámaras, la diferencia entre el planteamiento ligero de “Copycat” y el atmosférico de “Se7en” no podría producir efectos más diferentes, y no precisamente a favor del film de Jon Amiel. Fotografía adicional de Tony Pierce-Roberts [BSC].
Título en España: Copycat
Año de Producción: 1995
Director: Jon Amiel
Director de Fotografía: Laszlo Kovacs, ASC
Ópticas: C-Series, E-Series, Super Panazoom Cooke
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: fotografía adicional de Tony Pierce-Roberts [BSC].
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