Adaptación de una novela de Kyle Onstott, que fue llevada a la pantalla con un notable despliegue de medios por el productor italiano Dino de Laurentiis, en una de sus primeras incursiones en el cine norteamericano. El film está ambientado en una plantación del sur de los EEUU durante el siglo XIX, propiedad de un viejo terrateniente (James Mason) y de su hijo (Perry King) y narra la historia de abusos que sufren los esclavos negros que viven en sus tierras, incluyendo el sometimiento sexual de una de las mujeres por parte del hijo, así como la compra de un negro para utilizarlo en sangrientos y violentos combates contra otros negros. El film, que tuvo mucha controversia en la época de su estreno, es muy irregular en su planteamiento y su desarrollo, destacando más por sus escenas subidas de tono y por su gráfica descripción de la violencia que por su narrativa o cualidades fílmicas. Pese a ello, es una rareza de tal calibre, por estar financiada por Hollywood, que no deja de ser interesante. Richard Fleischer parece ser que no fue el director original, aunque todo el metraje parece que lleva su sello y firma la película en solitario. Susan George, Ken Norton y Brenda Sykes completan el reparto.
El director de fotografía fue el norteamericano Richard H. Kline [ASC], en la que fue la última de sus cinco colaboraciones con el director Richard Fleischer: “The Boston Strangler” (1968), “The Don is Dead” (1973), “Soylent Green” (1973) y “Mr. Majestyk” (1974) fueron las cuatro anteriores. Kline, que fue uno de los primeros directores de fotografía que triunfaron en cine habiéndose iniciado en la televisión, era hijo del director de fotografía Benjamin H. Kline y tuvo una notable carrera, culminada con dos nominaciones al Oscar. La primera de ellas por su debut en cine con “Camelot” (Joshua Logan, 1967) y la segunda por su trabajo en el remake de “King Kong” (John Guillermin, 1976), también con producción de Dino de Laurentiis. Trabajó además dos veces con Robert Wise, en “The Andromeda Strain” (1971) y “Star Trek: The Motion Picture” (1979) y con Lawrence Kasdan en su debut como realizador, “Body Heat” (1981). Su carrera en los 80 desciende en interés y calidad, haciéndose cargo de películas como “Howard The Duck” (Williard Huyck, 1986) o “My Stepmother is an Alien” (Richard Benjamin, 1988), antes de retirarse del cine, en el que cada vez trabajaba menos, al cumplir los 70 años en 1996.
La imagen de “Mandingo” es poco habitual para los estándares de Hollywood, pero corresponde bastante al estilo de Richard Kline, quien a pesar de haberse formado con operadores clásicos era capaz de buscar un aspecto más moderno y diferente para sus proyectos, perteneciendo a esa generación de directores de fotografía que, como Conrad Hall, Vilmos Zsigmond, Haskell Wexler, William Fraker o John Alonzo, rompieron con las tradiciones del cine norteamericano, abrazando las nuevas técnicas y estilo procedentes de Europa. En “Mandingo”, por lo tanto, trata de aprovechar la ambientación en una época muy anterior a la luz eléctrica para obtener una imagen más natural, saliéndose del esquema clásico de los tres puntos de luz en muchas escenas, aunque todavía con un estilo híbrido que recurre a altos niveles de iluminación en otros momentos de la proyección.
Por algún motivo, Fleischer y Kline renunciaron al formato anamórfico utilizado en “The Boston Strangler” o en “Soylent Green”, de modo que “Mandingo” es un film rodado en formato esférico convencional. Pero Kline no aprovecha para utilizar lentes más luminosas que las anamórficas, ya que el grueso del film está rodado con lentes zoom, tanto para realizar acercamientos o alejamientos durante las tomas, como también como focal variable. A pesar de la escasa luminosidad de los zoom de la época (puede que fuera el Canon K35 25-120mm T2.8) y de que las emulsiones únicamente alcanzaban los 100 ASA si no eran forzadas, lo cierto es que Kline consigue que varias escenas con velas o niveles de luz muy reducidos tengan una verdadera apariencia de estar rodadas con muy poca luz, y con las luces integradas en pantalla haciendo verdaderamente parte del trabajo de iluminación. No obstante, lo más llamativo es cómo Kline afronta los interiores día: a través de pequeños haces laterales de luz dura, con muchos cortes sobre el decorado, que hacen el efecto de una única fuente, a pesar que lógicamente se trate de múltiples. El aspecto es duro y contrastado, pero interesante por inusual, como si se tratara de una versión temprana de los trabajos de Tom Stern para Clint Eastwood (y también guarda cierta relación con lo que hizo Bruce Surtees para Don Siegel en la primera versión de “The Beguiled”).
Aún así, las raíces clásicas de Richard Kline aparecen de vez en cuando, cuando rellena a los personajes con luz dura en estancias que están en situaciones de penumbra o los actores a contraluz, o bien cuando por ejemplo la pelea entre mandingos está rodada con niveles de luz mucho más altos para evitar problemas al moverse al hombro entre la muchedumbre. Como alterna dichos momentos con fuertes e inusuales sobreexposiciones en los exteriores, además del citado trabajo de interiores, el trabajo global es interesante pero irregular; no tanto como la película a la que acompaña esta fotografía, pero con algunos momentos que no están a la altura del conjunto. Fleischer mueve mucho la cámara y usa el hombro a lo largo del film, siendo una de sus películas que parecen menos planificadas (fue un maestro en el uso del encuadre y del formato panorámico), quizá en pos de ese aire realista que tiene la historia. No es, en definitiva, una película especialmente recomendable, pero sí una rareza que, como tal, tiene bastante interés en todos los aspectos, aunque sus responsables detrás de las cámaras tengan obras mucho más conseguidas que la presente.
Título en España: Mandingo
Año de Producción: 1975
Director: Richard Fleischer
Director de Fotografía: Richard H. Kline, ASC
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2018.