Uno de los títulos más celebrados del cine del alemán Michael Haneke que, sobre la base de una novela de Elfriede Jelinek, adaptada para la pantalla por el propio Haneke, narra la historia de una profesora de piano (Isabelle Huppert) que, bien superados los cuarenta años de edad, vive una vida reprimida bajo el control de su madre (Annie Girardot), mostrando extrañas conductas sadomasoquistas. Sin embargo, un día, durante un recital, conoce a un joven pianista (Benoit Magimel) que se interesa por ella y que comienza a perseguirla hasta el punto de ingresar en el conservatorio para ser su alumno. Haneke enfoca la historia con su habitual parquedad y sequedad narrativa, de modo que “La Pianiste” es una película muy concisa que muestra lo más bajo de los personajes en toda su crudeza, sin intentar contentar al espectador en un solo minuto de su metraje. Los resultados, si bien no son ni apasionantes ni especialmente agradables de ver, son muy buenos, con grandes interpretaciones de todo el elenco y, cómo no, sobre todo de Huppert en el rol principal.
El director de fotografía fue el austríaco Christian Berger [AAC], veterano operador -como el propio Haneke- que se ha encargado de gran parte de las películas del realizador alemán: “Benny’s Video” (1991), “Caché” (2005), “The White Ribbon” (2009), por la que obtuvo sendas nominaciones al Oscar y al premio de la British Society of Cinematographers (BSC), además de conseguir llevarse a casa el premio de la American Society of Cinematographers (ASC). Su última colaboración con Haneke es “Happy End” (2017), después que Darius Khondji se hiciera cargo de “Amour” (2012) e incluso del remake de “Funny Games” (2007). Fuera de su carrera con Haneke, las incursiones de Berger en cine son escasas y poco conocidas, excepto su extraña colaboración con Angelina Jolie en “By The Sea” (2015), saldada con un rotundo fracaso crítico. Berger, además, es inventor o cabeza visible de un sistema de iluminación denominado CRLS (Cine Reflect Lighting System), introducido en la época de “The White Ribbon”, que a través de una serie de reflectores, permite conseguir un tipo de iluminación naturalista recurriendo a unidades HMI de escasa potencia.
“La Pianiste”, rodada en Viena aunque en francés, se caracteriza estéticamente por su aspecto realista, que evita en todo momento cualquier atisbo de embellecer o dulcificar una historia tan compleja a nivel emocional y psicológico como la que narra Haneke en la pantalla. Berger equipó sus cámaras con lentes Cooke S4 y con un efímero negativo de Kodak de principios de la década de los 2000; la emulsión 5289 (800T), que fue empleada también por Janusz Kaminski en “Minority Report”, cuya estructura de grano era muy visible y notablemente superior a la de los negativos 500T de la época. De modo que Kodak la retiró pronto del mercado y se concentró primero en la emulsión 5218 y luego en su sustituta, la todavía vigente 5219 de 500 ASA, ya que incluso forzadas un stop, las emulsiones contemporáneas de la 5289 eran menos granuladas que la 800T. Sea como fuere, muchos directores de fotografía, entre los que parece encontrarse Berger, usaban la 5289 por la suciedad de su textura (en los tiempos modernos que vivimos con la HD, el grano de “La Pianiste” incluso sorprende), además que, lógicamente, si era expuesta a su sensibilidad nominal permitía reducir un poco los niveles de intensidad de luz, que sin embargo no parece la razón principal para su utilización en esta película.
El estilo que emplea Berger para acompañar la narrativa de Haneke es lo más sencillo posible; normalmente, o bien fija él mismo una fuente de iluminación en la escena, o bien se acomoda a la existente (por ejemplo una ventana o ventanal cuando se encuentra en localizaciones reales) y se dedica a proporcionar la luz de relleno adecuada para que la escena luzca correcta. Ello supone que, en muchas ocasiones, deja sobreexpuesta esa luz de las ventanas (pero no tanto como para que no se pueda ver el exterior) y subexpone la luz de relleno, de modo que esta no es demasiado perceptible y se retiene un aspecto natural, realista y sin el menor artificio. Por supuesto, algunas veces las luces de ojos, u otras algunas sombras producidas por los personajes sobre las paredes, revelan la existencia de esta luz de relleno, pero por lo general el estilo trata de ser invisible y que las localizaciones, o los sets especialmente construidos para la película (en apariencia, la casa donde el personaje de Isabelle Huppert vive con su madre es una construcción para el film) luzcan tal y como son, sin introducir el menor artificio o estilización a través de las herramientas del director de fotografía.
Por supuesto, unido al grano de la emulsión y a que los acontecimientos que vemos en pantalla distan mucho de ser agradables, todo ello hace que a veces la estética sera ciertamente feista, pero esto precisamente parece totalmente buscado por los cineastas. La puesta en escena de Haneke también es muy económica, sin demasiados movimientos de cámara y siempre tratando de ser concisa en lo que filma y cómo lo filma, aunque un análisis más profundo revela que por supuesto que la cámara se mueve (incluso en Steadicam), que hay panorámicas, seguimientos a los personajes, etc. Lo que ocurre realmente es que Haneke es un director que no mueve nunca la cámara si no tiene una muy buena razón para hacerlo, de modo que, acostumbrados sobre todo al movimiento continuo y muchas veces injustificado del cine moderno, su cine luce absolutamente económico e incluso hierático, cuando realmente lo que hace (y lo hace muy bien) es centrarse en el núcleo de lo que le interesa, sin adornarlo o dotarlo del menor artificio. En ese aspecto, los resultados estéticos no enamoran por supuesto, pero lo cierto es que se adaptan como un guante a las intenciones del director y, ¿no es eso lo que se supone que debe de hacer un director de fotografía?
Título en España: La Pianista
Año de Producción: 2001
Director: Michael Haneke
Director de Fotografía: Christian Berger, AAC
Ópticas: Cooke S4
Emulsión: Kodak 5289 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2017.