ILM
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Adaptación cinematográfica de un libro de Charles Brandt, que narra la vida del sindicalista/gángster irlandés Frank Sheeran (Robert De Niro), principalmente en cuatro momentos temporales: desde sus inicios como transportista en los años 50, cuando conoce a Russell Bufalino (Joe Pesci), siguiendo con su ascenso en los años 60 de la mano de Jimmy Hoffa (Al Pacino), para finalizar en una etapa más oscura en los 70, aunque todo ello narrado desde su perspectiva de anciano en un asilo en la década de los 90. Proyecto de dificil financiación, tuvo que ser Netflix quien apoyase a Martin Scorsese para poder filmar el complejo y largo guión de Steven Zaillan (“Schindler’s List”), aunque ello haya supuesto un breve y limitado paso por las salas de cine y un estreno mayoritario en la plataforma de streaming. Los resultados son irregulares, ya que las tres horas y media de duración, paradójicamente, se quedan en tierra de nadie: suponen un exceso para la historia central que se narra (que son las relaciones entre los personajes de De Niro, Pacino y Pesci), ya que impiden además que la misma arranque de verdad hasta bien pasada la mitad de la proyección, pero al mismo tiempo esa primera mitad contiene muchas descripciones y personajes cuyo desarrollo es insuficiente para que tengan más peso en el film, lo cual hubiera obligado a convertirlo en miniserie. Pero una vez llegados a lo que realmente importa, un Scorsese contenido y frío como nunca consigue elevar notablemente el nivel de la mano de sus veteranos intérpretes.

Segundo “spin-off” de “Star Wars” producido por Disney, quien tras el éxito de la muy superior “Rogue One” (2016) se adentró en los orígenes de uno de los personajes más carismáticos de su universo: Han Solo, interpretado por Harrison Ford en las películas originales. El film fue en un principio encargado a Christopher Miller y Phil Lord (“The Lego Movie”, 2014) para que llevasen a la pantalla el libreto original de Jonathan y Lawrence Kasdan (guionista de varias películas de la serie desde 1980, presumiblemente bien pagado por su labor). Sin embargo, problemas de producción, o bien del tono del producto, hicieron que los directores fueran despedidos y sustituidos por el veterano Ron Howard, que firma la película en solitario después de terminarla y seguramente volver a rodar partes rodadas anteriormente por el dúo de dirección original. Los resultados, tristemente, son muy poco o nada satisfactorios, pues se trata de una película anodina y en la que el personaje de Solo (Alden Ehrenreich) no tiene el menor carisma ni atractivo, en una sucesión de escenas de acción vulgares cuya resolución apenas nos importa como espectadores. Emilia Clarke, Paul Bettany, Woody Harrelson, Donald Glover y Thandie Newton completan un film solo para adictos a la serie.

Uno de los grandes éxitos del cine de la década de 1990 fue esta adaptación de la novela de Winston Groom, que tiene como protagonista a Forrest Gump (Tom Hanks), un joven del condado de Greenbow (Alabama) que narra en primera persona acontecimientos importantes de su vida desde la década de 1950 hasta ya entrada la década de los 80. Gump posee una inteligencia muy reducida, pero eso no me impide situarse como testigo de excepción de importantes acontecimientos de la historia de los EEUU, como la Guerra de Vietnam, o destacar en el deporte, mientras se pasa la vida añorando al amor de su vida, Jenny (Robin Wright), una chica de infancia complicada a la que conoce desde que era niño. Ganadora de seis Oscar en 1994 (entre ellos, mejor película, director, guión adaptado y actor), “Forrest Gump” es un film muy notable de Robert Zemeckis, quien además de hacer gala una vez más de su habilidad técnica con los efectos visuales y su dominio de la puesta en escena, fue capaz de obtener una maravillosa interpretación y caracterización de Tom Hanks en el rol principal, además de una narrativa muy fluida que alterna muy bien drama, comedia y ternura. Gary Sinise, Sally Field, Mykelti Williamson y Haley Joel Osment, en su debut en cine, completan el reparto.

Último episodio de la trilogía original de películas del aventurero interpretado por Harrison Ford, que en esta ocasión ha de encontrar el Santo Grial acompañado de su padre (Sean Connery), en una aventura que le llevará a Venecia, Alemania y a Oriente, nuevamente enfrentándose a unos nazis por el camino. Aunque el tono es igual de distendido y ameno que en la película anterior, en esta ocasión el guión resulta algo más elaborado e inteligente, lo cual se hubiera agradecido en numerosos momentos de la segunda entrega. De esta forma, a pesar de contener innumerables secuencias de acción, la película es algo más reposada y no tiene la aparatosidad de aquélla, aproximándose más a los resultados de la primera película gracias también, en parte, a la estupenda química entre Ford y Connery (quien por edad, era un imposible padre para Indy, pero debido a que el modelo en el que Lucas y Spielberg basaron el personaje de éste era precisamente el James Bond encarnado por el actor escocés, se trataba de una elección casi obligatoria).

Primera secuela de Steven Spielberg como director, en la que retoma al personaje principal de “Raiders of the Lost Ark” en una nueva aventura que se ambienta principalmente en la India. En ella, el personaje encarnado por Harrison Ford ayuda a unos aldeanos a recuperar unas piedras mágicas que les han sido robadas con la ayuda de una mujer (Kate Capshaw), cantante de un club de Shangai, y un niño chino (Ke Huy Quan). Lawrence Kasdan fue sustituido en las labores de guión por la pareja formada por Willard Huyck y Gloria Katz (“American Graffiti”), que variaron el tono de la narración por uno algo más ligero que en la película original, dando primacía al humor y al encadenamiento de las secuencias de acción, pero también introduciendo elementos muy oscuros que supusieron la calificación del film como “R”, lo que en los EEUU supone que los menores de 17 años deben entrar al cine acompañados (posteriormente, el film fue recalificado con la novedosa PG-13). El film es inferior al original en casi todos los aspectos, pero no deja de ser una montaña rusa que funciona a las mil maravillas como entretenimiento puro y muestra a un Steven Spielberg en plena forma tras la cámara.

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