Clásico del cine británico con el que debutó en cine el director y guionista Mike Hodges, quien hasta la fecha únicamente había dirigido televisión. Michael Caine también interpreta aquí uno de sus roles más famosos: el de Jack Carter, un matón londinense que vuelve a sus orígenes en el norte de Inglaterra para averiguar quién se encuentra detrás de lo que parece el asesinato de su propio hermano. A pesar de ser, como tantas otras, una película adscrita al thriller de corte criminal o casi policíaco, lo cierto es que “Get Carter” dista bastante de ser una película convencional. No solo ya porque la puesta en escena era novedosa para la época, sino porque el desarrollo del film elude explicar muchas cosas al espectador y, además, realiza un retrato del personaje protagonista (el “Asesino Implacable” del título en España) que tampoco es demasiado elogioso, por lo que es dificil que el espectador se identifique con el mismo. Si a eso le unimos que gran parte de su estética y ambientación ha quedado muy desfasada, “Get Carter” (que tuvo un remake con Sylvester Stallone en el papel principal) es un film curioso sobre todo por la sequedad de su planteamieto y resolución, pero tampoco es excesivamente disfrutable.
El director de fotografía fue ya por entonces veterano Wolfgang Suschitzky [BSC]. Nacido en Viena en 1912, vivió hasta los 104 años de edad, pues falleció en 2016. De origen judío, Suschitzky se vio obligado a emigrar a Inglaterra hacia 1935 como consecuencia del auge del nazismo y trabajó en ese país durante toda su vida. Padre del famoso director de fotografía Peter Suschitzky [ASC, BSC], favorito de Cronenberg y famoso por ser el autor de “Empire Strikes Back” (1980), Suschitzky padre procedía de los documentales y de la fotografía fija y es en estas especialidades en las que se hizo un nombre antes que en cine, en el que se mantuvo activo hasta algo más allá de mediada la década de los 80. En este medio quizá su película más conocida sea precisamente “Get Carter”, aunque realizó también la fotografía de trabajos como “The Chain” (Jack Gold, 1974), “The Small World of Sammy Lee” (Ken Hughes, 1963), “Ring on Bright Water” (Jack Couffer, 1969) o “Theater of Blood” (Douglas Hickox, 1973).
Si por algo destaca “Get Carter” es porque su aspecto visual es muy inusual para la época, hasta el punto que parece una variante británica de otro film cuyo “look” causó un fuerte impacto en el mismo año: “The French Connection”. No es que “Get Carter” tenga mucho que ver temática o estilísticamente con el film de William Friedkin, por el que Owen Roizman consiguió la primera de sus cinco candidaturas al Oscar, pero sí que se aprecia en el film de Hodges la misma búsqueda de un aspecto realista y casi documental que en el film de Friedkin. Sin embargo, no parece probable que ni unos ni los otros tuvieran tiempo de ver las respectivas películas en busca de “inspiración”, ya que cuando se estrenó “Get Carter”, el film norteamericano ya había terminado su rodaje. En cualquier caso, en este film se entiende bien que Hodges quisiera contar con Suschitzky padre dado el pasado de este en documentales: se trata de una película rodada íntegra o casi íntegramente con lentes zoom, siempre en localizaciones reales y casi siempre con exteriores que hacen uso de la luz disponible. Bajo los cielos encapotados de Newcastle y alrededores (fotografiados como una ciudad muy industrial, sucia y, a menudo, brutal), las andanzas de Caine y el estrafalario grupo de mafiosos de los que se rodea cobran una gran apariencia de realidad.
No es por lo tanto “Get Carter” un film de imágenes preciosistas, ni mucho menos. Incluso es una película feista, con algunos errores técnicos visibles (como por ejemplo la sombra de la cámara Mitchell que entra claramente en cuadro en la escena en el puente, al tener el sol detrás) pero en todo caso, sí es efectiva. En interiores, al estar trabajando en localizaciones y tener que ofrecer una exposición suficiente para el rodaje con el zoom, el director de fotografía está obligado a utilizar múltiples fuentes puntuales de luz dura, a pesar de lo cual se las suele ingeniar bien para que, aunque el aspecto no sea tan natural, al menos sí mantenga algo de contraste y parte de la atmósfera de sus exteriores. El trabajo del o los foquistas no es especialmente bueno (hay un buen número de planos claramente desenfocados) y además el zoom ofrece una imagen terriblemente suave y plena de aberraciones, aunque todo ello va en la misma línea pretendida por Hodges y Suschitzky y, dentro de la misma, es algo más llevadero.
Por lo tanto, a nivel estético “Get Carter” es un film ciertamente novedoso para la época, sobre todo por el trabajo de Suschitzky en exteriores, más pendiente de no estropear la realidad que de modificarla o mejorarla. Los interiores, previsiblemente, son el aspecto más flojo, aunque también, en descargo de los cineastas, hay que indicar que la decoración de las localizaciones (seguramente, en un porcentaje elevadísimo, era la que existía realmente en las mismas) tampoco juega en absoluto a su favor y contribuyen mucho a que el “look” global de la película luzca tan envejecido. Por ello (ni siquiera el zoom está particularmente bien operado), resulta extraño leer que Stanley Kubrick, un perfeccionista nato, fuera un ferviente seguidor del presente film, ya que técnicamente su cine y el presente título se mueven en polos absolutamente opuestos.
Título en España: Asesino Implacable
Año de Producción: 1971
Director: Mike Hodges
Director de Fotografía: Wolfgang Suschitzky, BSC
Ópticas: Angenieux 25-250mm T3.9
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2018.