Leonetti
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Continuación de la película original de 1982, que repite realmente paso a paso su mismo esquema, por lo que tampoco es desproporcionado considerarla más bien un remake que una secuela. La trama vuelve a reunir a un policía pendenciero (Nick Nolte) y a un presidiario (Eddie Murphy) para que juntos puedan desenmascarar un caso de corrupción policial, mientras un peligroso grupo de moteros les persiguen y tratan de matarles. La química entre Nolte y Murphy (una de las mayores estrellas de la época, que en esta ocasión está acreditado por encima de su compañero de reparto) continúa siendo buena, pero la trama es demasiado débil e insulsa y toda la investigación y lo que ocurre en pantalla importa más bien poco. Puede que a ello contribuya que la película fue objeto de severos cortes antes de su estreno por parte del estudio (Paramount), pero ello hace que el film resulte demasiado rutinario, descafeinado y netamente inferior a su modelo.

Producción del cineasta británico Peter Yates (“Bullitt”, “The Deep”), también dirigida por él mismo, que tiene como protagonistas a cuatro jóvenes de clase media (Dennis Quaid, Dennis Christopher, Daniel Stern y Jackie Earle Haley) que viven en un pueblo del estado de Indiana y que se encuentran en un momento de sus vidas en el que tienen que decidir entre ponerse a trabajar o acudir a la Universidad, en la que los alumnos los menosprecian por ser hijos de antiguos canteros. Uno de ellos (Christopher), sueña con convertirse en ciclista profesional, al tiempo que intenta conquistar a una chica (Robyn Douglass) que sale con uno de los jóvenes universitarios (Hart Bochner), lo que inicia una rivalidad entre ambos grupos que deberá ser saldada en una carrera ciclista. “Breaking Away” es uno de los mejores ejemplos del género sobre el tránsito a la edad adulta, además mezclado con el cine de deportes, que no ofrece nada nuevo o especialmente inspirador, pero que sí que aporta mucha frescura en su guión (de Steve Tesich, que ganó el Oscar) y actuaciones, con un tono ligero pero con un fondo serio que está muy bien llevado por Peter Yates, que obtuvo candidaturas a la mejor película y al mejor director. Paul Dooley, como el padre del aspirante a ciclista, y Barbara Barrie, como su madre, también destacan, con nominación al Oscar a la mejor actriz secundaria para esta última.

Producción de Steven Spielberg, quien además co-escribió el guión con el dúo formado por Michael Grais y Mark Victor (uno de los tres créditos como guionista del cineasta judío, junto a "Close Encounters" y "A.I."), sobre una familia formada por los padres, un niño y dos hijas, que habitan en un suburbio residencial y en cuya casa comienzan a percibir extraños sucesos paranormales, que primero parecen simpáticos, pero culminan con la dramática desaparición de la hija pequeña. Mucho se ha escrito y especulado acerca de la labor efectuada por Spielberg en ese film, firmado por Tobe Hooper ("Texas Chainshaw Massacre"), pero cuyo casting, storyboard, montaje, banda sonora (Jerry Goldsmith) y hasta supervisión de efectos visuales (ILM), recayó en manos de su guionista-productor. El resultado es un film casi notable, muy bien realizado e interpretado, que no ofrece mucha tensión ni muchos sustos, pero siempre resulta muy atmosférico (por ejemplo esas inolvidables secuencias con el árbol o el payaso) y proporciona un enorme espectáculo audiovisual.

Adaptación de la novela de Clive Cussler, escrita años antes del descubrimiento del pecio del Titanic por el oceanógrafo Robert Ballard, cuya trama gira en torno a la necesidad de los EEUU de recuperar y reflotar el casco del buque naufragado en 1912 ante la posibilidad de que en el mismo se encontrase un cargamento de un extraño mineral capaz de formar un potente escudo antimisiles. Por supuesto, con el fin de la Guerra Fría –los rusos son los malos de la película-, este título ya hubiera perdido interés para las audiencias actuales, pero el problema principal es que se trata de una película cuyo guión y dirección son muy planos, con interminables secuencias submarinas y un desarrollo de personajes insuficiente, que fracasó en taquilla y estuvo muy lejos de recuperar los 36 millones de dólares que costó (el productor Lew Grade, irónicamente, dijo que hubiera sido más barato “bajar” el océano Atlántico). Richard Jordan, David Selby, Anne Archer, Jason Robards y Alec Guiness, en un breve papel, formaron el reparto, pero la verdadera estrella del film es John Barry, con un majestuoso trabajo, así como el equipo de efectos especiales fotográficos, que al menos sí muestra dónde fue a parar el dinero invertido en la producción.

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