La única colaboración entre el realizador Blake Edwards y Peter Sellers fuera de su famosa saga de “The Pink Panther” fue esta emblemática comedia en la que el actor británico interpreta precisamente a un actor, solo que hindú, que viaja a Hollywood para protagonizar una película de época. Sin embargo, es tan patoso que, en la última escena del film, vuela por error un fuerte real antes que las cámaras puedan registrarlo, de modo que el productor decide meterlo en su lista negra… pero también se equivoca y lo que hace es apuntarlo en la lista de invitados de una fiesta que ofrece en su casa. Una vez allí, toda una serie de despropósitos por parte del actor, el servicio y otros invitados tendrá imprevisibles consecuencias. “The Party”, en muchos aspectos, es un film antecesor de los futuros shows televisivos que llevaran a la fama a cómicos como Benny Hill y Mr. Bean, en el que la capacidad de un único hombre (en este caso, un enorme Peter Sellers) para hacer reir a la audiencia con los desastres que genera es el motor de un film en el que el argumento y su desarrollo prácticamente son inexistentes y que lo fía todo a un puñado de gags absolutamente memorables.
El director de fotografía fue, por única vez en la carrera de Edwards, el norteamericano Lucien Ballard [ASC]. Ballard, uno de esos operadores cuyos inicios se remontaban a la llegada del cine sonoro, fue por supuesto un operador formado en el sistema de estudios, que fue escalando posiciones desde ayudante hasta director de fotografía y que había comenzado su carrera en el blanco y negro, para posteriormente ir añadiendo a su repertorio herramientas como el color y el CinemaScope. Cuando se hizo cargo de “The Party”, su larga carrera incluía ya colaboraciones con Stanley Kubrick (“The Killing”), Henry Hathaway (“True Grit”), Tom Gries (“Will Penny”) o, sobre todo, Sam Peckinpah (“Ride the High Country”), del que se convertiría en un habitual y para el que rodaría posteriormente su obra maestra, “The Wild Bunch”. Ballard, a su vez, también es conocido por ser el inventor de la luz “Obie”, en honor de su entonces esposa, la actriz Merle Oberon, un aparato de luz frontal que se situaba lo más cercano al eje de cámara para mejorar el aspecto de la actriz y ocultar defectos en su rostro.
En el caso de “The Party”, cabe destacar que, al parecer, debido a que el guión sobre el que se inició el rodaje era prácticamente inexistente, los cineastas utilizaron un sistema de vídeo cerrado con el que veían de forma inmediata la toma que había grabado la cámara Panavision de 35mm y, a través del mismo, decidían cúal iba a ser la siguiente, construyendo el film sobre la marcha. A pesar de este avance, la fotografía de “The Party”, como todos los trabajos de Lucien Ballard, tiene un aspecto muy clásico y ajeno a cualquier tendencia vanguardista de la época. Rodada en un decorado construido en estudio, Ballard siempre mantiene unos niveles de iluminación conservadores (entre T/4 y, más bien, T/5.6), que en las emulsiones de la época requerían al menos 400 candelas de intensidad de luz, los cuales evidentemente son obtenidos a través de luces duras y dirigidas tanto sobre los actores, como sobre el decorado, teniendo normalmente mucho cuidado para que las paredes de éste recibieran una intensidad de luz inferior y, por lo tanto, se crease algo de contraste en la imagen. Ballard, como hemos indicado antes, también era un consumado especialista a la hora de retratar a los intérpretes, casi siempre a través de luz frontal que evitaba cualquier sombra sobre los rostros.
Así pues, debido a que el estilo es decididamente “high-key” y no aporta unos valores especiales a la imagen, lo mejor de la misma, sin lugar a dudas, es la elección del formato panorámico anamórfico, no sólo porque el mismo la diferencia de cualquier otro trabajo no ideado o destinado a la gran pantalla, sino por cómo el mismo es utilizado por Edwards para componer con los actores muy bien repartidos a lo largo y ancho del fotograma sino, especialmente, por cómo coreografía el realizador numerosos gags utilizando ese ancho de pantalla, o incluso también los fondos o segundos términos de sus imágenes, una cualidad que siempre tuvo el realizador norteamericano para el gag visual, independientemente de cúal fuera el director de fotografía que empleara.
Título en España: El Guateque
Año de Producción: 1968
Director: Blake Edwards
Director de Fotografía: Lucien Ballard, ASC
Ópticas: Panavision C-Series
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Vista en DVD
© Ignacio Aguilar, 2013.