Adaptación de la novela con la que el autor Walter Tevis continuaba su propia obra “The Hustler”, planteada por el realizador Martin Scorsese como un remake, continuación y homenaje simultáneo de la película homónima de Robert Rossen, estrenada 25 años atrás. Paul Newman vuelve a encarnar a Fast Eddie Felson, el antiguo jugador de billar americano que, tras haber permanecido retirado todo este tiempo y haber sentado la cabeza dedicándose a los negocios, cree reconocer el innato talento para ese juego en un joven que conoce casualmente (Tom Cruise), cuya arrogancia y narcisismo le recuerdan a él mismo en su juventud, de modo que decide llevarlo de gira a Atlantic City, en la compañía de la novia de éste (Mary Elizabeth Mastrantonio). El film no solo es digno, sino que es uno de los mejores del realizador italonamericano, destacando por su enérgica labor detrás de las cámaras, los finos cortes de Thelma Schoonmaker, la selección musical o, especialmente, por la presencia de Newman delante de la cámara, que le valió el Oscar al mejor actor, o incluso la paródica presencia de Tom Cruise, en un papel muy arriesgado por su parte.
Desgraciadamente, el director de fotografía fue el alemán Michael Ballhaus [ASC, BVK], el habitual del realizador Rainer Werner Fassbinder en su país natal durante toda la década de los años 70, que emigró a los EEUU a comienzos de la década de los 80 para trabajar a las órdenes de John Sayles y James Foley en sendos proyectos independientes que requerían la que siempre se ha dicho que es la mayor virtud de Ballhaus: su rapidez y simpleza. Así, cuando Scorsese encontró un proyecto de necesidades similares con “After Hours” (1985), inició su colaboración con el operador germano, que posteriormente se prolongaría con un total de siete películas, la última de ellas, “The Departed” (2006), tras la cual Ballhaus se retiró a dar clases de cine en su país natal.
Si por algo destaca visualmente “The Color of Money” es, como decíamos en la introducción, por la rabiosamente enérgica puesta en escena de Martin Scorsese, llena de movimientos de cámara, de travellings, de Steadicam, de combinaciones de movimientos de cámara con zoom, alteraciones en la velocidad durante algunas partidas de billar, etc. Pero al igual que desde sus primeros títulos se ha mostrado como un director muy interesado por la cámara, también es evidente que, salvo excepciones, nunca ha sido muy exigente con la luz de sus películas, de ahí que tener a un hombre rápido y al parecer simpático como Ballhaus le pareciera más provechoso que un operador de mayores demandas.
Estéticamente, “The Color of Money” es un film muy irregular, en el que no parece que haya una línea o plan detrás del aspecto de sus imágenes, sino un constante intento de salir del paso de la forma más sencilla o rápida posible. Algunas de sus escenas, ya sean interiores o exteriores, tienen una apariencia más o menos natural, a través de luz suave justificada en las ventanas o usando un suave relleno sobre los actores para eliminar sombras de sus rostros, pero gran parte de sus escenas interiores son tremendamente problemáticas. Es cierto que la puesta en escena de Scorsese, con tanto movimiento, no facilita la vida de un director de fotografía, sino más bien al contrario, pues es más dificil esconder las luces o encontrar un punto óptimo para cada actor con tantos cambios en la acción. Pero aún así, no es lógico que Ballhaus permita que, bien por la utilización de fluorescentes sin corregir (sea total o parcialmente), o por el rebote de las luces sobre las mesas de billar, sean muy frecuentes los instantes de la película en que los rostros de los actores se viran a un desagradabilísimo tono verde, algo que, en caso de querer molestarse un poquito, hubiera podido evitarse con una combinación de filtros o banderas para “cortar” esas luces. Por lo tanto, el aspecto ya no es que sea granulado, tenga detalle deficiente en las sombras o carezca de atractivo o intención narrativa, sino que es absolutamente descuidado, como pone de manifiesto la clara presencia de iluminación cinematográfica (en la forma de un aparato que se cuela en pantalla) durante la mítica toma circular de Steadicam con Tom Cruise ganando una partida, o bien por las feísimas mezclas de temperatura de color con los fluorescentes (atención a una escena en que Newman visita a Cruise en el trabajo de éste), circunstancias que, por mucha rapidez que sea requerida, nunca debería aparecer en pantalla en una producción de estas características y actores tan importantes.
Así pues, “The Color of Money”, si tiene algo bueno a nivel visual, es la labor de Scorsese, con tomas absolutamente emblemáticas como la citada de Cruise o la llegada de Paul Newman (con grúa y zoom) al salón de juego en Atlantic City, por lo que es una verdadera lástima que todo ese talento para la puesta en escena no luzca más por el (frecuentemente) desastroso trabajo de Michael Ballhaus, indigno tanto de una película de este calibre tanto por presupuesto como por pretensiones artísticas.
Título en España: El Color del Dinero
Año de Producción: 1986
Director: Martin Scorsese
Director de Fotografía: Michael Ballhaus, ASC, BVK
Emulsión: Kodak 5294 (400T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en HDTV
© Ignacio Aguilar, 2013.