The Mechanic (1972)
9659
post-template-default,single,single-post,postid-9659,single-format-standard,bridge-core-3.3.2,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,qode-optimizer-1.0.4,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode-smooth-scroll-enabled,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-8.0,vc_responsive

The Mechanic (1972)

Producción de Robert Chartoff e Irwin Winkler, que tiene como protagonista a un metódico asesino a sueldo (Charles Bronson) que lleva una vida completamente aislada y solitaria entre cada uno de sus trabajos por encargo. Después de uno de ellos, se asocia con un joven (Jan-Michael Vincent) que desea aprender todos sus técnicas y trucos. Juntos, una vez finalizado el entrenamiento, viajarán al sur de Italia para realizar una de estas ejecuciones. En manos del británico Michael Winner, “The Mechanic” es un film irregular que no acaba de aprovechar todas sus posibilidades, quizá, en parte, porque la relación entre los dos protagonistas nunca termina de estar bien definida. Aún así, alguna de las elaboradas secuencias que muestran los métodos del personaje de Bronson, así como las secuencias de acción hacia el final, contienen bastante interés. Keenan Wynn y la esposa de Bronson en la vida real, Jill Ireland, completan el reparto de una película cuyo argumento fue retomado en “The Mechanic” (2011), protagonizada por Jason Statham.

El director de fotografía fue Richard H. Kline [ASC], uno de los operadores más importantes en Estados Unidos en aquélla época, en su primero de cuatro trabajos (aunque a veces no completos) a las órdenes del realizador Michael Winner. Hijo de un director de fotografía de Hollywood (Benjamin Kline), Richard Kline comenzó su carrera como primer operador en TV, después de haber sido primero ayudante y luego operador de cámara en cine, trabajando tanto para su padre, como para directores de fotografía como James Wong Howe, Philip Lathrop y, sobre todo, Burnett Guffey. Por su primera película, después de haber trabajado en televisión, recibe su primera nominación al Oscar (“Camelot”, Joshua Logan, 1967). Después vendría una segunda por “King Kong” (John Guillermin, 1976) y colaboraciones con Richard Fleischer como “The Boston Strangler” (1968), “Soylent Green” (1973) o “Mandingo” (1975); con Robert Wise en “The Andromeda Strain” (1971) o “Star Trek: The Motion Picture” (1979) o incluso con Brian de Palma, en “The Fury” (1978). En los 80, cuando su nivel de trabajo ya decae, destaca sobre todo “Body Heat” (Lawrence Kasdan, 1981), aunque permanece activo hasta 1995 en trabajos de mucho menos interés.

“The Mechanic” es un buen ejemplo del trabajo de Richard H. Kline, puesto que difiere bastante del estilo habitual de fotografía en color de los años 50 y 60 en el que se había formado, con serios intentos de conseguir una imagen menos recargada y más natural, pero sin lograr acercarse a los planteamientos que propugnaban los directores de fotografía (americanos) más modernos del momento, como podría ser Conrad L. Hall con títulos como “Fat City” o “Electra Glide in Blue”, que van de forma clara uno o dos pasos más allá que lo que hace Kline. A pesar que es un film rodado total o principalmente en localizaciones, todavía se aprecian en Kline determinados manierismos del cine de estudio, tales como algunos contraluces o luces duras y puntuales, a veces sobre los actores o determinados puntos del decorado, para llevar la luz justo al sitio en el que el director de fotografía necesita la exposición. Ello también se aprecia en algunos de los exteriores, en los que Kline emplea luz de relleno, quizá en menor medida que la hubieran usado sus maestros, pero en cierto modo continuando el trabajo o tradición de aquéllos.

Sin embargo, gran parte del film hace uso (y de forma bastante acertada) de una mezcla de luz difuminada o rebotada no ya sobre los actores, sino incluso para iluminar los decorados o localizaciones, que es la parte del trabajo de Richard H. Kline que sí resulta mucho más novedosa. Incluso en bastantes escenas nocturnas, el director de fotografía recurre de forma muy notoria a la subexposición y/o revelado forzado, a veces incluso de forma exagerada, ya que el grano que aparece en pantalla se hace muy evidente. Pero gracias a esos bajos niveles de intensidad de luz, consigue que las fuentes de luz integradas en pantalla estén realizando, aunque sea parcialmente, algún trabajo de iluminación, en contraposición al viejo estilo de ubicarlas en el decorado (sin más) y hacer que aparatos de luz cinematográfica, fuera de cuadro, sean los que realmente lleven el peso de la iluminación. Los resultados de este sistema mixto entre lo viejo y lo moderno no siempre lucen perfectos (incluso hay alguna noche americana en el film que luce algo deficiente), además que en esta época el zoom estaba muy de moda y ello obligaba también a iluminar “para él” al menos a T4.0, pero “The Mechanic” es un film que intenta y consigue ser mucho más realista que el cine en color de décadas anteriores. El metraje principal, por cierto, parece rodado con lentes Bausch & Lomb Super Baltar, en lugar de los habituales equipos Panavision o Arri con lentes Cooke.

Curiosamente, para las escenas rodadas en Europa, en concreto en Nápoles y sur de Italia, Winner no se llevó a Kline a las localizaciones (algo que sí hizo William Friedkin con Owen Roizman el año anterior en “The French Connection”), sino que allí contó con otro de sus operadores de cabecera, el británico Robert Paynter [BSC], famoso posteriormente por su colaboración con John Landis en títulos como “An American Werewolf in London” (1981), “Trading Places” (1983), “Thriller” (1983) o “Into The Night” (1985). Operador de orígenes en el documental, Paynter hace que las imágenes captadas por él se integren muy bien en el metraje de Kline, con un estilo quizá aún más directo y europeo que, sin embargo, le va bien a esa sección de la proyección en la que prima la acción y la fotografía para mostrar localizaciones y valores de producción. Los resultados, por lo tanto, si bien no están a la altura del gran trabajo de Roizman (con el que guarda alguna reminiscencia, sobre todo en la sección rodada en Italia), son bastante interesantes, por esa fusión entre la vieja escuela y lo moderno.

Título en España: Fríamente, sin motivos personales
Año de Producción: 1972
Director: Michael Winner
Director de Fotografía: Richard H. Kline, ASC
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: fotografía de escenas europeas a cargo de Robert Paynter, BSC

Vista en Blu-ray



Language / Idioma