Adaptación de una novela de Tom Clancy, con la que Harrison Ford retomaba el papel de Jack Ryan, el analista de la CIA que había sido interpretado por Alec Baldwin en “The Hunt for Red October” (1990). En esta ocasión el argumento es mucho más sencillo: durante una visita a Inglaterra junto con su familia, Ryan presencia un intento de asesinato –a través de un atentado- por parte del IRA contra varios miembros de la familia real inglesa. Sin embargo, gracias a que Ryan entra en acción y mata a uno de ellos, el atentado termina siendo frustrado. Pero los terroristas escapan y entonces deciden atacarle en suelo norteamericano, en donde vive con su familia. El argumento y todos los clichés del género contenidos en el mismo son lo peor de un film de acción que, por otro lado, es bastante entretenido y que ofrece buenas dosis de acción. Anne Archer, Thora Birch, James Fox, Patrick Bergin, Sean Bean, Samuel L. Jackson, James Earl Jones y hasta Richard Harris completan el conocido reparto del film, del que Ford todavía rodaría una secuela más.
El director de fotografía fue el australiano Donald M. McAlpine [ACS, ASC], considerado en cierto modo (por ser el mayor de todos ellos) como el padre de la importante generación de directores de fotografía australianos que dieron el salto a los EEUU en los años 80: Russell Boyd (“Gallipolli”, “Master And Commander”), Dean Semler (“Dead Calm”, “Dances With Wolves”) y John Seale (“Witness”, “The Enlish Patient”), aunque curiosamente fue el único de ellos que nunca ganó el Oscar (algo que sí hizo el fallecido Andrew Lesnie, aunque éste era más joven). McAlpine comenzó su carrera como operador a comienzos de los 70, a través de una larguísima asociación con el director Bruce Beresford, saltando a EEUU la década siguiente de la mano de Paul Newman (“Harry and Son”) o Alan J. Pakula (“Orphans”). Su primer gran éxito lo tiene con “Predator” (John McTiernan, 1987); posteriormente rueda films como “The Man Without a Face” (el debut de Mel Gibson en la dirección), “Mrs. Doubfire” o “Nine Months” para Chris Columbus, “The Edge” (Lee Tamahori) o “Romeo + Julieta” y “Moulin Rouge!” para Baz Lurhmann, por la que consigue rozar el premio Oscar. Posteriormente, hacia los 70 años de edad continúa rodando proyectos complicados: “Peter Pan” (P.J. Hogan, 2003), “The Chronicles of Narnia”, “X-Men Origins: Wolverine” o “Ender’s Game”, sin que hoy en día, cercano a los 85 años de edad, parezca completamente retirado.
La imagen de “Patriot Games” es bastante típica tanto del género en el que se enmarca la película como de la epoca en que fuera rodada. McAlpine es un director de fotografía que durante muchos años fue uno de los máximos y más fervientes defensores del formato panorámico anamórfico, realizando continuas declaraciones acerca de que los formatos esféricos de la época (tanto el 1.85:1 convencional como el Super 35 compuesto para 2.4:1) suponían una pérdida de calidad –por no hacer uso del negativo de 35mm en su integridad- que, en su opinión, era inaceptable. Todavía en esta época además era habitual que las grandes producciones de acción se rodasen en anamórfico, siendo si acaso el cineasta James Cameron la habitual nota discordante. Por ello no es sorprendente que McAlpine rodase con los Panavision Primo Anamórficos, los mejores anamórficos (y los más pesados) de la época, derivados de los Primo esféricos y aparecidos dos o tres años antes, así como una única emulsión para todo el film (la 5296 de Kodak, 500T), como era habitual también en sus compatriotas Seale y Semler. Por otro lado, McAlpine era o es un director de fotografía al que no le gustaban en exceso las complicaciones, por lo que a pesar de ser un vehículo de acción, la imagen de “Patriot Games” es en muchos sentidos muy sencilla, e incluso lo más realista posible, teniendo en cuenta las circunstancias de producción.
Destacan mucho los exteriores iniciales en Londres, rodados por McAlpine sin el filtro 85B para dejar que estas escenas posean una fuerte tonalidad azulada. En cierto modo estas escenas son un nexo de unión con el cine de espionaje, por su estética fría, pero desgraciadamente luego el film decide irse temáticamente por los caminos más convencionales. En contraposición, las escenas en la costa este de los EEUU son más cálidas, e incluso McAlpine rueda bastante material bajo la luz del sol directa para mostrar de forma más evidente dicha diferenciación. Las escenas en las dependencias de la CIA y todas las de las oficinas rehuyen desde luego la estilización que podrían haber tenido en manos de un Tony Scott o alguno de los directores más interesados en la estética que trabajaban en la época; en su lugar, McAlpine hace las cosas sencillas y directas, un poco a la manera del último John Alcott en “No Way Out” (1987), el último film que fotografió. Por supuesto, el guión ofrecía a McAlpine una importante oportunidad de lucimiento al proponer una escena completamente a oscuras y con determinados personajes portando gafas de visión nocturna (que obligaban al operador a que todo estuviera realmente oscuro, o de lo contrario sería ridículo que esos personajes llevasen gafas). Dicha escena, en el interior de una casa, está realmente bien resulta, con importantes niveles de oscuridad pero viéndose lo que se tiene que ver.
No es “Patriot Games” una fotografía de un exquisito arte ni de un elevado refinamiento, ni por supuesto tampoco lo pretende. Pero en aquélla época Philip Noyce (compatriota de McAlpine, llegado a Hollywood tras el éxito conseguido con “Dead Calm” en 1988) era un respectado realizador de thrillers de acción en los EEUU y “Patriot Games” responde muy bien a lo que eran este tipo de películas antes del 11-S: un espectáculo de acción, con algunas escenas violentas, realizado en su mayoría mediante especialistas y efectos físicos, con una mínima parte de los efectos realizados digital o artesanalmente durante la post-producción. Y en ese aspecto, aún sin ser especialmente brillante, se trata de un film bien hecho por un grupo de personas que reunían un gran oficio tras las cámaras.
Título en España: Juego de Patriotas
Año de Producción: 1992
Director: Philip Noyce
Director de Fotografía: Donald M. McAlpine, ASC, ACS
Ópticas: Panavision Primo Anamórficos
Emulsión: Kodak 5296 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2018.