Segunda secuela de la película de John G. Avildsen, en la que su máxima estrella, Sylvester Stallone, volvió a estar al frente del reparto y a cargo tanto de la escritura del guión como de la dirección del film, como ya sucediera en la segunda entrega de la saga. La acción se sitúa tiempo después de que Rocky (Stallone) haya vencido a su rival Apollo Creed (Carl Weathers). Acomodado como campeón del mundo y más pendiente de su faceta publicitaria que de los combates de boxeo, Rocky es retado por un joven y fuerte boxeador (Mr. T, en su debut en cine) para un combate con el título mundial de los pesos pesados en juego. Gracias a un ágil y excelente montaje –que hace que los poco más de noventa minutos de proyección pasen en un suspiro- así como por la dinámica puesta en escena, “Rocky III” es un film muy estimable en su terreno, aunque lógicamente no quepa pedirle originalidad ni mucho menos pueda ofrecer algo más que un entretenimiento al espectador. Talia Shire, Burt Young, Tony Burton y Burgess Meredith repiten sus papeles habituales en la saga.
El director de fotografía volvió a ser el veterano norteamericano (nacido en 1921) Bill Butler [ASC], un hombre originario del documental y de la época de los primeros noticiarios televisivos que no se metió de lleno en cine hasta muy entrada la década de los años 60. Después de colaborar con gente como Francis Coppola (“The Rain People”, 1969) o incluso en alguno de los raros trabajos de Jack Nicholson como director (“Drive, He Said”, 1971), Butler llega incluso a fotografiar un par de segundas unidades antes de alcanzar el éxito pleno: para Vilmos Zsigmond en “Deliverance” y para Gordon Willis en “The Godfather”. Después, sustituye consecutivamente a Haskell Wexler en “The Conversation” (Coppola, 1974) y “One Flew Over the Cuckoo’s Nest” (Milos Forman, 1975), por la que obtiene su única nominación al Oscar, compartida con Wexler, que inició la película. En ese mismo año rueda uno de sus mayores éxitos, “Jaws” (Steven Spielberg, 1975) y después se especializa en productos taquilleros de muy diversa índole, como “Capricorn One” (Peter Hyams, 1978) o “Grease” (Randall Kleiser, 1978). También fotografía “Rocky II” e incluso, posteriormente, “Rocky IV”, para cesar su ritmo en los años 90, con los 70 años cumplidos, con títulos como “Hot Shots” (Jim Abrahams, 1990) o “Anaconda” (Luis Llosa, 1995), llegando a rodar películas menores hasta los 90 años de edad.
Las dos entregas anteriores (la primera firmada en solitario por James Crabe, aunque con mucho material rodado también por Ralf Bode) se caracterizaban por una estética de pretensiones más o menos realistas, aunque el primer film tuviera que luchar por el camino contra la escasez de presupuesto y el segundo tuviera cierta elaboración por parte del propio Bill Butler para conseguir un aspecto no más sofisticado, pero sí de más oficio y solvencia, como cabía esperar ya de un film que sí que estaba rodado con abundantes medios. Pero para esta entrega, con Rocky ya en la cima de su éxito (coincidiendo además con el del propio Stallone, que este mismo año interpretó por vez primera a John Rambo en “First Blood”), tanto Stallone como Butler optan por un sorprendente cambio de registro y buscan un film con un atractivo visual mucho mayor. De hecho, Butler, que era un director de fotografía versátil pero raramente innovador, activa la parte de su creatividad más cercana al trabajo que le forzó a hacer Peter Hyams en la citada “Capricorn One”, solo que aquí se muestra mucho más suelto y más cómodo, mostrando que fue capaz de aprender mucho de aquél sorprendente cambio giro.
Así pues, en “Rocky III” son bastantes las escenas en las que Butler opta por utilizar niveles de luz muy bajos y no le importa que gran parte de sus escenas tengan fuertes subexposiciones que recuerdan mucho más a Gordon Willis que a sus propios trabajos. Sin embargo, al contrario que hubiera hecho un minimalista como el director de fotografía de “Manhattan”, Butler quiere enriquecer la estética y por ello, además de filtros de bajo contraste, emplea cantidades importantes de humo en muchas secuencias. Sorprende además en Butler la utilización de tantas y tantas fuentes integradas en pantalla, que explican en parte la fuerte subexposición de la película, así como que ni al propio Stallone ni al director de fotografía les importe tener que recurrir al revelado forzado de la emulsión, lo que produce un elevado grano en pantalla y una fuerte textura fotoquímica (Butler seguramente estaría trabajando a 100 ASA, ya que las primeras emulsiones de 250 ASA justo aparecieron en esta época). No renuncia Butler eso sí a rodar gran parte del film a través de lentes zoom, una de sus costumbres tanto en anamórfico como en esférico (el formato de este film), aunque ello seguramente le obligaría a iluminar a un mínimo de T3 todas esas secuencias. Con todo ello Butler consigue que, por ejemplo, secuencias como todas las que tienen lugar en el gimnasio en el que Apollo fuerza a entrenar a Rocky, tengan un aspecto absolutamente sobresaliente.
Para las escenas de combates, además de humo, Butler utiliza con buen efecto múltiples filtros tipo “Star”, que hacen que las luces sobre el cuadrilátero y cualquier otra fuente fuertemente sobreexpuesta creen destellos de cuatro puntas en muchos de los planos del film. Con todas esas técnicas, el aspecto es infinitamente más rico en los combates que en el primer film, en el que precisamente la pelea entre Rocky y Apollo era, de lejos, lo más flojo del conjunto. Quizá por ser el tercer film de la saga o porque Stallone tomó buena nota de lo que hicieron Scorsese y Michael Chapman (antiguo operador de cámara de Butler en “Jaws”) en “Raging Bull” (1980), aquí los combates son muy vivos, con la cámara no solo situada fuera del cuadrilátero equipada con zooms, sino también con planos móviles muy cercanos rodados desde dentro y muy cerca de los actores. Gracias además a unas coreografías muy intensas y creíbles, en este aspecto “Rocky III” es una película modélica, a la que perjudica mucho su condición de ser el tercer film de una saga que no siempre ha tenido buena fama, cuando realmente esconde valores cinematográficos muy reseñables.
Título en España: Rocky III
Año de Producción: 1982
Director: Sylvester Stallone
Director de Fotografía: Bill Butler, ASC
Ópticas: Panavision esféricas
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2018.