Adaptación de un libro de Walter Isaacson a cargo del afamado guionista Aaron Sorkin (“A Few Good Men”, “The Social Network”), que narra tres episodios clave de la vida del que fuera fundador de Apple, en 1984, 1988 y 1998, antes de las presentaciones de sus nuevos productos. Sus relaciones personales, laborales e incluso afectivas se ponen de manifiesto a lo largo de una película muy teatral, en la que el texto y las interpretaciones del reparto (muy bien encabezado por Michael Fassbender, secundado por Kate Winslet, Jeff Daniels, Seth Rogen, Michael Stuhlbarg y Katherine Waterston) son el punto fuerte de la presentación. Los resultados globales, eso sí, en cierto modo se quedan cortos, ya que se muestran exclusivamente instantes aislados de la vida de Jobs, dejando demasiadas dudas e indeficiones sobre su obra y su persona. Siempre quedará la duda de qué hubiera hecho con este proyecto David Fincher, el director inicialmente relacionado con el mismo, y que dificilmente hubiera apostado por una dirección y puesta en escena tan invisible como la de Danny Boyle, que se muestra inusualmente contenido en esta película.
El director de fotografía es el alemán Alwin Kuchler [BSC], operador formado sin embargo en la NFTS de Inglaterra, país en el que ha desarrollado el grueso de su carrera, la cual se inició partiendo del mundo del documental, del cortometraje y de los vídeos musicales, que también le permitieron dar el salto al mundo publicitario. En cine, su trabajo en “Ratcatcher” (Lynne Ramsay, 1999) llamó la atención del realizador británico Michael Winterbottom, con el que trabajó en “The Claim” (2000) y “Code 46” (2003), antes de trabajar con cineastas como Roger Michell en “The Mother” (2003) y “Morning Glory” (2010), Joe Wright (“Hanna”, 2011) o Neil Burger (“Divergent”, 2014). Con Danny Boyle ya había trabajado anteriormente en la película de ciencia ficción “Sunshine” (2006), un trabajo que, como el presente, ya incorporaba la mezcla de diferentes formatos de adquisición, aunque en aquél momento, todos eran fotoquímicos. Porque precisamente, la mezcla de formatos de rodaje (que no de exhibición, puesto que todo el film tiene una relación de aspecto constante de 2.40:1) es el sello de distinción de la fotografía de “Steve Jobs”: las escenas ambientadas en 1984, con la aparición del primer MacIntosh, están rodadas en Super 16mm. Cuando la acción se traslada a 1988, Kuchler pasa a adquirir el metraje en Super 35mm y, finalmente, el tercio final de la película, en 1998, está rodado con la Arri Alexa en formato ArriRaw.
Como consecuencia, el primer acto de la película tiene mucho grano, fruto de rodar con una emulsión de 500T y, además, croppear el pequeño negativo de Super 16 desde su relación de aspecto nativa de (aprox.) 1.68:1 hasta la proyección a 2.40:1. Además, este segmento está rodado con ópticas más antiguas, como lo son las series Superspeed de Zeiss en sus versiones de 16 y 35mm, que captan algo más de flare y un nivel de velo mayor cuando aparecen múltiples fuentes de luz en pantalla, como es el caso. Cuando la película llega a 1988, el metraje capturado en Super 35 y con ópticas Arri/Zeiss Master Prime inicialmente luce sorprendentemente nítido, limpio y detallado, claro está, por su comparación con todos los anteriores minutos de proyección en Super 16, a pesar de que cierta textura de grano –pero ni mucho menos cercana a lo visto anteriormente- está presente en esta parte del metraje, que quizá sea la más neutra de toda la película. El tercio final, proporcionalmente, ofrece un salto de imagen de un impacto muy inferior, a pesar que la imagen de la Arri Alexa es absolutamente limpia y, combinada nuevamente con los Master Prime, luce con una nitidez que incluso podría considerarse como demasiado dura y excesiva. Las excepciones a esta regla de formatos son los flashbacks, que hacen que la película a veces mezcle los tres formatos de manera casi consecutiva, incluyendo uno con un joven (en apariencia) Fassbender y un no tan joven Jeff Daniels en el que, en aras a dar algo de coherencia al conjunto, se ha optado por la Alexa con los viejos Cooke Speed Panchros para restar nitidez a las imágenes.
La evolución lumínica también va de la mano con los formatos escogidos: en general, el planteamiento de Boyle es que los actores puedan moverse con mucha libertad, por lo que Kuchler siempre o casi siempre se ve obligado a basar su iluminación en las fuentes integradas de las localizaciones, casi siempre, además, pasillos, camerinos y escenarios de los teatros y salas de eventos en los que Jobs lleva a cabo sus presentaciones (el film solo posee un exterior, casi al final y muy breve, en un azotea). Por ello, el metraje en 16mm tiene casi una apariencia documental, a pesar que el trabajo de color realizado sobre el mismo (saturándolo) conlleva una clara reminiscencia de las emulsiones positivas, lo que le da el aspecto de época. El segundo acto, en 35mm, es el más neutro de los tres, mientras que para el tercero, fuentes de luz integradas de aspecto más tecnológico, luz suave y desde abajo sobre Fassbender y la limpieza del metraje pretenden crear esa metáfora sobre la evolución de los productos presentados por el personaje central del relato.
Sin embargo, a pesar que la idea de mezclar formatos es interesante, la coherencia de la obra no es su mayor virtud, ni quizá los saltos de textura (demasiado grandes entre el primer y el segundo segmento) estén medidos correctamente, aunque si en algún momento sufre la película en este aspecto es durante los citados flashbacks. Pero es algo obvio en la filmografía de Boyle que la consistencia de sus imágenes no es su principal preocupación como realizador, como tampoco lo era en este caso crear una puesta en escena cinematográfica para acompañar al texto de Sorkin: a pesar de que gran parte del film está rodado con la Steadicam, predominan por completo los planos cortos y cerrados y una realización televisiva con multicámaras, todo a fin de que los actores, como indicábamos, se sientan libres. Quizá en este aspecto el film es un triunfo, pero en cuanto a realización y puesta en escena su labor es más bien mediocre, más allá de las ideas visuales transmitidas a través de los formatos y sus diferentes texturas.
Título en España: Steve Jobs
Año de Producción: 2015
Director: Danny Boyle
Director de Fotografía: Alwin Kuchler, BSC
Ópticas: Zeiss Superspeed, Zeiss Master Prime, Cooke Speed Panchro
Emulsión: Kodak 7219 y 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 16mm + 3-perf Super 35mm + Arri Alexa (ArriRaw), 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate
Vista en DCP
© Ignacio Aguilar, 2016.