How Green Was My Valley
Adaptación de una nueva de Richard Llewellyn, ambientada en Gales en el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX, y más específicamente en un pueblo minero encuadrado en un idílico valle. La historia se centra en, los Morgan, una familia de mineros y en su lucha y esfuerzos por conseguir un presente y un futuro mejor sobre todo para el hijo menor (Roddy McDowall) y para su bella hija (Maureen O’Hara), enamorada del párroco del pueblo (Walter Pidgeon). Se trata ni más ni menos de la película que no solo compitió con “Citizen Kane” por los honores a ser la mejor película de 1942, sino que además, la que salió triunfadora del duelo, llevándose entre otros los Oscar a la mejor película, mejor director, actor secundario (Donald Crisp), mejor fotografía y mejor dirección artística. La decisión, en retrospectiva, lógicamente parece discutible, pero ello no impide que sobre todo la primera mitad de “How Green Was My Valley” sea un estupendo melodrama, muy bien ambientado, narrado e interpretado, aunque la segunda parte del mismo se mueva por terrenos más convencionales y menos interesantes.