Last Tango in Paris
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Last Tango in Paris

Polémica producción para su época, en la que Bernardo Bertolucci narra la historia de un norteamericano afincado en París (Marlon Brando), cuya vida se encuentra a la deriva tras el reciente suicidio de su mujer, que inicia una relación meramente sexual y sadomasoquista con una joven francesa (Maria Schneider), sobre la que ejerce su poder a través de la fascinación, fascinación que no le produce su novio cineasta (Jean-Pierre Léaud), con el que está rodando una película que no parece interesarle demasiado. Tantos años después de su estreno y de que su provocativo estilo haya quedado muy superado, lo que queda es que el núcleo de la película (la relación entre Brando y Schneider, sobre la base de diálogos y monólogos muy improvisados) continúa siendo interesante, pero que todo lo que rodea a la pareja protagonista es un metraje excesivo y vacuo que no hace demasiado en aras al entretenimiento de la propuesta. Brando y Bertolucci obtuvieron sendas candidaturas al Oscar en sus respectivas categorías por sus trabajos.

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El director de fotografía fue Vittorio Storaro [ASC, AIC], quien a sus 32 años de edad llevaba a cabo su tercer trabajo para Bertolucci, después de haber completado «Stragegia del Ragno» (1970) y haber firmado, ya en solitario, la muy estética e influyente «Il Conformista» (1970). Después del presente título, Bertolucci y Storaro colaborarían todavía en «Novecento» (1976), «La Luna» (1979), «The Last Emperor» (1987) -por la que ganaría su tercer premio Oscar-, «Sheltering Sky» (1990) y «Little Budha» (1993). Entre tanto, Storaro, muy famoso por sus teorías sobre el color para representar los estados de ánimo de los personajes de sus películas, tendría tiempo de colaborar con Francis Coppola en «Apocalypse Now» (1979) -su primer Oscar-, «One From The Heart» (1981) ó «Tucker» (1988), además de con Warren Beatty en «Reds» (1981) -su segundo Oscar-, «Dick Tracy» (1990) o «Bulworth» (1998). Aunque su carrera es muy desigual, en gran parte porque ha rechazado muchos proyectos (como «E.T.» de Steven Spielberg) y no ha trabajado tanto como podría haberlo hecho, lo cierto es que su estilo, muy naturalista o muy expresivo, incluso teatral y forzado, dependiendo del proyecto, le convierte en uno de los principales operadores del séptimo arte y en una auténtica leyenda viva.

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La imagen de «Last Tango in Paris» se caracteriza por su estilo naturalista, incluso diríase que muy naturalista para los cánones de la época. Rodada, una vez más, en decorados y, sobre todo, localizaciones supervisadas por Ferdinando Scarfiotti, en esta ocasión Storaro prescinde en gran medida del estilo barroco y casi manierista de «Il Conformista», aunque los elementos principales de la misma (las mezclas de temperaturas de color en unas escenas, o bien la predominancia de un único color durante otras, iluminación desde una única fuente, grandilocuentes tomas desde grúas, travellings, dollies, etc) continúan estando presentes, solo que de manera mucho más medida que en la película anterior. El set principal de la película, el apartamento en el que tienen lugar los encuentros sexuales de la pareja protagonista, está generalmente iluminado, durante las escenas diurnas, con una luz suave procedente exclusivamente desde las ventanas del mismo, a veces para las horas centrales del día, o a veces para el atardecer o el crepúsculo, situaciones que va adaptando Storaro con su luz. En las escenas nocturnas en el mismo sí hace uso de una luz mucho más dura (justificándolo en que es la luz que entra desde una estancia contigua) o bien, en otras localizaciones, integra fuentes de luz en el decorado para que hagan parte o la totalidad del trabajo de iluminación, como por ejemplo en las escenas del tango hacia el final de la proyección. No es un trabajo, sin embargo, en el que Storaro ponga especial énfasis en mejorar el aspecto de los actores; su apariencia también es natural y muchas veces están fotografiados a contraluz, con las ventanas detrás de ellos.

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El aspecto de la película, rodado en formato esférico convencional, es muy crudo, ya que Storaro utiliza niveles de luz muy bajos y, aunque precisamente el resto de su filmografía se caracteriza porque sus imágenes poseen un gran contraste y negros muy profundos -lo que conlleva la utilización de la sobreexposición y luces de positivado altas-, en este caso da la apariencia de una película «corta» de negativo, en la que el director de fotografía recurre constantemente al revelado forzado e incluso a ópticas completamente abiertas de diafragma. Aunque las fotos de rodaje muestran cámaras Mitchell en el set -que podrían indicar el uso de ópticas Super Baltar o Kowa- lo más probable es que el italiano continuara utilizando las Cooke Speed Panchro que tanto le gustaban, que al estar tan abiertas, son extremadamente suaves e introducen aberraciones cromáticas muy visibles en los contornos de las altas luces, además de que no favorecen tampoco -ni mucho menos- el contraste de la película.

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Los resultados globales, a pesar que huyen, en gran medida, de la expresividad de «Il Conformista», son muy buenos y sobre todo, muy modernos para la época, ya que hay que pensar que, con la excepción de muy pocos directores de fotografía (David Watkin, John Alcott, Gordon Willis, Conrad Hall, Sven Nykvist, etc), en aquélla época casi cualquier operador hubiera optado por un tratamiento de luz muy diferente, más típico de la fotografía de estudio, en lugar de realizar este retrato tan crudo especialmente en lo que respecta a Marlon Brando, que por aquél entonces era una estrella -aunque venida a menos- de mediada edad y comenzaba a requerir ciertos cuidados por parte de su director de fotografía. Quizá otras obras de Storaro sean aún más refinadas que la presente -en la que quizá el rodaje en localización o bajo el cambiante clima parisino le impidieran ser tan preciso como en otras ocasiones- pero también resulta muy interesante apreciar el trabajo del operador italiano, conocido más bien por sus obras más estéticas e incluso por sus excesos, en una obra tan minimalista como la presente.

Título en España: El Último Tango en París
Año de Producción: 1972
Director: Bernardo Bertolucci
Director de Fotografía: Vittorio Storaro, ASC, AIC
Ópticas: Cooke Speed Panchro
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1

Vista en Blu-ray

© Ignacio Aguilar, 2016.



Language / Idioma