Chazelle
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Cuarto largometraje del guionista y director Damien Chazelle (“Whiplash”, “La La Land”, “First Man”), que realiza un más que ambicioso relato ambientado en el Hollywood de finales de la década de 1920 y comienzos de 1930, justo en la transición entre el cine mudo y el sonoro: Jack Conrad (Brad Pitt) es uno de los más famosos actores de la industria, mientras que Manny (Diego Calva), un inmigrante mexicano trata de labrarse un futuro en la producción y el mundo de los estudios. En una fiesta, Manny conoce a Nellie (Margot Robbie), una joven que rápidamente se convierte en una estrella, gracias a su desparpajo y carácter desenfadado. Pero la llegada del cine sonoro y su paulatina implantación lo cambiará todo para todos. Tomando como inspiración, a buen seguro, el famoso libro de Kenneth Anger “Hollywood Babilonia”, Chazelle rueda toda casi todo el film con la energía y estilo de un Martin Scorsese o Paul Thomas Anderson, obteniendo a ratos un maravilloso fresco sobre su grupo de variopintos personajes, a los que mira con cariño y compresión a pesar de que estos se mueven en un ambiente decadente y depravado. Pero la película es larguísima (190 minutos), excesiva y muy autocomplaciente, con homenajes propios, ajenos y mucha endogamia, que probablemente solo capten aquéllos que se dediquen al cine. Ello explica su fracaso en taquilla -es posible que se trate del “Heaven’s Gate” de Chazelle, que habrá que ver si se recupera del mismo- hasta tal punto que cabe plantearse si este tipo de productos (cine bien elaborado, para adultos, de larga duración, con cierto riesgo, casi "cine de autor de Hollywood" con vocación "setentera") siguen teniendo cabida en salas o este film hubiera tenido mucho más éxito (y llegado a mucho más público), por ejemplo, en formato de miniserie en una de las grandes plataformas televisivas.

Adaptación de una novela de James R. Hansen, escrita para la pantalla por Josh Singer (“The West Wing”, “The Post”), que supuso el primer proyecto de Damien Chazelle después de haber obtenido el premio Oscar al mejor director por “La La Land” (2016). En ella, el director narra la historia personal de Neil Armstrong (Ryan Gosling), el astronauta que fue el primer hombre en poner un pie en la luna tras su viaje en el Apolo 11 junto a sus compañeros Buzz Aldrin (Corey Stoll) y Michael Collins (Lukas Haas), centrándose en su período anterior durante la década de los 60 y sus vuelos y pruebas anteriores a la llegada a la luna, hasta el referido e histórico viaje con llegada a la luna el 20 de julio de 1969. Sin embargo -y ello es extraño viniendo de un director que antes de “La La Land” había firmado “Whiplash”- los resultados de “First Man” no podrían ser más anodinos, pues el film está absolutamente falto de emoción, empatía y sus cerca de dos horas y media de duración se hacen sentir minuto a minuto, existiendo por lo tanto películas de similar temática (“The Right Stuff”, “Apollo 11” incluso "Apollo 13" por ejemplo) que son infinitamente más satisfactorias. Jason Clarke, Kyle Chandler, Claire Foy o Ciarán Hinds completan el reparto de la película.

Segunda película de Damien Chazelle, quien saltó a la fama inmediatamente con su ópera prima “Whiplash” (2014), que obtuvo tres premios Oscar (mejor actor secundario, montaje y sonido) además de nominaciones adicionales a mejor película y guión, para el propio Chazelle. En este caso, con “La La Land”, el joven cineasta ha conseguido igualar el récord de “All About Eve” (Joseph L. Mankiewicz, 1950) y “Titanic” (James Cameron, 1997) con un total de catorce nominaciones a unos Oscar aún por entregarse, pero en los que parte como favorita. Con ello queremos poner de manifiesto el tipo de fenómeno ante el que nos encontramos, una especie de versión moderna de “The Day of the Locust” (John Schlesinger, 1975) pero en clave musical, protagonizada por Emma Stone como una aspirante a actriz, que se enamora y empareja con un pianista de jazz (Ryan Gosling). Los resultados son buenos, incluso muy buenos, con cierto regusto clásico y una notabilísima puesta en escena del propio Chazelle, que confirma el inusual dominio del medio que posee el joven realizador a sus 31 años de edad. Quizá, aún con todo eso, la prematura fama de la película esté siendo un poco exagerada, aunque el tiempo, como siempre en estos casos, será el encargado de situar a esta película en el lugar que le corresponda en la historia del cine.

Uno de los “sleeper” o éxitos sorpresa de la temporada, con un argumento que gira en torno a un joven (Miles Teller) que con el fin de dedicarse a tocar la batería de forma profesional, se enrola en una prestigiosa escuela de Nueva York en la que se encuentra con un tremendo obstáculo: un profesor (J.K. Simmons) con un elevadísimo nivel de exigencia, al cual no le importa maltratar física y psicológicamente a sus alumnos para obtener el máximo potencial de los mismos. Chazelle, que el año anterior dirigió un corto con el mismo nombre para conseguir los fondos necesarios para realizar esta película de bajo presupuesto, dirige a sus veintinueve años con la soltura y oficio de un maestro –atención al montaje del film- y ofrece un tremendo duelo actoral entre Teller y Simmons (especialmente memorable en su rol, por el que obtuvo el Oscar al mejor actor secundario), con la música jazz como trasfondo y un fuerte mensaje sobre el esfuerzo como base del éxito que es el inicio del conflicto plasmado en pantalla. El extraordinario montaje, así como la mezcla de sonido, también obtuvieron sendos premios de la Academia de Hollywood, mientras que la propia película y el guión fueron finalistas al premio.

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